Cecilia Jara Llancavil: "Es imposible olvidar lo que me pasó"
violencia. La trabajadora se transformó en la primera víctima del conflicto mapuche del año 2015. Hoy tiene una deuda de $100 millones y acusa que nadie la ha ayudado.
lorenzo.lovera@australtemuco.cl
La madrugada del 1 de enero de 2015 la vida de Cecilia Jara Llancavil literalmente se esfumó. Un grupo indeterminado de encapuchados ingresaron a su pequeño terreno del sector Maquehue de Padre Las Casas y en cosa de segundos convirtieron en chatarra una máquina excavadora y un cargador frontal que ella utilizaba para la extracción de áridos.
El ataque incendiario dice - ocurrido a casi 9 meses - la dejó peor que cuando empezó hace 16 años, cuando en esa época se instaló con un local en el sector Pedro de Valdivia de Temuco. Hoy las deudas que acumula llegan a los $100 millones y como nunca ha tenido que redoblar sus esfuerzos para cancelar sus compromisos con bancos y empresas.
Su nombre incluso ha sido mencionado en varios foros políticos y empresariales de la Región, situación que a ella derechamente no le gusta ni le acomoda, ya que dice no pertenecer a esa clase y afirma que ella es el "ejemplo de la violencia y el abandono".
Todo ese cuadro la ha llevado a preguntarse todo este tiempo de por qué ella se transformó en una víctima más del conflicto que se arrastra desde 1997, considerando que ella también tiene sangre mapuche y que jamás ha estado involucrada en problema alguno.
"Aún no entiendo por qué me atacaron a mí. Pensé que se atacaban sólo a las grandes empresas, cosa que tampoco entiendo ni justifico, porque la violencia nos hace mal a todos", reflexionó.
miedo
Cecilia Jara Llancavil, a la hora exacta que ocurrieron los hechos, no estaba en el sector de Maquehue de Padre Las Casas. Estaba en Temuco, festejando como la mayoría de los chilenos el inicio del año 2015 junto a su familia. Un día antes, había invertido $500 mil en unos filtros para sus máquinas y de esa forma festejar un nuevo año con trabajo.
Su festejo no alcanzó a durar 20 minutos cuando una llamada telefónica por parte de una vecina le advirtió de lo ocurrido con sus máquinas, olvidando de ese día la tranquilidad que la acompañó por más de una década.
A casi 9 meses de aquello, asegura que el miedo sigue intacto: "Es algo que no se va, es imposible olvidar lo que me pasó", asegura.
Claro que, en cierto modo, la mujer agradece no haber estado allí porque asegura que hubiese defendido lo que tantos años le costó construir. "Si yo hubiera estado esa noche, de seguro me queman con las máquinas porque yo me hubiera salido a defender".
El temor la ha obligado a ir en innumerables oportunidades a sesiones donde una psicóloga, a quien le ha confidenciado sus miedos tras ser víctima de un ataque incendiario en La Araucanía, el primero del año en curso.
Ese cuadro la ha llevado incluso a no querer saber nada de la investigación que lleva a cabo el Ministerio Público respecto de lo ocurrido durante los primeros minutos del 2015. Reconoce, eso sí, que es un error de su parte, aunque luego reflexiona y dice: "Nunca han encontrado a nadie".
"La verdad no sé qué ha pasado y en realidad no sé si quiero saber, es una sensación extraña porque el daño que me hicieron nunca va a ser reparado pero tampoco nunca han encontrado a nadie", sentenció.
trabajo
La reducida capacidad de trabajo que hoy tiene, a causa de la maquinaria perdida, sumado a la escasez de trabajo tienen en estado de máxima tensión a Jara Llancavil.
Hoy, más que nunca, según reconoció, debe ir personalmente a las empresas constructoras a ofrecer sus productos derivados del ripio que extrae preferentemente desde el río Cautín como la base chancada; grava, gravilla y maicillo claro que la respuesta no ha sido la satisfactoria.
"Lo que me dicen es que lo van a ver, que le deje los valores y el contacto pero después no me llegan los llamados ni cotizaciones al correo", explicó Cecilia Jara.
A ello se suma que la mujer reconoce que le es imposible identificarse como víctima - aunque esa sea la realidad ya que lo perjudicaría aún más en su tarea de poder volver a levantarse y terminar lo más pronto posible con las deudas.
"Yo para poder vender material no tengo que decir que soy víctima porque la gente no se atreve ir a comprar. Creen que allá están todos con fuego esperándolos, les da temor, esa imagen tiene la gente", expresó.
Por si fuera poco, a la falta de trabajo y la menor capacidad de producción se agrega que mensualmente debe cancelar $1.200.000 por arrendar una sola máquina, dinero que ya este mes no logrará reunir lo que la llevó a solicitar una prórroga a la empresa con la cual hizo el trato.
ayuda
Conocido el ataque que la afectó a ella y a un segundo agricultor de la zona (Alejo Vielma), el Gobierno Regional reaccionó y se reunió con ellos 24 horas después. Allí, les prometieron que los iban a ayudar pero eso - según Cecilia Jara Llancavil - hasta ahora no ha ocurrido.
"Me mantuvieron ilusionada los tres primeros meses y ahora ya ni se acuerdan de mi nombre ni de mi caso porque no he recibido ninguna ayuda", dijo la pequeña empresaria.
La última vez que tuvo noticias del Gobierno fue durante la penúltima visita del subsecretario Aleuy, donde le volvieron a señalar que no la iban a abandonar y que pronto iba a tener noticias respecto de un seguro estatal, que por ese entonces estaba en la palestra tras el anuncio realizado por el propio intendente Francisco Huenchumilla el día 2 de enero.
"Yo he estado en la Intendencia en más de una oportunidad reunido con el señor intendente, la última vez que estuve fue cuando vino el señor Aleuy y no quedamos en nada, sólo que me iban a llamar por el tema del seguro estatal y nunca me llamaron", aseguró la víctima.
El Austral intentó conocer la versión del Gobierno respecto al caso específico de Cecilia Jara Llancavil pero ninguna de las fuentes consultadas contestó su teléfono.
Avvru
Consultada la Asociación de Víctimas de la Violencia Rural (AVVRU) por el caso de Cecilia Jara Llancavil, éstos señalaron que el último antecedente que tuvieron fue que el Gobierno había ido efectivamente en ayuda de la mujer.
Tras enterarse de la situación que acusó la propia afectada, Luis Felipe Romero, en su calidad de secretario ejecutivo de la entidad, calificó como una mala señal que el Gobierno, hasta la fecha, no haya aportado con una ayuda concreta.
"Me parece mal que todas las conversaciones que sostuvo no hayan tenido frutos. Es súper importante que el Gobierno no se olvide de las víctimas y sobre todo, cuando ha intentado ir en ayuda. Eso es grave, porque a ellos no hay que olvidarlos", declaró Romero.