De milagro se salvó un escolar de 11 años del violento ataque de dos perros, un akita y otro pitbull, ocurrido en el sector rural de Roble Huacho en la comuna de Padre Las Casas.
El pequeño Guillermo Alexis Tregol Neculman casi ve truncado su sueño de ser futbolista profesional. El día del ataque el estudiante que cursa el Sexto Básico en la escuela Roble Huacho, caminaba luego que el furgón escolar lo dejó -como de costumbre- en un cruce cercano a su hogar.
En ese lugar fue violentamente atacado por los canes que con feroces mordidas no le dieron tregua. Los gritos desesperados fueron escuchados por una sobrina de la propietaria de los perros, quien lo rescató.
Producto de la gravedad de las lesiones fue intervenido en el Hospital Regional de Temuco y luego enviado a su casa. Los padres del estudiante relataron el crudo momento que vivieron. En tanto, una de las cuidadoras de los animales asegura que se trató de un descuido y que se evalúa darlos en adopción.
Guillermo Tregol -padre del menor- dice que a partir de ese día no ha conseguido volver a la rutina. La casa donde cuidan a los perros, es paso obligado para su familia. Se desempeña como electricista y cuenta que ha debido rechazar dos trabajos. Señala que mientras los perros sigan vivos no cuenta con la confianza para dejar ir a sus hijos solos al colegio.
"Él venía de vuelta de clases para la casa. Según él, salieron los perros y comenzaron a atacarlo. Él les puso la mano y se lanzaron directamente a la cara. Lo atacaron en los brazos, las piernas, lo botaron. Fue atacado por los dos", afirmó el progenitor que también recordó que la impotencia y la ira lo cegaron ese día, por lo que intentó matar con sus propias manos a los animales.
El padre mencionó que su hijo es amante del fútbol y que entrena en la filial de Padre Las Casas de la Universidad Católica. "Lo único que él me preguntaba es si iba a poder jugar a la pelota", contó muy angustiado el dueño de casa.
La madre, María Eugenia Neculmán, espera que los dueños tomen consciencia y sacrifiquen a los perros. "Para mí la adopción no es una solución definitiva porque los perros ya conocieron lo que es la carne humana, ya le encontraron el gusto", afirmó.
Agregó que "yo misma he sido víctima del perro blanco (el akita) que me ataja en el camino y he tenido que gritar para que agarren al perro".
Descuido
Paulina Curihuinca Huenchumilla (de 75 años) habita en una de las casas que resguarda al Akita de nombre Max. Se acerca al can quien de inmediato adopta una postura pasiva, tierna y sumisa con ella. Lo acaricia y asegura ¿ven que no hace nada?
La mujer relata que justo ese día el portón se quedó abierto. Como nunca, los perros no estaban amarrados y merodeaban por el sector. "Salió el perro y justo venía el niño del vecino, pasó y estos salieron, pillaron el portón abierto. Menos mal mi sobrina venía llegando en auto y lo defendió. Tomó al niño y lo llevó enseguida al hospital", contó la anciana.
Carihuinca aseguró que se trató un descuido ya que "nunca ha estado abierto el portón" y que el animal "siempre se la pasa amarrado".
Sobre el otro perro de la casa, el pitbull de nombre Balto, presume que fue golpeado ya que enfermó en los últimos días por lo que se encuentra en el veterinario. "Nosotros les tenemos harto cariño, queremos darlos en adopción, pero no matar el perro como quiere el caballero", dijo la mujer en referencia al padre de Guillermo.
Colegio
El hecho causó gran conmoción en la comunidad escolar del Colegio Roble Huacho, el que alberga a 172 alumnos oriundos de sectores rurales de Padre Las Casas, quienes reciben educación desde pre kínder a 8° básico.
El jefe de la unidad técnica y profesor de Educación Física, Juan Carlos González, describe al establecimiento como una gran familia. La situación que afectó a Guillermo les preocupó de sobremanera por lo que adoptaron de inmediato algunas medidas.
Junto con cubrir los gastos de las intervenciones quirúrgicas a las que fue sometido, ordenaron al conductor del furgón -que sólo realiza viajes de acercamiento a los domicilios- acompañar a los niños hasta que lleguen a sus casas para actuar en caso que los perros ataquen nuevamente.
"La preocupación de nosotros es permanente respecto de la seguridad de los chicos. Lamentablemente por ser una zona rural nosotros no tenemos mucho dominio de lo que pasa dentro de las casas del sector", explicó el docente.
El recobrar la confianza será una nueva etapa que deberá enfrentar Guillermo. Desde el colegio aseguraron que una vez que se reintegre a clases, un sicólogo trabajará en forma sistemática para ayudarlo a superar el traumático episodio que significó el ataque que pudo terminar con peores consecuencias.