Mamás utilizan marihuana para ayudar a sus hijos con epilepsia
terapéutico. "La cannabis es una planta bendita", aseguran las socias de "Mamá Cultiva Araucanía", quienes se ven obligadas a desafiar las leyes que impiden el cultivo de marihuana. Afirman que el aceite extraído de la flor reduce enormemente las crisis convulsivas de los niños.
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Funcionando en el delgado límite donde lo legal choca contra el amor de una madre, está desde marzo de este año la organización "Mamá Cultiva Araucanía", conformada por una docena de mujeres que tienen dos cosas en común: un hijo con epilepsia, y las intenciones de contar con una planta de marihuana en su casa para extraer sus aceites esenciales.
Conscientes de que las leyes juegan en su contra, la eficacia de la cannabis como remedio las ha convencido para adentrarse en el mundo del cultivo de la planta, así como a conocer el denominado "mercado negro de la droga", todo con la intención de conseguir la marihuana orgánica, que guarda virtudes medicinales.
"Todo lo comprábamos en el mercado negro, eso significa ir a una población donde no sabes qué te pueden vender, de hecho una vez recibí marihuana que estaba prensada. Fueron 36 mil pesos botados a la basura", asegura Odila Sepúlveda, una de las integrantes de "Mamá Cultiva", quien está convencida del beneficio que la cannabis ha traído a la vida de su hija.
La historia de "Mamá Cultiva Araucanía" va de la mano con la historia de sus socias.
Odila Sepúlveda, originaria de Saavedra, no tiene problemas en declararse consumidora. Sin embargo, el enfoque que siempre manejó de la cannabis como generadora de sensaciones y de uso recreacional, variaría tras el nacimiento de su hija Lafquén Antonia.
"Ella nació con parálisis cerebral, pero al año se sumó una epilepsia, el denominado Síndrome de West, que es de difícil manejo, con crisis fuertes y continuas. Fue el gatillante para que volviera a ser un bebé, cada crisis significaba un retroceso", señala Odila Sepúlveda.
Sin embargo, fue la marihuana la que traería buenas noticias a la familia.
"No todas las mamitas de la agrupación consumen, pero yo sí. Y fue así que llegó un minuto en que pensé que si la cannabis me relajaba ¿por qué no probar con un tecito para Lafquén? Y desde allí comencé", apunta Odila Sepúlveda, quien agrega que "hice un té ocupando la planta de un amigo, echando a hervir hojas, y ese caldito se lo di".
Los efectos positivos -asegura- fueron inmediatos. "Se notaba mucho más tranquila y con más apetito. Luego, cuando comenzamos a darle manteca de cannabis, el cambio positivo se acentuó todavía más".
Estos buenos resultados impulsaron a Odila Sepúlveda a buscar redes de apoyo y por internet supo de "Mamá Cultiva". Así, comenzaron a conocerse y luego a reunirse las primeras socias que darían nacimiento a "Mamá Cultiva Araucanía" desde marzo.
"A mí me contactaron unas mamitas que estaban formando "Mamá Cultiva" y la verdad es que para mí fue difícil, la cannabis no iba conmigo, para mí era una droga, pensaba que la marihuana no podía ser la solución", señala la padrelascasina Anita González, quien agrega que "es increíble como cambió al poco tiempo mi perspectiva, yo le doy infusiones y aceites que elaboran aquí en Mamá Cultiva Araucanía a mi hijo Ian, de 12 años, y eso le ha reducido notablemente su agresividad, su irritabilidad, me ha ayudado mucho. No voy a negar que tuve un poco de miedo, por todos los prejuicios que uno tiene, pero finalmente los resultados demostraron que le servía mucho a Ian".
El aceite de cannabis no se vende. Por ello, cada familia debe realizar su cultivo, funcionando en la ilegalidad.
Pero la planta de cannabis tiene sus misterios. Por ello, "Mamá Cultiva Araucanía" cuenta con su "jardinero", experto en el tema de la marihuana y que orienta a las mamás en su cultivo y es el encargado de la extracción del aceite.
Precisamente las socias de esta agrupación están en el proceso del indoor, aprendiendo respecto del cultivo.
"Estoy aquí desde marzo", señala Rodrigo Olivares (24), estudiante de ingeniería agrícola, quien indica que la experiencia ha sido muy fuerte. "Es algo que toca el corazón, entonces el que una planta les ayude a curarles, es algo mágico. Es muy positivo y ayuda a crecer, porque a uno lo ven generalmente como el "volaíto" que sólo quiere fumar, y ahora veo que es súper fácil ayudar", asegura el "jardinero".
En Chile es ilegal cultivar, vender y transportar la marihuana. Sin embargo, el Congreso está estudiando una propuesta de despenalizar su cultivo con fines terapéuticos y recreacionales, la cual fue aprobada sin oposición por la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados. La iniciativa debe ser analizada ahora por el pleno de ese cuerpo y luego por el Senado antes de convertirse en ley.
El diputado Jorge Rathgeb (RN), quien forma parte de la Comisión de Salud de la Cámara, dice que "lo que se pretende con este proyecto es algo que ya está considerado, ya que el Servicio Agrícola y Ganadero puede autorizar el cultivo para fines medicinales y por ello hay municipios que lo están haciendo".
La encargada regional de la Unidad Jurídica de SAG, abogada Daniela Jiménez, indicó que a la fecha no hay solicitudes en la Región para cultivo de cannabis con fines terapéuticos.
"En el 2013 se presentó una solicitud de un grupo pro cultivo, en el marco de una manifestación, la cual fue desestimadas de plano por carecer de los requisitos legales para darles curso", indicó la profesional, quien agregó que "quien desee autorización para cultivo de cannabis debe presentar una solicitud en la dirección regional del SAG con jurisdicción en el territorio en que está ubicado el predio en que se efectuará la siembra y cumplir con los requisitos establecidos en el Título II del Decreto N°867 de 2008, del Ministerio del Interior que Reglamenta la Ley 20.000, más conocida como Ley de Drogas".
Vania Céspedes y Cristian González Ruminot supieron que su hijo Tomás tenía el temido Síndrome de West cuando éste cumplió los 8 meses.
"Ya a los 6 meses se le fue exacerbando ese gesto parecido al saludo árabe, que es una característica del Síndrome de West, y luego comenzó a golpearse en el andador. En Santiago dieron el diagnóstico", apunta la mamá de Tomás.
El Auge cubrió la enfermedad, y fue atendido en el Hospital Regional de Temuco. Por el sistema privado, sólo el tratamiento habría costado 2 millones de pesos, sin contar insumos ni derecho de cama. En cuanto a los medicamentos, los gastos superan los 13 mil pesos semanales.
El padre de Tomás, Cristian González Ruminot, cuenta que "es espectacular que con una simple plantita uno pueda controlar convulsiones que otros medicamentos no pueden hacer. La marihuana permite volver a tener a un niño lúcido, porque los pequeños están dopados con medicinas".
Vania Céspedes agrega que "todavía no le suministro cannabis a mi hijo, voy de apoco conociendo el aceite. Yo quiero que legalicen la marihuana para cultivarla, para controlar qué le estoy dando a mi hijo, porque ir al mercado negro es arriesgarse demasiado".
Tener que buscar ayuda en medio de la ilegalidad complica a los padres. "Ojalá que la gente se ponga en nuestros zapatos y que entiendan que la cannabis es una alternativa. Hoy tenemos que andar escondidos buscando marihuana, es como tener a nuestro hijo ilegalmente vivo, porque legalmente estaría muerto", afirma Cristian González.