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Con gran éxito debutó el domingo la superproducción televisiva, "Sitiados", serie de ficción protagonizada por el chileno Benjamín Vicuña ("Prófugos") y el colombiano Andrés Parra ("El patrón del mal") y que mostró el Sitio de Villarrica, evento que tuvo lugar entre 1598 y 1601 en La Araucanía, en donde 500 españoles quedaron prisiones en un fuerte a manos de los mapuches.
La coproducción internacional de Fox Channels Latin America, Televisión Nacional de Chile (TVN) y el Consejo Nacional de Televisión (CNTV), que fue dirigida por el chileno Nicolás Acuña y contó con la participación de 2 mil 100 actores, que usaron más de 100 armaduras y 300 trajes, fue analizada por distintos expertos en materia indígena quienes encontraron similitudes con la realidad en esta ficción basada en un hecho histórico.
De esta manera, el guión, idea original de Carmen Gloria López, quien trabajó junto al argentino Wilfredo Van Brook, logró dar con elementos que efectivamente formaron parte del estilo de vida de mapuches y españoles del siglo XVI y XVII. Si bien es cierto que existe una dramatización de por medio, el investigador e historiador mapuche, Juan Ñanculef, sostuvo que esos elementos, específicamente la pintura, se mantienen hasta hoy, así "los mapuches se pintaban con un azul profundo, un celeste o un blanco, rara vez negro. El azul profundo es el universo cósmico global, el blanco se refiere a la búsqueda de la paz, al tiempo de tranquilidad, y el celeste se refiere al espíritu de uno, de cada entidad humana", señaló.
Para el doctor José Manuel Zavala del departamento de Antropología y Núcleo de Estudios Interétnicos e Interculturales de la Universidad Católica de Temuco, la pintura del rostro es algo que "posiblemente existió", ya que era común en guerreros ese tipo de marcas. Mientras que para el historiador mapuche Sergio Caniuqueo, ese tipo de antecedentes guarda relación con los relatos de soldados que hicieron hincapié en el uso de pintura y esa estética.
DESACUERDO
Sin embargo, hay un punto en el que no hubo acuerdo, y que tiene que ver con la estética del cabello de los soldados mapuches, quienes aparecen caracterizados, además de la pintura en el rostro y cuerpo, sin la cabellera característica con la cual son retratados habitualmente. Así, el doctor Zavala, en cuanto a las "cabezas rapadas", declaró no tener ningún antecedente que apoye esa representación en pantalla. Afirmación que es complementada por Ñanculef, quien agregó que "por los antecedentes que tenemos, la naturaleza humana mapuche se dejaba el pelo largo, los mapuches no nos cortábamos el pelo por una cosa pragmática, es decir, no teníamos ni peluquería ni tijeras, entonces lo lógico es que los conas o los soldados mapuches estuvieran siempre con su pelo largo o con trenza o amarrado con el cintillo de guerra".
Sin embargo, Sergio Caniuqueo, advierte que "esa estética puede corresponder a las primeras guerras con Michimalonco o al levantamiento de Lautaro en 1553, aproximadamente".
El periodista Pedro Cayuqueo, quien vio el trabajo de Carmen Gloria López al inicio del proyecto sostuvo que "conversamos muchas veces sobre la adaptación histórica de la serie y una de las cosas que destaco, y que se logró, es el apego a una época histórica que es bastante desconocida para la gente y para el imaginario del chileno común y corriente, hay una estética mapuche actual que está muy caricaturizada y relacionada con la estética del indígena norteamericano".
Entonces, "una de las cosas que se planteó fue que tuviera mucho apego a la verdad histórica y se logró, yo sé que ha causado un poco de extrañeza esa imagen de los mapuches rapados, y con pintura, pero eso obedece a que la gente no lee mucho en Chile y tampoco leen las crónicas del siglo XVI y XVII, donde tanto cronistas españoles como los misioneros dan cuenta que esa era la estética que usaban los guerreros mapuches de aquel tiempo", concluyó Cayuqueo.