Lo que sigue dejando el verano
De la investigación desarrollada por colegas y estudiantes en el marco del libro "Vidas de Papel. Negocio de la madera y conflicto intercultural en Chile", del cual cual hablé en mi columna anterior, se pueden desprender varias cuestiones que están más allá de las posibles responsabilidades ante la muerte de los brigadistas forestales que combatieron el incendio del fundo Casa Piedra en Carahue. Por lo demás, este caso quedó en nada en los tribunales de justicia.
La primera cuestión interesante a plantear es el marco de libertad en el cual opera la industria forestal en Chile. Es posible observar hoy la crisis que viven muchas comunidades que ven secos sus pozos y resecos sus territorios. A las largas estaciones de sol y la disminución de las lluvias, se suman las plantaciones de pino y eucaliptus que absorben las napas subterráneas, alterando gravemente el ecosistema. ¿Que entregan trabajo? Eso dicen muchos. Por supuesto. La pregunta que debemos hacernos es si es suficiente el empleo que dan para el daño que causan.
La segunda cuestión fue descubrir la profunda precariedad laboral en la cual vivían las víctimas del incendio del fundo Casa Piedra. Se trataba de trabajadores que arriesgaban su vida por sueldos verdaderamente miserables. Soy de los que no creen en la heroicidad de los bomberos si por ello se hace referencia a profesionales que no perciben sueldo, arriesgan su vida o, como en el caso de los brigadistas, ganan un poco más del sueldo base. Es necesario que trabajen con los mayores estándares de profesionalismo y equipamiento posible. Debemos dejar de vivir en una sociedad de la caridad y de la heroicidad mal sana.
El tercer aspecto importante es algo que nos conmueve hoy: el incendio forestal del Parque Conguillío. Esto nos muestra nuevamente la necesidad de crear una organización de bomberos forestales con mayores dotaciones. Se trata de un trabajo donde efectivamente se arriega la vida y cuya labor es fundamental para la sociedad en su conjunto. Las autoridades de la Región, los diputados y senadores, los líderes de opinión, la ciudadanía, debemos reclamar una política de Estado para la protección adecuada de nuestros bosques. Esto es algo fundamental en todo Chile.
Un cuarto aspecto que me gustaría destacar es mi indignación ante el centralismo de las preocupaciones que tienen tanto los medios de comunicación nacionales como de las autoridades políticas. Cuando en Santiago hay inundaciones, caen granizos, etc. etc., hay tan amplia cobertura de los medios de comunicación, así como preocupación de las autoridades, que llega a cansar. En las regiones, en cambio, debemos gritar auxilio para ser atendidos. Es realmente una vergüenza. Es como si fueran dos Chile: Santiago - el resto. ¿Hasta cuándo esperaremos un verdadero proyecto de regionalización?
Luis Nitrihual,