"No me pidió perdón pero yo de todas maneras lo perdono por lo que me hizo"
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Lo ocurrido el 16 de diciembre del 2014 a Sergio Villalobos Ocaranza (52 años), ex párroco de la Iglesia San Buenaventura de Angol marcó un antes y un después en su vida.
Al salir el miércoles del Tribunal Oral en lo Penal de la capital de Malleco, donde los jueces declararon culpable a Luis Quezada Carrasco, de 34 años, como autor del delito de homicidio frustrado en su contra, el prelado habló en exclusiva con El Austral sobre el proceso que ha vivido tras el ataque.
Luego de la agresión, el párroco fue trasladado al convento de Orden de Frailes Menores, "San Francisco" de Chillán, donde continúa su vida de sacerdocio sin problemas, pero aún están los recuerdos del ataque que sufrió a manos de Quezada Carrasco, quien con un arma blanca, gritando consignas islámicas como ¡Isis, Isis!, le provocó lesiones en una de sus manos y el mentón al interior de la iglesia San Buenaventura
Pese a ello, el sacerdote perdona a su victimario señalando que debe hacerse responsable de sus actos.
- Después del día de la agresión en la iglesia y tras la detención de Luis Quezada, ¿Qué sucedió con usted?
- Al principio, uno como que no siente qué realmente está pasando. Pero después al sentir la adrenalina como que te deja en otro lado. Pero tras lo que pasó, uno como que intenta calmarse y empieza a reflexionar sobre lo frágil que es la vida, porque estás a un paso entre la vida y la muerte.
- Cuando a su agresor lo dejan en prisión preventiva, continuó la investigación por parte de Carabineros y el Ministerio Público, pero usted no regresó a la ciudad de Angol…
- Sí, porque nosotros tuvimos varios capítulos en la parroquia durante ese tiempo y tomaron la decisión de reubicar y hacer ajuste de personal. A mí me llevaron para otro lugar, en este caso a Chillán.
- Entonces al ser trasladado hacia la VIII Región ¿Cómo se ha sentido? ¿Está más tranquilo?
- Yo la verdad es que estoy bien. El tema es que al vivir en otro lugar, me desarrollo dentro de lo mío -el sacerdocio-, pero la calidad de vida cambia porque uno se pone a pensar en todo lo que pasó, ya que pudo haberle ocurrido a otro curita de la congregación que era más viejito y ahí habría sido peor la situación. Entonces uno todo eso lo piensa; el juicio, la preparación, todas las investigaciones que se continuaron haciendo durante todo este tiempo...
- ¿Cuál es la sensación que sintió al volver a revivir el hecho tanto en la reconstitución de escena como en el juicio?
- Uno al final de cuentas, "una y otra vez vuelve a recordar esto"… Sí, la verdad es que lo único que quiero es que esto se acabe de una vez para que esto no vuelva a ocurrir nunca más.
- ¿Al finalizar el juicio el condenado le dijo algo, le pidió perdón?
- No, él no me dijo nada, no tuve ningún contacto de nada ni siquiera un diálogo con él. A mí no me pidió perdón pero yo de todas maneras lo perdono por lo que me hizo, aunque creo que uno tiene que hacerse responsable en la vida de las cosas que hace. Esto tiene que ver con responsabilidad porque cuando cometo un acto de ataque físico o de otra índole tengo que ser responsable de mis actos. En la vida es necesario hacerse responsable de lo que uno hace.
- Ahora que su victimario estará tras las rejas ¿Está aliviado por todo lo que le ocurrió?
- El tema va más allá de que si sintiera alivio o no con lo que se dictamine. Insisto que esto le podría haber pasado a cualquiera de los curas que viven acá en Angol o a cualquiera de los presbíteros. Pese a ello me siento más tranquilo, pero antes yo tenía una buena calidad de vida y ahora me cambió todo.
- Finalmente ¿Qué le diría a su agresor Luis Quezada Carrasco?
- Lo que le diría es que lo perdono y que él tiene que hacerse responsable de lo que hizo. Porque cuando uno comete un error en la vida se debe hacer responsable.
La condena se conocerá hoy 24 de julio, el Ministerio Público, a través del fiscal jefe de Angol, César Schibar, pide una pena de 5 años para Luis Quezada.