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La insuperable belleza del paisaje junto al Llaima

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Sea que se ingrese por las comunas de Melipeuco, Vilcún o Curacautín, la belleza del Parque Nacional Conguillío sorprenderá a quienes por primera lo visiten, y devolverá la tranquilidad a quienes usualmente retornan a este monumento natural para olvidarse del estrés de las ciudades.

Con el volcán Llaima como protagonista -de hecho el paisaje de la zona fue modelado por sus erupciones- Conguillío es generoso en bosques, lagos y lagunas. Arcoiris y laguna Verde, lago Conguillío y Captrén, se funden con el bosque catedral que es resguardado por la Araucaria Madre, ejemplar único en Chile con sus 1.800 años a cuestas.

El paso de cenizas, lahares, lava y material balístico expulsado por el Llaima en su última erupción de 2008, está reflejado con toda su crudeza en la entrada al parque por Curacautín. Allí los esqueletos de bosques y las piedras volcánicas muestra el cara y sello de la montaña, en su ciclo de destruir para volver a crear.

El ingreso al Parque Nacional Conguillío por la comuna de Melipeuco deja por un costado la cinta del río Truful Truful y permite visualizar las estribaciones de China Muerta, con sus orgullosas araucarias contrastando contra el cielo, desafiantes tras el gigantesco incendio que durante el verano afectó a este reserva natural.

Por la comuna de Vilcún, el ingreso es pasado Cherquenco. Desde allí, los bosques escoltan al visitante hasta la barrera de ingreso al Parque Los Paraguas, otra puerta de entrada a Conguillío.