Secciones

"La machi blanca" aprendió el canto mapuche en el corazón de La Araucanía

legado. Margot Loyola fue embajadora de la cultura local en el mundo.
E-mail Compartir

Fue en La Araucanía, junto a las machis Marcelina Rapimán y Mercedes Pichunmán, en donde Margot Loyola aprendió canto mapuche. De esta manera, la recordada figura del folclor nacional estableció fuertes lazos con una Región que hoy la recuerda como digna embajadora de su cultura.

Todo comenzó en la década del 50, cuando la intérprete viajó hasta la zona con el fin de adentrarse en los conocimientos de la ancestral cultura, una que le abrió sus puertas entregándole el conocimiento necesario para convertirse en la primera mujer que sobre un escenario presentó el canto de una machi.

Así, y solo en compañía de su voz y un cultrún, Loyola llevó a cabo, de la mano de Rapimán y Pichunmán, una presentación única que incluyó cantos ligados a rituales (bendición de un "rehue", entre otros), vestida con indumentaria mapuche y con la cual recorrió distintos escenarios.

"Margot Loyola fue uno de los bastiones que llevó la cultura de La Araucanía a países como Rusia, Estados Unidos, España, Inglaterra y Francia", recordó el destacado folclorista y antropólogo Reinaldo Villalón, quien conoció a la artista e investigadora en 1958, cuando ésta dictaba clases en la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Y es que la Premio Nacional de Arte llegó a recorrer Europa con gran éxito, llevando el canto de las machis a países en donde, según palabras de Villalón, era recibida con altos honores, destacando su participación en la entonces Unión Soviética, en donde agendó presentaciones en Moscú y en Leningrado, actual San Petersburgo, entre finales de la década del 50 y principio de la del 60.

LA MACHI BLANCA

Fue en Cholchol, en la comunidad de Marcelina Rapimán, en donde Margot Loyola tuvo acceso a la cosmovisión mapuche, ganándose la venía de un pueblo que con cariño la llamó "la machi blanca". Así, lo recordó Villalón, para quien la trascendencia de la folclorista radica precisamente en su papel como embajadora de esta parte del Wallmapu en el mundo.

No por nada fue además la primera mujer en grabar una canción en mapudungún, tal y como señaló la destacada cultora regional, directora del grupo de proyección folclórica y creadora del conjunto folclórico Lahuentufe de la Universidad de La Frontera, María Molina, quien agregó que "ella fue una gran protectora de lo natural, de lo verdadero".

Para Molina, quien conoció personalmente a la folclorista, Loyola fue una mujer humilde, sencilla y sabia, y es que la valentía de una artista que se enfrentó a los prejuicios de una sociedad conservadora, engrandece la figura de una mujer que vivirá por siempre a través de su legado.

"Ul APUENT"

"El legado que ella dejó fue para todas las regiones, para toda la gente, para todos los alumnos, porque estuvo en muchas regiones recopilando, en el norte, acá, en la zona centro", indicó Gabriel Calfiqueo, cantor de La Araucanía, quien en sus más de 40 años de trayectoria compartió experiencias con quien fuera además su profesora de danza.

Y es que la relación de Loyola con La Araucanía no terminó con su visita a las machis, ya que a través de los años compartió, en distintas ocasiones y ciudades, con los integrantes de la familia Calfiqueo.

Fue así -según relata el intérprete- que Loyola llegó a grabar "Ul apuent" o "Cantemos amigos", una canción de la profesora de educación básica y hermana de Gabriel, Rosa Calfiqueo, en un legado que perdurará en el recuerdo de quien investigó y divulgó extensamente las danzas y canciones folclóricas y populares de La Araucanía y Chile.