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Plaga del Didymo avanza rápido y amenaza los ríos de La Araucanía

alerta. El alga ha contaminado el 15% de las subcuencas de la Región desde su detección en 2012. Investigador apunta a efectos negativos en ecosistemas fluviales, deterioro del paisaje y de las actividades productivas.

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El descubrimiento del primer brote de Didymo en 2012 en la zona del nacimiento del río Bío Bío, en las alturas cordilleranas de Lonquimay, puso inmediatamente en alerta a Sernapesca y a los organismos garantes de la naturaleza y el buen funcionamiento de los ecosistemas en La Araucanía. Y es que esta alga -también conocida como "moco de roca"- ya había golpeado con fuerza en cursos de agua dulce de otros países, donde incluso había saltado de "plaga" a "invasión" en muy poco tiempo.

Hoy, apenas a 3 años de la primera detección, el Didymo ya ha penetrado en el 15% de las subcuencas de la Región, entendiendo por subcuencas los afluentes o ríos secundarios que desaguan en el río principal, estimándose que de no haber intervención de por medio, La Araucanía tendrá para el 2018 la mitad de sus subcuencas contaminadas.

El Didymo es un alga que cubre con su espesor -superior a veces a los 20 centímetros- hasta el ciento por ciento de los sustratos de los ambientes acuáticos, provocando severas alteraciones fisicoquímicas y biológicas con efectos negativos en la estructura y funcionamiento de los ecosistemas fluviales, además de deterioro del paisaje y de las actividades productivas en las cuencas afectadas.

Dado que además la presencia del Didymo impacta las actividades turísticas, especialmente la pesca deportiva, autoridades, especialistas y científicos están haciendo causa común para combatir el alga, lo que en términos concretos no significa eliminar el alga, sino frenar su expansión.

Es así que Sernapesca en conjunto con el doctor en Ciencias de la Biología Celular y Molecular e investigador de la Universidad Católica de Temuco, Jorge Parodi, decidieron reunirse con la Comisión de Agricultura, Turismo, Minería y Bienes Nacionales del Consejo Regional para analizar la situación que vive el ecosistema de los diversos ríos de La Araucanía y del sur del país.

Los resultados de este encuentro fueron claros: se requiere de la puesta en marcha de un centro de estudio de investigación de la metodología molecular, y continuar con el plan de fiscalización y monitoreo, planes de prevención, intervención, educación, además de planes de regulación a través de la ordenanza municipal.

"Nacional e internacionalmente hemos trabajado por muchos años para tratar de entender cómo se ha desarrollado esta plaga, cómo se dispersa, cómo llega a los diferentes ríos, y ahora recién estamos ante la pregunta de cómo afecta a las poblaciones de peces, a los microvertebrados, a la zona bentónica", señala Parodi, quien agrega que "nuestras primeras luces recogidas el año pasado y este 2015 señalan que afectan a las comunidades ecológicas, afecta a la reproducción de peces y posiblemente signifique un impacto económico en la productividad de los ríos".

El profesional señaló que desde que se descubrió la plaga en La Araucanía, el Didymo ha crecido un 20%, en otras palabras, un 20% de las cuencas de La Araucanía están declaradas como contaminadas.

"Parece muy rápido, pero no es tanto como en otras regiones como en Aysén o Magallanes. En ese sentido hay que destacar el esfuerzo de Sernapesca y otras instituciones públicas y privadas que trataron de instalar una voz de alerta en este sentido. Nosotros como universidad hemos estado en lo mismo, tratando de hacer llegar a la comunidad el conocimiento sobre este tema, de forma que la comunidad sepa que el Didymo no sólo afecta al turismo, sino también efectos celulares que a la larga pueden ser muy complicados".

