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El día en que el volcán Villarrica mostró su furia

Erupción. Más de tres mil personas fueron evacuadas, la mayoría de Pucón. Las zonas de seguridad fueron verdaderos campamentos y el rugir del volcán atemorizó a los turistas.

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Las mascotas de la familia Aliante-Alarcón comenzaron a inquietarse cerca de las 2.30 de la madrugada de ayer en su hogar ubicado en el camino que une la comuna de Pucón con Caburgua. Una sensación extraña obligó al padre de familia, Gannio Alarcón, a mirar hacia el volcán y descubrir que la tan anunciada erupción de macizo estaba ocurriendo como se temía.

Tomó a sus tres hijas, a su esposa, los baldes con agua que tenía guardados, unas frazadas, un perro y comenzaron un peregrinaje entre miles de personas que de manera casi intuitiva se trasladaron hasta el sector de La Península en Pucón.

La violenta erupción del volcán Villarrica, el más activo del país y uno de los de mayor actividad de Sudamérica, obligó a evacuar a 3.385 personas de Pucón, Villarrica, Curarrehue y Coñaripe y delimitar una zona de alerta roja de 10 kilómetros en torno al macizo, a la que no se podrá acceder por lo menos hasta hoy. Aunque lanzó espectaculares lenguas de lava, no causó mayores estragos.

La erupción elevó el cauce de algunos ríos y cortó dos puentes por el derretimiento de la nieve en los faldeos del volcán, de 2.847 metros sobre el nivel del mar, lo que según el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, dejó 45 familias aisladas en El Cerdúo Alto y Cerdúo Bajo, afectadas por la crecida del río Turbio.

Después de varias semanas con actividad, el macizo despertó a las 3.01 de ayer con una erupción que se prolongó por unos 50 minutos. Los gases se elevaron hasta 3 kilómetros.

EVACUACIóN

"Comenzamos a caminar y la gente estaba desesperada. Había una locura total por llegar a La Península y la gente tomó sus autos y no respetaba nada. Fue de un minuto a otro y cuando veníamos caminando además sonó la alarma. Era una locura", comentó con una frazada puesta sobre sus hombres una abrumada Sonia Aliante.

Junto a ella otras miles de personas de la zona lacustre y lugares aledaños caminaban hacia los dos lugares de seguridad que se habían anunciado, Los Calabozos y La Península, mientras se decretaba la alerta roja desde Sernageomin y la Onemi, despertando a todos quienes no escucharon las 5 alarmas que hizo sonar Bomberos y que se replicaron en las comunas de Villarrica y Panguipulli.

"Nosotros somos todos de la Villa Cordillera y nos organizamos para venirnos juntos a La Península. Somos 7 adultos con tres guaguas, que estábamos acá en esta carpa que nos prestó un caballero para dejar a nuestros bebés. El problema es que no nos ayudaron mucho, hubo que salir por nuestros medios y no teníamos nada para los niños, aunque muchos ya estaban con sus cosas listas para una emergencia, igual hay un temor cuando se ve una fumarola tan grande" comentó, Juliana Verdugo, quien se mantuvo bajo una cochera de vehículos para jugar golf del sector La Península mientras los niños dormían en la carpa.

Ya eran las 4 de la madrugada y el sector de La Península estaba colapsado. Turistas asustados, personas discapacitadas, niños y niñas con sus padres, y jóvenes que venían de acampar con sus amigos buscaban cualquier lugar para poder mantenerse seguros. Mientras en la Municipalidad de Pucón se coordinaba todo con Temuco y las autoridades nacionales para que no se registrara ningún tipo de pérdida de vidas humanas y que la evacuación de las tres comunas se llevara a cabo con tranquilidad.

"Nosotros somos de Santiago, nos despertaron en el Hotel Enjoy y nos trajeron. Fue como a las 3.15 que ya estábamos listos para la evacuación y la verdad es que sabíamos de la actividad sísmica pero no creíamos que sería tan grande como lo que estamos viendo", relataba aún sorprendido el turista Harry King.

Fue tanto el temor de quienes no son de la zona que incluso una joven llamada Liliana Guzmán, aseguraba que había escogido Pucón como su ciudad para vivir hace 6 meses, luego de estar años en Europa, pero que el miedo generado por la erupción la obligó a desistir.

