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Mariscador rescatista de Queule lucha por salir a flote de una difícil prueba

CUADRO. El bombero de Toltén, Luis Ariel Henríquez, es afectado por el síndrome Guillain-Barré.
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Eduardo Henríquez

Se ha sumergido en el agua incontables veces desde los diez años. Hoy tiene 50 y curiosamente son 50 los rescates y recuperaciones de personas que ha conseguido realizar a lo largo de su trayectoria como mariscador y rescatista del grupo Gersa de Bomberos Toltén. Es Luis Ariel Henríquez Noriega, lobo de mar de la localidad de Queule, que por estos días vive su propia lucha contra la adversidad, claro que en aguas distintas a las que acostumbra.

Aquejado por el síndrome de Guillain-Barré, Henríquez está internado por estos días en el Hospital Hernán Henríquez de Temuco. Allí, en el quinto piso del centro asistencial, toma razón de su situación, pero antepone sus esperanzas frente a lo que sabe será una recuperación muy lenta, aunque no imposible, al punto que asegura que apenas pueda volverá a meterse al mar con el cual tiene una relación desde que un tío le enseñara cuando niño el arte de bucear.

Con 40 años de mariscador y 24 como voluntario del Cuerpo de Bomberos de Toltén (Tercera Compañía), este buzo de Queule debe lidiar hoy con una afección autoinmune que ataca su sistema nervioso y le provoca debilidad muscular y parálisis, entre otros síntomas.

Sentado sobre una silla de ruedas, con una pelota antiestrés en sus manos para ejercitar los músculos, Ariel Henríquez (como le dicen sus cercanos) cuenta que ésta no es primera vez que llega al hospital en los últimos dos años.

El año pasado tuvo un accidente fuera del agua, cayó con un saco de mariscos al hombro desde una altura de dos metros y se golpeó el pecho con una roca. Por suerte - dice - llevaba consigo su teléfono, el que asegura se marcó prácticamente solo y lo conectó con la central de Bomberos. Sólo se quejaba, no podía hablar, pero en cuestión de minutos llegaron a él y lo trajeron hasta Temuco. A su juicio, "esto fue un verdadero milagro".

Este año, el asunto fue distinto. Hace algunos días asistió a una reunión de Bomberos y se sentía algo extraño. Cuando pasaron a comer un asado, quiso clavar el tenedor en la carne y tuvo que ayudarse con la otra mano. "Al día siguiente ya no era capaz de ponerse los calcetines", recuerda su hermana Laura, quien acota que los médicos le dicen que alcanzó a llegar a tiempo para ser atendido y no pasar a mayores.

Henríquez Noriega es todo un personaje en Queule y Toltén, aunque su nombre suena mucho más allá de la zona costera. Lo es porque ha conseguido materializar recuperaciones de personas que estaban extraviadas, principalmente en lechos de ríos, para entregarlos a sus respectivas familias.

Recuerda que uno de sus primeros rescates fue en Temuco cuando todavía no existía el grupo Gersa y logró encontrar el cuerpo de un pequeño niño.

En general admite que ha tenido un alto índice de hallazgo gracias a su experiencia y a que siempre se informa bien antes de meterse al agua. "Pero este no es un trabajo cualquiera. Aquí hay una carga emotiva grande. Al principio esto impresiona mucho. Encontrar un cuerpo es algo muy fuerte, pero recuperarlo también es un alivio para las familias".

El "Leuche", como le dicen desde la infancia, también a salvado vidas. Con especial atención recuerda a una niña que se la llevaba el mar en la playa Cheuque. Ese día lo fueron a buscar a donde estaba, dejó todo botado, se bajó de una camioneta y nadó hasta alcanzarla.

A este mariscador y rescatista quiere rendir sus respetos Bomberos de Toltén, cuyos voluntarios comenzaron una campaña interna para ir en su ayuda mientras esté alejado de su única vía de ingreso, más sabiendo que no posee previsión alguna. Así lo comenta el comandante de la institución local, Rodrigo Holzapfel. "El primer acuerdo es que cada compañía hará un aporte esta semana, eso en lo inmediato, y el martes tomaremos la decisión si hacemos una campaña abierta", acotó.