Desde el Gobierno se ha venido dando a conocer la decisión de efectuar un cambio curricular, con la finalidad de incluir una nueva asignatura, relacionada con Educación Cívica. Iniciativa tan valiosa como muy necesaria. Estimamos que previo a todo ello, se requiere una completa revisión del actual marco curricular. Luego de varios años de su utilización, no cabe la menor duda que no ha resultado ser un instrumento eficaz para el logro de más y mejores aprendizajes, y la obtención de una educación de mejor calidad.
Así, los intentos por construir planes y programas propios, que hagan realidad los proyectos educativos de cada establecimiento, ha quedado reducido a una suerte de maquillaje de la propuesta oficial que copa el 90 % de los espacios curriculares, con consecuencias para la libertad de enseñanza, la autonomía y la diversidad de los centros. En los marcos curriculares no se generan los espacios básicos, para que ello pueda concretizarse en la propuesta científica, humanística y cultural propia de cada de la escuela, ya sea ésta pública como particular.
Preocupa que la casi totalidad de nuestros alumnos, indistintamente donde vivan, el cómo vivan, su condición personal, social e incluso regional, sean instruidos por un marco curricular estándar, poco pertinente, que da muy pocos espacios para situaciones de aprendizajes distintos y propios, y personas en realidades tan diversas. Lo anterior no significa que no se requiera un marco curricular nacional, que asegure unidad y comunión que hoy es esencial respecto del conocimiento, como de nuestra identidad cultural propia. Ello es indispensable, pero en su justa medida.
A un currículum ya sobresaturado, con alumnos y profesores agobiados, cuyos objetivos en general no son logrados más allá de un 85%, se quiere sumar la Educación Cívica. Pero el marco ya no soporta más arreglos. Se requiere aquí de un gran debate, reflexión y aportes de cuantos se interesan por la educación y la sociedad. ¿qué educación cívica?, ¿qué propuesta de ciudadanía?, ¿qué tipo de ciudadano?, ¿qué concepto de persona, historia, de sociedad, de política, de libertades?, ¿qué concepto de Estado?, ¿qué formas para la administración del poder?, ¿qué división política del País?, ¿qué descentralización?, ¿qué concepto de subsidiaridad, de participación, de bien común, de derechos humanos? Estas cosas no pueden definirse en una oficina y menos del riesgo de hacerlo desde una sola visión.
Por otra parte, si paralelamente el Ejecutivo ha dado inicio a las gestiones necesarias para gatillar un proceso que busca elaborar una nueva Constitución Política para el País, entonces, ¿En base a qué nuestros alumnos podrían desarrollar aprendizajes al respecto?
Héctor Vargas obispo de Temuco