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Amor y odio según Fernando Villegas

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- ¿Qué le pasa a usted -en su casa- con el odio colectivo?

- Una parte bastante grande del género humano dispone de escasas capacidades de razonamiento. Están esperando una razón para dejarse arrastrar por el odio. Y las redes sociales son el arma ideal para este tipo de gente. Como decía Umberto Eco, antiguamente la rabia era un asunto privado y los imbéciles solamente podían decir sus estupideces cuando estaban curados en un bar. Ahora lo pueden hacer en las redes y se creen portadores de la verdad. Tocando un par de botones en una computadora, arremeten en patota. Esto ha pasado muchas veces, a mí y a otras personas. Y seguirá ocurriendo. Entonces, como es parte de la vida, uno no le da pelota. El odio no se puede controlar con razonamiento.

- Curiosamente el libro suyo habla del amor. ¿A qué conclusiones llegó?

- Existe el amor carnal, el amor entre amigos, el amor a Dios (para los que son creyentes), el amor de Dios por sus criaturas (si es que existe), el amor al arte, a la verdad, a la belleza, a los animales. Yo traté de llegar a algunas conclusiones, pero es un tema muy complejo. Es como tratar de agarrar el arcoíris, un fenómeno no específico, tornasolado, cambiante. Estuve un año escribiendo, pero son cosas en las que he pensado toda la vida. Soy un hombre mayor, tengo 66 años y he leído mucho. Eso es lo bueno que tiene la madurez, uno recoge la siembra de lo pensado.

- ¿Y por qué del amor?

- No hay una razón poderosa. Yo no soy dado a las emociones de ningún tipo. Mi mamá me decía el jurel Villegas, porque me encontraba más frío que un pescado. Una vez, llegó de ver una película, con los ojos llorosos. Yo le dije: pero mamá, si es una película no más. ¡Ahgk, que eres frío, eres un pescado! ¡Jurel! ¡Jurel! No soy enamoradizo, esa es la verdad. No me dejo gobernar por las emociones, trato de controlarlas y mantenerlas a raya y ojalá extinguirlas, llegado el caso. Y no es un personaje, siempre están creyendo ese absurdo. Uno es lo que es no más. Uno no va a estar representándole a nadie -a Dios quizás- un personaje año tras año. Nadie es capaz de hacer eso. Yo soy lo que soy. Y a mí no me pagan en la tele por ir a tirar besitos. Eso es todo. No estoy para andar diciendo cosas como por ejemplo, pido perdón por los crímenes de no sé quién.

Villegas es sociólogo y panelista del programa Tolerancia cero de Chilevision.

Las organizaciones de DD.HH. exigen romper el pacto de silencio

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eduardo.henriquez@australtemuco.cl

El efecto que ha tenido la reciente confesión de un ex conscripto para esclarecer el Caso Quemados en Chile caló hondo en Temuco. El hecho se hizo visible ayer con la materialización de un acto de protesta y marcha que tuvo como punto de encuentro la Plaza Recabarren justo frente al Regimiento Tucapel.

Allí se dieron cita dirigentes de agrupaciones de Derechos Humanos, familiares y amigos de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos de la Región que se fundieron en abrazos y luego extendieron tres lienzos para concretar el objetivo que no fue otro que recalcar una antigua demanda que pareciera estar causando efecto y que no es otra que pedirle a los militares "romper con el pacto de silencio" para esclarecer la verdad de lo sucedido a miles de chilenos durante el gobierno Augusto Pinochet.

Acompañados de un lienzo que decía "Que rompan el pacto de silencio", otro que preguntaba "¿Dónde están los desaparecidos?" y un tercero que exponía rostros y frases ligadas a casos locales, los manifestantes gritaron consignas y volvieron a denunciar en Temuco hechos aún no resueltos.

"Este acto nació para reivindicar a los compañeros que no están, denunciar las violaciones a los Derechos Humanos en dictadura y actuales también (...) Y se enmarca en el contexto del vuelco que ha tenido el caso de Rodrigo Rojas y Carmen Gloria Quintana, que de alguna manera deja de manifiesto que los que violaron los DD.HH., los criminales, han ocultado información, mucha información a la justicia", explicó el presidente de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados políticos de La Araucanía, Carlos Oliva Troncoso.

A juicio de este y otros dirigentes locales, son muchas las demandas que no han sido satisfechas "en esta transición - dice Oliva - que llamamos de bajo estándar, porque aquí fue pactado que las violaciones a los DD.HH. no se iban a investigar y lo que se ha logrado hacer ha sido gracias a la persistencia y trabajo de los propios familiares, sobrevivientes de la dictadura y de un sector de la sociedad que ha sido sensible a este tema (...) Y este trabajo lo hemos desarrollado con poca ayuda del Estado, con nuestros abogados y financiado por nosotros mismos, con peñas folclóricas, con lo que fuera", recalca.