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Extranjeros residentes en Temuco reviven las tradiciones de sus países

Fiestas. Españoles, brasileños, peruanos, bolivianos y argentinos cuentan cómo viven el Año Nuevo lejos de su tierra, en La Araucanía, territorio que -concuerdan- merece paz este 2015.
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aariasv@australtemuco.cl

Un grupo de extranjeros, en donde destacan españoles, brasileños, argentinos, bolivianos y peruanos, hizo ayer un paréntesis en sus respectivas jornadas de trabajo y compartió con El Austral sus respectivas tradiciones de Año Nuevo.

Día de fiesta y tradiciones. Una jornada emotiva y sensible para toda población, pero que se potencia aún más en los corazones de estos extranjeros residentes en Temuco.

Están a kilómetros de distancia de su país natal y ya sea por trabajo o para explorar nuevas oportunidades recalaron en estas lejanas tierras.

Algunos llevan sólo meses y otros varios años, sin embargo, declaran estar felices y agradecidos de La Araucanía.

Por lo mismo, sólo desean que el 2015 traiga paz y amor a la Región, la que consideran bendecida por la belleza natural de sus parajes.

DOCE UVAS

Noemí Salvador (36) es de Cataluña, España. Es doctora en Ciencias Biológicas y trabaja en la Universidad Autónoma de Chile campus Temuco.

Llegó hace cuatro años junto a su esposo, quien es chileno y al que conoció mientras ambos estaban sacando sus postgrados en Barcelona.

"Nos venimos directamente a Temuco, porque era el sueño de él. Vivimos en una parcela en los alrededores de la ciudad y estoy fascinada con el lugar", comenta esta académica, cuyo panorama el día de hoy será esperar las doce disfrutando de las luciérnagas junto su esposo y su pequeño hijo.

Si bien no creció con muchas cábalas, a la hora de detallar las tradiciones de su país, explica que el ritual infaltable es "comer las doce uvas al ritmo de las primeras doce campanadas que inician el nuevo año. Eso es algo que me costó no hacerlo estando aquí".

"Lo otro típico, añade Noemí, además de tomar champaña, es llevar una liga y ponerse calzones rojos para la buena suerte. Algunas personas también queman lo malo del año, escribiéndolo en un papel", acota.

SIETE OLAS

Guilherme Bresciani (35) es de Puerto Alegre, Brasil. Es doctor en Fisiología y desde hace nueve meses también trabaja en la Universidad Autónoma de Chile campus Temuco.

Este fue un año de mucho trabajo para Guilherme, quien terminó su estudios de postgrado en Temuco, mientras trabajaba. A mitad de año llegó su polola brasileña y con ella planea permanecer en la ciudad. "Estoy muy agradecido y me encanta el lugar. Hay mucho que hacer aquí y es un reto importante para mí", explica el académico.

Consultado por las tradiciones de su país, indica que en Puerto Alegre, el calor y la playa son el epicentro de los festejos.

"Tengo unos recuerdos tremendos de ello. Cenábamos y luego nos íbamos a la playa con traje de baño y todo a esperar las doce. Allá en Brasil está la tradición de saltar las siete olas, inmediatamente después de las doce", plantea este brasileño, cuyas raíces maternas son italianas y, por lo mismo, comenta que "en la familia comíamos lentejas para la abundancia. Luego mi abuela repartía una cabeza de ajo a cada uno para guardar en la billetera, le decíamos que sí, pero ya luego lo tirábamos".

PIROTECNIA Y ASADO

Santiago Malano (27) es de Mercedes (Buenos Aires). Es futbolista de Deportes Temuco y arribó a la capital de La Araucanía hace un año y medio junto a su familia.

"Me siento muy a gusto, me encanta la atmósfera de pueblo de la ciudad, la naturaleza y mi sueño para el próximo año es que el Albiverde ascienda a Primera División", subraya el deportista.

A la hora de hablar de las tradiciones de su ciudad natal, un cúmulo de bellos recuerdos se vienen a su memoria.

"Lo más típico de Argentina para Año Nuevo es el asado en cruz. Se asan verticalmente y durante más de siete horas tres tipos de carnes: un lechón, cordero y costillar de vacuno. Lo otro lindo es el espectáculo de pirotecnia, aunque en estos tiempos está más controlado. Cada uno compra los suyos y se arman verdaderas competencias entre los vecinos a ver quién tira más", cuenta Malano.

QUEMA DE MONOS

Robert Cárdenas Ruiz (27) es de Lima (Perú). Lleva cuatro años en Chile y desde hace cuatro meses está en Temuco. Es barman en el restaurante "Mistura Limeña" en donde se luce con su pisco sour.

Si sus planes salen como desea ya en marzo regresaría a su país, con el capital suficiente para instalarse con su propio local. "Allá tengo una hija que ni siquiera conozco en persona, por eso quiero volver", indica este peruano que se emociona al hablar de las tradiciones de su país.

"Lo típico es la quema de monos. Cada familia hace el suyo con ropa vieja y la cara es de alguien que detestas. A las doce con una antorcha se queman y con ese ritual despedimos todo lo malo del año para recibir el nuevo. También se le agrega pirotecnia al mono. Es algo muy lindo", detalla Robert.

ESCALERAS Y FRICASÉ

Rogelio Medina Villacorta (43) es de La Paz (Bolivia). En febrero cumplirá dos años en Temuco como entrenador de rácquetbol en el G2 del Germán Becker.

En marzo de este año llegó a hacerle compañía y con la esperanza de armar un proyecto de vida su novia también boliviana, Jheimy Rodríguez, quien acaba de postular a la Ufro a la carrera de Ingeniería en Construcción.

Ambos explican que en su país el Año Nuevo se recibe con un sin fin de rituales. "Se estila comprarse ropa nueva, alguien te tiene que regalar calzones amarillos o rojos y la cena sí o sí tiene que ser un lechón acompañado de camote. Las doce se esperan con la puerta abierta y a medida que te vas comiendo las doce uvas subes escaleras para tener más y mejores logros. La noche culmina con un buen fricasé", explica Rogelio Medina.