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Alerta naranja y acceso al volcán

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Apoco más de dos meses de la erupción del volcán Villarrica que conmocionó a Pucón y al resto de la zona lacustre, el Servicio Nacional de Geología y Minas (Sernageomin) ha resuelto mantener aún la alerta naranja por la inestable actividad que presenta el macizo y que probablemente podría conducir, según el último reporte de ayer en la tarde, a nuevos pulsos eruptivos en un plazo de días o semanas. Los informes regulares que prepara el organismo, según la información que recopila el Observatorio Vulcanológico de Los Andes del Sur (Ovdas), no han variado el tono de las advertencias técnicas, por lo que se mantiene sin variaciones la recomendación del área de exclusión de los cinco kilómetros en torno al cráter y, además, la franja de 200 metros a cada costado de los cauces desde su eje por ser zona inundable.

Esta condición se ha convertido en materia de debate en Pucón, donde están quienes han pedido que se rebaje la alerta y los que esperan que se mantenga mientras los organismos técnicos así lo indiquen. Quienes apuntan a la normalización del estado del volcán dicen que éste no ha dado grandes muestras de actividad y que es una imperiosa necesidad volver a ofrecer los servicios turísticos en la zona, hoy imposibilitados por la exclusión de los cinco kilómetros. La brusca caída del flujo de turistas parece ser para ellos el principal argumento para levantar la alerta naranja. Los de la vereda del frente, en cambio, prefieren que se eviten los riesgos por más perjuicios que se provoquen.

Es un debate necesario, pero en el cual se deben poner sobre la mesa las imágenes del 3 de marzo en Pucón y las que a fines de abril proporcionó el volcán Calbuco en la Región de Los Lagos. Una erupción volcánica es un evento de la naturaleza tan colosal que sus efectos se dejan sentir incluso en otros continentes; y la verdad es que no se ve muy prudente saltarse las recomendaciones técnicas de los vulcanólogos, que son quienes miden diariamente el estado del Villarrica.

La sola posibilidad de producirse una erupción cuando haya turistas en las cercanías debiera ser el principal motivo para desaconsejar cambios por ahora.