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Ha sido un año de estrenos para el periodista Daniel Villalobos, y es que el temuquense lanzó hace poco su último libro "El tren marino" sucesor de "El sur" (2012), y participó como guionista de la película "El Club", actualmente en cartelera, trabajando con el premiado director chileno Pablo Larraín y con el director de teatro -de quien se declara admirador- Guillermo Calderón, en una producción que ganó el Oso de Plata en el Festival de Cine de Berlín.
El crítico de cine, quien dejó Temuco a fines de la década del '90, asegura que "la idea de que el cine chileno refleje nuestra historia, es una idea antigua", esto en cuanto a las temáticas relacionadas con hechos reales y contingentes que en el último tiempo se han apoderado de la pantalla grande nacional con títulos como "El bosque de Karadima" y "Matar a un hombre". Pero, que partió con la producción de 1969 llamada "Caliche sangriento", inspirada en la Guerra del Pacífico. "Lo que ha sucedido es que en los últimos años, había más bien un interés por hacer un cine de género, que era un poco más abstracto, más desconectado de la realidad", concluyó.
-Lo que pasó es que yo había publicado un libro en 2012 que se llamaba "El sur", y ese libro cayó en las manos del productor que es Juan de Dios Larraín, y él me llamó para un proyecto, finalmente ese proyecto no llegó a puerto. Pero, quedamos contactados con Pablo, trabajamos un rato en esa idea. Y meses después me llama y me dice que tiene una idea para una película y que la quiere hacer ahora ya. Y ahí me involucró a mí y a Guillermo Calderón como guionistas, e hicimos el guión en poco menos de un mes.
-Es que sí y no, porque también era una historia bien sencilla, hubo una división de labores, hubo una parte que tenía que ver con lo que pasaba adentro de la casa, otra tenía que ver con la intriga, con el personaje de Roberto Farías, que estaba afuera y eso daba otra sección al guión. Y estaba también el tema que estaba estrictamente relacionado con el hecho de que eran sacerdotes, que eso es ya más un asunto de investigación. Lo que se hizo fue algo que no es tan común, que en vez de hacer una investigación lineal, fueron varias líneas al mismo tiempo.
-Fue súper bueno, yo admiraba a Calderón por su obra de teatro, él es director de teatro, y ha hecho varias cosas que yo había visto, es muy inteligente, muy talentoso, y Pablo me impresionó porque tuvo siempre absoluta claridad sobre lo que quería hacer y porque también en una situación, digamos con mucha estrechez en términos de producción, él fue capaz de mantener la cabeza fría y tomar decisiones que eran muy eficientes.
EL TREN MARINO
-De hecho fue más largo que "El sur", se empezó a escribir antes, yo lo dejé de lado porque me puse a hacer "El sur" el 2011, retomé después "El tren marino" y hubo un proceso largo de escritura. "El tren marino" es mucho más largo en cuanto a páginas, tiene como 300 páginas, fue difícil, fue tortuoso, pero yo creo que valió la pena, yo creo que es el libro que me tiene más contento.
-Más que nada tiene dos patas, una cosa que es estratégica, y otra que es de afecto, en términos de afecto es importante que uno hable sobre cosas que tienen que ver con su corazón y con sus recuerdos de infancia, y si tú quieres hacer algo, desde un vino hasta un libro o una película, tienes que llegar a un grupo de gente, y a ellos no les puedes vender una imitación de lo que ya tienen, no puedes hacer un libro a lo gringo viviendo en Temuco o en Santiago y tratar que a los gringos les interese, porque eso ya lo tienen. Me parece mucho más razonable que uno hable de su aldea, no de una forma folclórica ni de una manera cliché, a mí me parece que lo que queda es lo que tiene denominación de origen, por eso "El tren marino", a pesar de que es una historia de fantasía con referencias a género, sucede en Chile, y termina en Caburgua.