Hallan muertos en su cama matrimonial a dos abuelitos
misterio. Servicio Médico Legal deberá dilucidar las circunstancias en que fallecieron al interior de su vivienda, en pleno sector rural de Cholchol.
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En la cama matrimonial, como sellando el pacto que se iniciara con su casamiento, fueron encontrados el pasado domingo los cuerpos sin vida de Juan Millar Barra, de 77 años, e Hilda Canales Jara, de 75, en un hecho rodeado por el misterio y donde las pericias del Servicio Médico Legal serán clave para dilucidar las causas exactas de este doble deceso.
La pareja de adultos mayores vivía completamente sola en el apartado sector rural de Coipuco, a 12 kilómetros del centro urbano de Cholchol. Con sólo un hijo, quien vivía en Santiago, el matrimonio dependía de una pensión y de la solidaridad de familiares lejanos pertenecientes a una comunidad mapuche.
Mientras Juan Millar no podía valerse por sí mismo debido a una ceguera total y a sordera, su esposa también manifestaba problemas de salud.
"Carabineros de Cholchol recibió una denuncia respecto de dos personas adultos mayores, una pareja que vivía sola en su domicilio. Ambos fueron encontrados sin vida por una pariente, al interior de la vivienda", relató la fiscal jefe de Nueva Imperial, Gabriela Rojas, quien agregó que "al lugar concurrió personal de la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones de Temuco, además del Servicio Médico Legal, para realizar las primeras diligencias. En principio no hay señas de intervención de terceras personas en el hecho, sin embargo, esperaremos el resultado de las autopsias".
Patricia Quintriqueo Barra, familiar lejano de la pareja, fue quien encontró los cuerpos sin vida de los dos ancianos.
"Don Juan era primo de mi mamá, ese era el parentesco que nos unía", apuntó la vecina cholcholina. "Ellos vivían solitos, tenían un solo hijo que vive muy lejos, en Santiago. Mi mamá se hacía cargo de ellos porque vivía cerca, y nosotros también los apoyábamos".
Según Patricia Quintriqueo, "ellos vivían de su pensión. El era sordo y ciego, y ella tenía hipertensión y asma. Yo cada vez que podía me daba una vuelta por el lugar y les pasaba a dejar un pancito, leche".
Fue precisamente en uno de estos recorridos que esta vecina del sector Huitramalal se encontró con los cuerpos sin vida de la pareja de adultos mayores.
"El domingo pasado fui a visitar a mi mamá que vive por ese lugar, y de vuelta pasé a verlos, eran cerca de las 18 horas", rememora Patricia Quintriqueo. "Me extrañó encontrar la puerta de entrada semiabierta, lo que me pareció raro porque vivían con llave de noche y de día... Pensé "la tía estará durmiendo" y me metí a la casa".
Un rápido recorrido por la cocina y el silencio, pese a los llamados de la vecina cholcholina, la hicieron suponer que algo no andaba bien.
"Finalmente me metí al dormitorio y allí los encontré sobre la cama matrimonial", apunta la testigo. "Lo primero que pensé era que estaban durmiendo. El abuelito estaba en posición normal, y la abuelita atravesada en la cama, tendida con la cabeza recostada sobre el estómago de él".
El silencio y la falta de movilidad le hizo acercarse a comprobar si había respiración, confirmando que ambos estaban fallecidos.
"No sabemos qué pasó pero me imagino que el primo -así le decíamos- murió primero, tal vez de un ataque, y ella no supo qué hacer y producto del shock falleció... pero eso debe determinarlo la investigación", relató Quintriqueo.
La testigo asegura que el golpe fue muy fuerte también para ella. "Desde que los vi casi no he podido dormir. Yo quise despertarlos y comprobé que estaban tiesos, cerré los ojos, me puse a llorar y salí corriendo de la casa. Mi marido estaba en el camino y le dije "¡la tía falleció, están los dos muertos", y después llamé a Carabineros".
Tras los peritajes de la Brigada de Homicidios de la PDI de Temuco, los cuerpos fueron levantados y trasladados hasta el SML de la capital regional, que entregará el informe, en dos semanas más, según o señalado por fuentes de la Fiscalía.
Tras la entrega de los cuerpos, el único hijo del matrimonio, Juan Millar, viajó desde Santiago para estar junto a sus padres, cuyos cuerpos fueron velados en su casa de Coipuco.
"Mi papá vivió aquí toda su vida", contó Juan Millar. "Posteriormente mi mamá se vino a vivir aquí al campo. Fue muy duro para mí enterarme de esto, mi papá habría tenido un problema al corazón, y tenía un bracito marcado al parecer por la insistencia de mi mamá para que reaccionara. Es posible que haya fallecido ella por la impresión, el shock de ver muerto a su esposo".
La investigación deberá aclarar los puntos ciegos de esta historia, que sembró el desconsuelo en los áridos campos del interior de Cholchol donde se desarrolló la dura vida del matrimonio .