"Yo me quería venir pero ahora no me vendré por esto del volcán. Estamos asustados, con mucho miedo porque fue gigante la fumarola. Igual yo estaba preparada con mi bicicleta, mi saco de dormir, agua, frutos secos y todo para una emergencia, pero no me quedo en Pucón", relataba la joven.

Fue tras el mayor estruendo y la evacuación de la gran parte de la ciudad, que pasadas las 5 de la madrugada el lugar de La Península comenzaba a convertirse en un campamento más, sin embargo, también se iniciaron los reclamos pues muchas personas estaban desorientadas todavía.

"Nadie nos decía nada, nadie nos informó nada, sentimos la sirena y nos vinimos. Acá nos encontramos con que no hay agua, no hay carpas, no hay señalización y se sabía que esto pasaría", dijo Jimena Conejeros, quien estaba con toda su familia en el lugar mientras esperaban el anuncio para volver a la ciudad y se mostraba bastante molesta porque incluso se habían mojado cuando las regaderas, que son programadas, comenzaron a funcionar en el sector de la cancha de golf.

Colapso

Si bien las familias evacuadas estaban en un lugar seguro, una vez que la población de La Araucanía y el país se enteró de la erupción comenzó un traslado masivo de quienes tenían familiares o amigos en la zona lacustre, lo que generó momentos de caos en la vía.

Esto porque desde el Ministerio del Interior y la Onemi se decretó que Carabineros no permitiera el paso de ninguna persona desde Freire hacia Curarrehue.

Fue así que se cerraron todos los caminos y sólo en casos puntuales se permitía el paso de vehículos, pues además se estaba informando desde Emergencia que los ríos Correntoso, Voipir y Turbio habían aumentado sus caudales, llevando pequeños flujos de lodo, lo que ponía en peligro los puentes del lugar y su posible colapso.

Amanecida

Ya pasadas las 6.30 horas, y cuando todavía Sernageomin mantenía la alerta roja por actividad del volcán Villarrica, los vecinos de Pucón y de los lugares aledaños comenzaron a retornar a sus casas para verificar que no hubiera ningún tipo de problemas.

A las 9 horas, el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) verificó el descenso de la actividad eruptiva, por lo que la Onemi redujo la alerta roja a un diámetro de 10 kilómetros en torno al cráter y alerta amarilla para la zona contigua.

Mientras tanto, en Temuco y en La Moneda se coordinaban para verificar en terreno lo que estaba sucediendo esperando hasta el amanecer para sobrevolar el volcán a cargo del intendente, Francisco Huenchumilla.

La vuelta a los hogares fue en completa normalidad, el apoyo de la Municipalidad de Pucón, Carabineros y Bomberos, especialmente para el traslado de las personas a sectores rurales, permitió desarrollar mucho más tranquilos el regreso, eso sí con una ciudad de Pucón absolutamente despoblada y sin ningún tipo de servicios, excepto de la Municipalidad.

El alcalde de Pucón, Carlos Barra, quien estuvo en todo momento apoyando la evacuación, aseguró que se cumplieron los protocolos.

"Esta fue una evacuación voluntaria y la gente se fue a los lugares que estaban informados. Si bien tenemos familias aisladas, que son 3 ó 4, ya estamos en contacto con ellas. Nosotros no tenemos un lugar de emergencia volcánica, todo es una improvisación con los medios que tenemos y por eso hay gente que se queja, pero si hasta agua teníamos. La gente habla de fatalidades pero teníamos todo para que subieran a la zona de seguridad. Acá son 3 horas de angustia y luego retoma su estado normal", dijo Barra.

Comercio

En medio de este proceso de normalidad es que los habitantes de Pucón comenzaron a sentir la emergencia en la búsqueda de servicios básicos. Una serie de turistas se agolpaba en las afueras de los terminales de buses para buscar algún vehículo que los pudiera sacar del lugar, sin que existiera respuesta.

"Nosotros llegamos ayer y como a las 3 de la madrugada comenzamos a sentir los gritos en el hostal donde estábamos. Veníamos de Santiago y queríamos unas vacaciones y estábamos aterrados con lo que estábamos viendo. El problema es que no había señalización para saber dónde ir, así que seguimos a la gente. Ahora que estamos de vuelta de La Península queremos irnos de acá pero no se puede porque no hay buses hasta mañana", aseveró Margarita Sanhueza.

Cerca de las 14 horas las personas comenzaron el retorno a casa ante una aparente normalidad.