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Conaf dio por liquidados los incendios en las reservas nacionales malleco y china muerta

término de la emergencia. El fuego dejó un total de 12.640 hectáreas dañadas.
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cgarrido@australtemuco.cl

El megaincendio que afectó la precordillera de La Araucanía y su dificultoso camino para el control son ahora un mal recuerdo, ya que Conaf declaró finalmente como extinguidos los siniestros en las áreas más afectadas de la Región.

Luego de dos meses y 13 días desde el nacimiento del incendio el 14 de marzo de este año, la fuerza de 20 brigadistas terminó por acabar con el fuego subterráneo, el enemigo final de los bosques nativos de araucarias, coigües y robles, entre otras especies.

En detalle, se trata de 6.599 hectáreas dañadas en la Reserva China Muerta junto con el Parque Conguillío y terrenos privados. A ello se suman 6.041 hectáreas correspondientes al sector Niblinto, en la comuna de Collipulli, haciendo una suma de 12.640 hectáreas arrasadas por el fuego. Sin embargo, en la totalidad de la Región por estos y otros incendios las hectáreas afectadas ascienden a 37.431, en el período que va entre mayo de 2014 y mayo de 2015.

"A estas alturas logramos finalmente revisar palmo a palmo cada uno de estos terrenos afectados y no hemos encontrado ningún indicio más de fuego subterráneo", aseguró Alfredo Mascareño, el director de la Corporación Nacional Forestal en La Araucanía (Conaf).

El director de Conaf indicó que tras la declaración de extinción retiraron a las brigadas de combate, y en su lugar se quedan los guardaparques.

Pero la liquidación del fuego no necesariamente determina la seguridad de que las llamas no reaparezcan, algo que se ha aprendido con el incendio del Parque Nacional Tolhuaca en 2002, donde pasaron 11 meses antes del rebrote del siniestro por fuego subterráneo, según lo indicó el director interino de Conaf. "Es posible que en algún momento se presenten algunos signos visibles que den cuenta de algún otro fuego subterráneo que hoy día no se manifiesta", afirmó.

Las faenas de liquidación ya finalizadas quedan atrás, mientras continúan las de elaboración de barreras que eviten la erosión del terreno producida por la caída de agua. Sin embargo, las mismas lluvias y vientos impiden ejecutar con éxito los trabajos. "Ya empezamos con condiciones meteorológicas adversas y por lo tanto hemos abordado en los sitios donde ha habido mayor celeridad", indicó el director regional de Conaf.

Tras estos siniestros, la Conaf registró que el número de incendios durante estos últimos 12 meses disminuyó en comparación al año pasado, con una diferencia de 819 para el primer período y 968 para el segundo (-15%).

Sin embargo, donde se hace notar la magnitud de los incendios es en la cantidad de hectáreas alcanzadas por el fuego, con un total de 37.431 hectáreas afectadas a la fecha, en comparación a las 17.700 hectáreas entre 2013 y 2014, lo que representa un crecimiento de un 111%.

La cifra contrasta con la entregada en la Región de Los Ríos por el director nacional de Conaf, Aaron Cavieres, quien dijo que a nivel nacional el aumento de los incendios ha sido de un 11% en comparación a la temporada anterior.

Recuperación

Pero luego del desastre viene la restauración, y ahora que los terrenos se encuentran en aparente paz, la Conaf puede avanzar hacia una pronta reforestación, algo que se logrará gracias a las semillas recogidas en el mismo lugar de los siniestros y sus alrededores, las cuales están siendo germinadas en los viveros que la institución mantiene en Imperial y Curacautín.

"El proceso de viverización de plantas nativas, como la que estamos promoviendo para la recuperación de estas áreas, es a lo menos de dos años, para poder tener plantas con el germoplasma o la semilla que necesitamos nosotros para incorporar en este proceso", adelantó Mascareño.

Y ante el temor de ver impedida la integridad del lugar que permita su desarrollo natural, Mascareño aseguró que "en la primavera ya deberíamos ver indicios de la aparición de pasto y algunos árboles que van a tener rebrotes".

Hallazgo sobre cambios en el genoma recibe el premio princesa de asturias

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Las bioquímicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, pioneras en la investigación de la modificación genética, obtuvieron el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2015 por sus hallazgos en la materia.

El galardón fue concedido a ambas investigadoras por "los avances científicos que han conducido al desarrollo de una tecnología que permite modificar genes, con gran precisión y sencillez en todo tipo de células, posibilitando cambios que suponen una verdadera 'edición del genoma'", destacó el acta publicada por el jurado de Oviedo, España.

Esta tecnología, conocida como CRISPR-Cas9, que tiene aplicación en campos como la agricultura, la ganadería y la biomedicina, abre la puerta a la posibilidad de desarrollar tratamientos para enfermedades genéticas para las que actualmente no existen terapias eficaces.

Charpentier y Doudna estudiaron la forma en que determinadas bacterias se defienden de los virus que las infectan, destruyendo el ADN de los mismos tras reconocer algunas de sus características específicas. A partir de esos avances, desarrollaron un método de aplicación universal que permite modificar genes en las propias células.

Sus investigaciones suponen "una revolución biotecnológica, al haber desarrollado una tecnología de edición genómica que permite reescribir el genoma y corregir genes defectuosos con un nivel de precisión sin precedentes y de forma muy económica", señaló en una nota la Fundación Princesa de Asturias, encargada de otorgar los premios.

Este es el cuarto galardón concedido en esta XXXV edición, que este año se otorgó por primera vez con esta denominación para adaptarlo a la nueva heredera del trono español, la princesa Leonor, tras la proclamación de Felipe de Borbón como rey de España en junio del año pasado.

"Edición genética"

La tecnología CRISPR-Cas9 permite reescribir el genoma y corregir genes defectuosos con gran precisión y de manera económica. Su aplicación es universal.

Metodología

Las expertas estudiaron la forma en que determinadas bacterias se defienden de los virus que las infectan a través de la destrucción de su ADN.