La consejera regional Jaqueline Romero, presidenta de la Comisión de Turismo, señaló que "no se le ha tomado la importancia que tiene el Didymo y ello ha sido por falta de recursos. Sernapesca ha hecho esfuerzos importantes, pero siempre los recursos son escasos, y lamentamos esta situación porque como Región queremos crecer en turismo y esta plaga afecta a la pesca deportiva y a los ríos".

Romero agregó que "como comisión vamos a pedir una audiencia con el ministro de Economía y con el subsecretario de Pesca, porque hay que invertir para buscar soluciones en este tema, algo en lo que estamos disponibles como Gobierno Regional. Necesitamos un laboratorio de alerta temprana, ya que actualmente las muestras se envían a Santiago y eso significa demorar el tiempo de regreso. Hay que inyectar recursos a Sernapesca para que pueda educar y concientizar a la gente de manera lo más efectiva posible".

Bernardo Pardo, director regional de Sernapesca, señaló que "el servicio viene implementando una campaña de difusión y control de la plaga desde 2012, año en que se detecta la plaga en el sector de Lonquimay, y se han establecido estrategias de difusión de lo que la ley nos permite hacer, que básicamente es actuar en los lugares de área de plaga declarada. La campaña consiste en contratar personas desde noviembre a marzo para hacer control permanente a los turistas que hacen ingreso hacia Chile por los dos pasos fronterizos de Lonquimay y en el Mamuil Malal de Curarrehue".

En paralelo, Sernatur realiza una campaña de difusión y capacitaciones en espacios de carácter local.

"Desde el año pasado a hoy hemos fortalecido la estrategia de difusión y control, pero además hemos hecho algunos trabajos en conjunto con los municipios de Pucón, Villarrica, Curarrehue y Lonquimay, para generar algunas competencias a nivel local", apuntó el director regional de Sernapesca, quien agregó que "en Pucón hemos avanzado en este tema, donde la ordenanza busca sensibilizar a las empresas turísticas que tienen relación con las actividades acuáticas para que instalen y operen estaciones de desinfección".

No existe ningún mecanismo de erradicación hoy día de la plaga, por ello los esfuerzos de Sernapesca apuntan a la difusión y educación hacia la sociedad civil.

"¿Soluciones? Tristemente, no hay soluciones. Las pruebas en Nueva Zelandia con elementos cupríferos (sulfato de cobre) han sido más perjudiciales que positivas, pues terminan matando todo el río", señala Jorge Parodi, quien agrega que "el único camino en este momento es la prevención, que la población conozca que hay Didymo, cuáles son las estrategias cuando uno sale o entra al río, que los usuarios foráneos sepan qué hacer".

El director regional de Sernapesca agregó que "nuestra campaña "lavar, secar y remover", ha sido lo más exitoso. Ello señala que hay que secar el material que entra al río que esté contaminado con Didymo, lavar el material con una solución jabonosa y remover todo lo que se vea con presencia del alga".

Este año, el reporte de Sernapesca señala que el Didymo figura como plaga en las cuencas del río Bío Bío (subcuenca río Renaico), río Imperial (subcuencas río Quepe Bajo y río Calbuco), Toltén (subcuenca río Toltén entre el desagüe lago Villarrica y río Pedregoso) y nuevamente cuenca del Toltén, esta vez entre río Pucón, río Cavisani y río Curileufu. Bajo control figuran el lago Villarrica (cuenca Toltén) y río Quepe, entre río Calbuco y bajo estero Hunaco (cuenca del río Imperial).

20 centímetros de espesor puede llegar a tener el Didymo, pudiendo cubrir en su totalidad los ambientes acuáticos, dejando el lugar bajo el aspecto de estar cubierto de cartón mojado.

35 años

van desde el registro de los primeros afloramientos del Didymo en el mundo, específicamente en Canadá. En 2010 asoma en el sur del país y en 2012 en La Araucanía.

15 millones

de pesos anuales se han invertido en La Araucanía por parte de Sernapesca en licitaciones por concepto de monitoreo y difusión de información de la plaga.