Diez días después del anuncio de la Presidenta Michelle Bachelet en cuanto a la declaración del estado de zona emergencia para las comunas de La Araucanía afectadas por la sequía, el ministro de Agricultura, Carlos Furche, visitó esta semana la Región para materializar el decreto y coordinar la entrega de las primeras ayudas para los afligidos agricultores y ganaderos, muchos de los cuales ya estaban empezando a vender sus animales por la imposibilidad de darles alimento y la necesidad de llevar ingresos hacia sus hogares. El estado de emergencia implicará la destinación de 11 mil millones de pesos en la Región, con los cuales se espera comprar forraje para el ganado bovino y ovino, además de facilitar las plantaciones de cultivo suplementario, con el propósito de mejorar la provisión de alimentos un vez que varíen las condiciones climáticas.
El drama de la sequía ha perseguido de manera implacable al sector agrícola y ganadero en lo que va del año, tanto que ya muchos hablan del peor período con déficit hídrico desde el año 1968. Para una zona como La Araucanía, acostumbrada a recibir lluvias incluso en el verano, la realidad de esta temporada ha superado las peores proyecciones: un 98 por ciento de déficit hasta lo que va de marzo. O dicho de otra forma: 3,9 milímetros de agua caída desde el 1 de enero de este año, versus el promedio histórico para igual período, que es de 109,6 milímetros de precipitaciones.
Un aspecto relevante en la distribución de la ayuda derivada del estado de emergencia es que llegue a la mayor cantidad de agricultores afectados, independiente de su eventual condición de usuarios de los programas del Estado. La sequía está provocando perjuicios en todos quienes ejercen su actividad productiva en el campo, sin considerar si están o no en los registros de Indap. Y muy importante, que el forraje no se empantane en los grises vericuetos de la burocracia, sino que exista la suficiente capacidad de gestión y celeridad para que responda a lo que es, una ayuda de emergencia.
Quienes conocen de mejor manera el drama de la sequía son los alcaldes, por lo que también es necesario que sus prevenciones sean escuchadas. En caso contrario, transcurrirán las semanas y en lugar de disminuir, el problema se irá acrecentando.