Homicidio en el fundo Nilpe
El Tribunal Oral en lo Penal de Temuco condenó al tractorista José Cañete a 5 años y un día por el delito de homicidio contra José Quintriqueo, miembro de una comunidad indígena de Galvarino.
Como gremios productivos de la Región, siempre hemos lamentado cada muerte que ocurre producto del conflicto en La Araucanía, repudiando todo acto de violencia venga de quien venga, y criticando actuaciones judiciales que nos parecen injustas.
José Cañete es una persona trabajadora y esforzada, de una tremenda humildad, único sustento para su familia, que lamentablemente un día cualquiera en su trabajo como tractorista, se ve envuelto en una usurpación violenta llevada a cabo por miembros de una comunidad indígena, siendo víctima de amenazas y apedreos múltiples y de gran violencia. Consecuencia de lo anterior, tratando de huir del lugar para resguardar su integridad física y, porque no decirlo, por su vida, atropella a la víctima fatal, el Sr. Quintriqueo, quien era su primo y uno de los agresores en ese momento.
El Sr. Cañete estaba en su lugar de trabajo, no esperaba enfrentar a una turba de gente violenta, jamás hubo intención de causar la muerte, sólo miedo por salvar su vida. En el juicio declaran los mismos miembros de la comunidad, quienes eran agresores en el lugar de los hechos y que siguen impunes. A pesar de la poca objetividad de la prueba rendida, los tribunales una vez más dan una pésima señal a las víctimas de este conflicto.
Hace unas semanas se condenó a 5 años de arresto domiciliario a una persona que incendiando 5 máquinas es encontrado con herida de bala en el lugar de los hechos; el día de ayer, se condena a dos personas a 2 años de reclusión nocturna por pedir un camión de trigo a un agricultor a cambio de no quemarle la siembra. Sin duda, paradójicamente el poder judicial una vez más entrega injusticia a las víctimas de nuestra Región.
Angélica Tepper Kolossa, presidenta Multigremial
Diputado Ceroni I
Sorprende una vez más cómo los parlamentarios con viveza política intentan sortear graves faltas en su quehacer. En este caso me refiero al diputado Guillermo Ceroni, quien fue denunciado por un medio de comunicación de estar entretenido con su celular enviando mensajes sexuales, cuando debía estar concentrado en su trabajo parlamentario.
La viveza está en hacer que los medios se enfoquen en que habría sido invadida su vida privada, más útil aún para victimizarse al hacerse pública su sexualidad oculta. Ese no es el punto, podría haber sido que le descubrieran siguiendo las carreras del hipódromo o jugando a las cartas, como ocurrió una vez con el senador Zaldívar, lo grave es que los parlamentarios en el hemiciclo no deben aparentar estar trabajando. Cómo saber si están atendiendo negocios privados o entuertos de sus partidos, presentando un falso "presente", cuando en realidad no están concentrados en su alta función. Función que es la mejor pagada del mundo por el pueblo que los eligió y al cual afectan sus decisiones.
No es extraño que haya recibido tanto respaldo de sus colegas, pues por ellos ojalá no se les controle si trabajan o no, labor que pueden hacer los periodistas. Ningún funcionario o empleado puede atender asuntos privados cuando está en una reunión o supuestamente concentrado en la pega y si necesariamente un parlamentario necesita hacer un contacto privado, debe salir de la Sala. Eso sería transparencia. Por ello no es aceptable que se disfrace la falta con que se invadió su vida privada, cuando lo que se hizo es denunciar que no estaba haciendo bien su trabajo.
Héctor Villa Prado
Diputado Ceroni II
Tras todas las opiniones a favor y en contra por las filtraciones que sufrió el diputado Ceroni, queda muy claro que en el Congreso Nacional se pierde mucho tiempo, el cual es muy oneroso para los bolsillos de todos los chilenos, haciendo actividades que no tienen nada que ver con las labores propias de un parlamentario para las cuales sí son mandatados por los electores. Lo delicado de la forma utilizada, la justicia lo decidirá, pero el fondo mostró una gran verdad, más grande que el mismo Congreso.
Luis Enrique Soler Milla
La mentira
Me pregunta hoy en la mañana ¿Papá a que le debo temer? Me encojo de hombros y tratando de responder, no encuentro la respuesta. Ni yo tengo claro a qué temerle. Entonces mirando al techo, casi con una mirada perdida exclamo: Hijo a lo único que debes temerle es a la mentira, que por esencia es mala. Mi hijo me responde con una asertividad que me deslumbra. Papá me dice, con la tranquilidad que solo caracteriza a los niños, debo entonces creer que el mundo es malo. Desencajado le conmino a explicarme su respuesta. Y nuevamente en un tono tranquilizador me dice" todos los días las autoridades, políticos, economistas, mienten, entonces el mundo es malo".
Rodrigo Pérez