Hay escepticismo respecto a la paz
Creo no cometer una equivocación si sostengo que comienza a posicionarse en La Araucanía un estado de escepticismo respecto a que el conflicto -que es una deuda del Estado chileno con el pueblo originario más numeroso- entre de verdad y pronto en un camino de soluciones y acuerdos para lograr la paz.
En un análisis prudente y no dogmático no debemos olvidar que esta realidad triste e injusta en sus efectos diarios se arrastran de hace más de dos siglos. Hechos vergonzosos del Estado chileno que quitó y entregó tierras mapuches por decretos de fuerza y que escribió páginas terribles capitaneadas por Cornelio Saavedra con tropas de guerra, lo que ha permitido que jóvenes más instruidos que sus antepasados reclamen justicia y reconocimiento en pleno siglo XXI.
Junto con lo anterior -que debe avergonzar al Estado chileno- planteo que la vocación de hacer germinar la tierra por otros sectores debe contar con una responsabilidad de derechos y una claridad sobre las reglas a respetar.
Mapuches y huincas deben sentarse a conversar, a parlamentar y dialogar para darle una salida al conflicto que tiene a La Araucanía sumida en la depresión. Una verdad del porte de una casa es que es el Estado es el culpable y es el que debe solucionar la compleja situación en que está la Región, así de simple.
Si ello no ocurre urgente y responsablemente La Araucanía seguirá siendo una de las últimas en desarrollo, ya no hay interés en inversiones en el campo, nuestro débil turismo tendrá perspectivas menores si no hay paz y para qué hablar de la industrialización que seguirá aumentando las arcas fiscales de Santiago, que es el dos por ciento del territorio chileno.
Hoy veo con preocupación que se crea una "nueva mesa de diálogo", pero en ella no están los dirigentes que representan en la realidad las demandas y la naturaleza del conflicto por parte de mapuches y otros sectores agrícolas de la zona.
¿Es ésta una iniciativa más de las que han emergido en los últimos 24 años destinadas a desaparecer silenciosamente? Si así es, nuestro futuro regional está en grave riesgo. Debe primar el diálogo entre todos los actores.
Roberto Muñoz Barra,