Se conmemoró el 12 de octubre. Durante años oímos hablar del día de la raza o de la hispanidad. En nuestro país es feriado desde 1921, cuando se estableció como aniversario del descubrimiento de América, con una visión europeocéntrica, como si estas tierras y sus habitantes no hubiesen existido antes de ser descubiertos. El 2000 pasó a llamarse Día del Descubrimiento de Dos Mundos, entendiendo que el mundo americano con la riqueza cultural de sus habitantes y el mundo europeo se descubrieron mutuamente.
Este encuentro no ha sido fácil. Después de más de cinco siglos hay desconfianzas y todavía terminamos de descubrimos; no hemos sido capaces de comprender las distintas cosmovisiones. Esta dificultad se vive dramáticamente en La Araucanía.
Sin haber completado este proceso de descubrimiento, hoy nos enfrentamos al encuentro de muchos otros mundos. La globalización nos obliga a reconocer numerosas culturas que conviven día a día.
Chile enfrenta un proceso de inmigración que acá no se aprecia tan fuerte como en otros lugares, como Antofagasta o Santiago, pero no por ello debemos negarlo y desconocerlo.
Una encuesta reciente (Imaginacción, Radio Cooperativa y Universidad Central) muestra que los chilenos tenemos percepciones encontradas respecto de la inmigración. La mayoría piensa que los hijos de inmigrantes deben recibir educación y salud gratis igual que los chilenos, y que tienen derecho al subsidio para la vivienda. La mayoría está en desacuerdo con que la inmigración les quite oportunidades de trabajo a los chilenos o que aumente la violencia y la delincuencia. Al mismo tiempo, la mayoría cree que los inmigrantes ilegales deben ser expulsados.
La misma encuesta muestra que más de dos tercios está de acuerdo con acoger a refugiados sirios. Es una muestra de generosidad y solidaridad internacional, de la que tantos compatriotas se beneficiaron cuando debieron salir al exilio, que nos plantea desafíos importantes. Tenemos que aprender a convivir entre personas de culturas distintas, y no podemos demorarnos de nuevo más de 500 años en hacerlo.
Juan Pablo Beca, director del Centro de Ética
y Responsabilidad Social Juan Pablo II de la UCT