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Si bien aún no entra en operaciones, la planta de tratamiento e incineración de residuos hospitalarios que levantó la empresa Ingemedical en el sector Quesquechán, Gorbea, ha despertado el rechazo de los vecinos del sector, en su mayoría productores frutícolas que desconfían y están en alerta por eventuales efectos de contaminación.
Frente a esta reacción ciudadana, la empresa aludida expresa su total desacuerdo. Lo primero que hace es recordar que aún no entra en operaciones y por encima de las especulaciones, asegura que no existen razones técnicas para levantar sospecha alguna de contaminación y plantea que a lo que apunta es a ofrecer un servicio de calidad de la mano de tecnología de punta.
"Ésta es una empresa de servicios ambientales que se creó en 2012 y en principio implementamos una planta de tratamiento de residuos clínicos hospitalarios bio-peligrosos considerando que en Chile hay un monopolio respecto de ese mercado", acota el gerente comercial de Ingemedical, Rodrigo Sandoval.
Con oficinas en Villarrica, Sandoval explica que la empresa siempre se ha mostrado con una política de puertas abiertas con la comunidad de Quesquechán, pero expresa que ha sido imposible presentar de buena manera a los vecinos cómo funcionarán en el sector porque existen algunas personas que no han permitido sostener una conversación sin tensiones.
El representante de la empresa hace hincapié en que la planta trabajará con tecnología europea certificada, en particular, un incinerador italiano marca Lamborghini que cuenta con una cámara primaria de incineración de residuos y una secundaria para la quema de gases, lo que generaría una emisión casi imperceptible.
A esto, Ingemedical sumará una segunda forma de tratamiento de residuos llamado "autoclave" que en pocas palabras esteriliza el material - sin mediar incineración - para transformarlo en simple residuo domiciliario.
"Con altos estándares apuntamos a un servicio de calidad, pero bajo ninguna circunstancia - como se nos hace ver en las especulaciones de los vecinos - vamos a generar un daño ambiental, sobre todo a la agricultura y la parte frutícola en particular. Yo he estado en reuniones con gente de ProChile y en el extranjero no aplica este tipo de situaciones. Así que el supuesto riesgo para un eventual negocio de exportación de frutas del sector no sería tal", comenta Sandoval.
El gerente de Ingemedical recuerda que esta es una inversión privada, en un terreno privado y autorizado por organismos competentes que aprobaron el cambio de uso de suelo y normas sanitarias. "No queremos tener inconvenientes con nadie (...) Aquí estamos planteando un procedimiento limpio. Tiene que ser así porque trataremos residuos de hospitales, clínicas y laboratorios; porque simplemente en Chile hay muy pocas empresas que hacen este trabajo, demasiado técnico y específico, y muy riguroso en términos legales (...) Por ello no nos cabe duda que con el plan de monitoreo que haremos y la consecuente aprobación vamos a poder funcionar, con tecnología que haga que sea sólo una opción el uso del incinerador, para tranquilidad de los vecinos".
Por último, Sandoval estima que en este tema, si se trata de suspicacias, él estima que detrás de este rechazo comunitario hay intereses políticos y económicos.
MUNICIPIO
Consciente de la preocupación de los vecinos por la presencia de esta planta en Quesquechán, zona de productores frutícolas y apícolas, el alcalde de Gorbea, Juan Esteban Meza, explica que el municipio entregó la patente a esta industria como parte de un proceso, aunque con serias dudas que planteará a la Superintendencia de Medio Ambiente.
"Nosotros tenemos varias observaciones, pero aprobamos la patente porque, primero, el proyecto fue aprobado en el cambio de uso de suelo, por el SAG y un equipo intersectorial, y porque venía con el respaldo del Ministerio de Medio Ambiente, que establecía la no pertinencia para una evaluación de impacto ambiental, y de Salud. Por lo tanto, los empresarios complementaron todo lo necesario para darle curso a su empresa".
Pese a esto, el edil, sobre la base del impacto social y productivo que genera a priori el proyecto, hará una presentación a la Superintendencia, sobre todo para aclarar si amerita un estudio de impacto ambiental. Este y otros temas los conversará, dijo, con los vecinos de Quesquechán en una reunión programada para los próximos días.
Especialista
Las suspicacias y dudas que presenta un proyecto de esta naturaleza tienen parten del hecho que aquí no hubo participación ciudadana, comenta el decano de la Facultad de Ingeniería de la Ufro, Cristián Bornhardt.
"Siempre con temas de plantas que tienen que ver con resolución de eventuales problemas o impactos ambientales necesitan acogerse a una normativa que no es perfecta en nuestro país (...) Ahora, en este caso no conozco el detalle técnico, pero como algo genérico puedo decir si se usa tecnología de punta y se opera bien no debería haber problemas".