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La novela Banal

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Está claro, hay que escribir de un flaite anarco (o de un cuico anarco, eso es aleatorio) que es captado como jihadista (guerrero islámico) por una red que empieza a operar en Chile, porque ahora el objetivo es Sudamérica. Hubo un género literario de la guerra fría, la famosa novela de espionaje que dio algunas buenas joyitas, como John Le Carré o Robert Ludlum y, también buenas películas, como El Hombre que Escapó del Frío. ¿Cuál es el género que corresponde al momento actual, más allá de la ilustración vargasllosiana o garcíamarqueana del dictador latinoamericano o del bestsellerismo que exotiza el mundo árabe o islámico, incluida las teleseries brasileñas? La ficción aquí funciona como consolación seudo explicativa del incomprensible horror. Nada del otro mundo, pero igual nos sorprende, porque la paz suele ser la obsesión de los poderosos y la guerra el consuelo de los pueblos desplazados y reprimidos.

Imaginemos que nuestro jihadista es de La Pintana o de algún lugar del norte o del sur, de Iquique, por ejemplo, o de Patagonia. Cuando uno ve los documentales en la tele se da cuenta que todos los chilenos si nos ponemos el velo árabe o algún atuendo en la cabeza, tipo beduino, somos igualitos. La estética jihadista, con ese uso del negro y la capucha que cubre el rostro, emparenta ese diseño con el pendejismo con pretensiones radicales de nuestros anarquitos o ultras izquierdistones. Todos tributarios, igual que los jihadistas, al parecer, de un daño formativo o de una adolescencia discriminada, en fin, victimados por la cultura del desprecio que viene de un Estado que si los reconoció fue desde el abandono. Sin duda es un fenómeno juvenil, contra un mundo, a veces senil, o esquizofrénico. Un catecismo duro los emparenta, aunque hay reglas difíciles para los nuestros, como es el consumo de drogas y alcohol que a los nuestros les encanta. Creo que un giro narrativo al respecto debiera dar cuenta de que cierto mundo árabe musulmán oculta esta parte, que igual existe la compulsividad por el consumo de iniquidades, dicho a la manera de Borges. Quizás mucho guerrero que viene de Europa deserta por eso, porque cuando llega la necesidad del descanso del guerrero surge la impronta afectiva y deseosa. Recordemos que los católicos siempre prohibieron la carne y el sexo desde un cinismo brutal y, la historia ha ido comprobando esos crímenes. Con esta homología podríamos operar, con un chico marginal, por ejemplo, que opta por alá. Una vez vi un caso que no pude pesquisar de un chico proleta que se volvió al islam, él venía de una izquierda radical y el caso palestino lo tenía muy interesado. En general, el negocio épico resistencialista, engancha con un romanticismo restaurador de un orden levemente utópico, que sana una herida profunda. Todos estos chicos y chicas son viajeros que en algún momento de sus vidas oscuras buscan su destino. Y Alá puede ser ese destino. En este caso, estoy pensando una novela que banaliza el tema, sí, en el sentido de la banalización del mal (está de moda esa tesis de Ana Arendt), pero con un giro patéticamente heroico, que es la retórica que le da sentido, es decir, una escena de visibilidad o de púlpito, con afán protagónico, con una kalashnikov en sus manos, porque Alá es grande, gracias a él que lo promueve y lo representa.

POR Marcelo Mellado*

Una nueva biografía de Gabriela Mistral

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Libro de Bisama llega a Ecuador antes que a Chile

Desde mediados de los ochenta que la académica estadounidense Elizabeth Horan ha estudiado el legado mistraliano con minuciosidad y paciencia. Para este 2016 anunció la llegada a las librerías, bajo Oxford University Press, de una biografía sobre la Premio Nobel, que le ha tomado más de una década de trabajo y sobre el cual Horan ve incluso motivos geopolíticos que favorecieron a la chilena. Con anterioridad presentó "Gabriela Mistral: An Artist and her People", sobre el complejo entramado de su presencia en la esfera social y política donde se manejó, y también "Gabriela Mistral, Victoria Ocampo: esta América nuestra. Correspondencia 1926-1956", una recopilación de sus misivas con otra mujer señera en el Cono Sur: la argentina Victoria Ocampo. Esta nueva biografía de la poeta de Elqui se prevé tenga más de 600 páginas y devele el poderoso universo femenino que la acompañó: desde la férrea amistad con Palma Guillén, con quien compartió la crianza de Yin Yin, a la alegría y desenfado de Doris Dana, que la acompañó los últimos años de su vida.

Mañana se presentará en la Feria Internacional del Libro de Quito, donde Chile es invitado de honor, "Cuando éramos hombres lobo", última ficción del escritor y periodista porteño Álvaro Bisama. Publicado bajo la editorial boliviana El Cuervo, en su Twitter Bisama aclaró que se trata de un volumen de cuentos, "y una nouvelle". Hasta el momento este título no está disponible en Chile, pero Libros del Laurel acaba de reeditar su primera novela de 2006, "Caja Negra".


Villalobos abre nueva polémica

"La Araucanía: Historia y falsedades". Bajo tan rotundo título, el historiador Sergio Villalobos (Angol, 1931) acaba de presentar un libro de 355 páginas publicado por el Centro de Estudios Históricos de la Universidad Bernardo O' Higgins. El domingo pasado, el Premio Nacional de Historia apareció en un suplemento dominical hablando desde la "historia constructivista", a contrapelo del movimiento indigenista, llamando araucanos a los mapuches y derribando el mito de que es un pueblo guerrero. Desestimó además la cifra de quienes hablan mapudungun y corroboró la debilidad que sentirían frente al alcohol. Al día siguiente, el periodista Pedro Cayuqueo posteó con humor en su Twitter: "Sergio Villalobos y su envidia ya enfermiza a los metrosexuales mapuches". Luego, el viernes, el filósofo Gastón Soublette (Antofagasta, 1927) mandó una carta a "El Mercurio" en la que afirmó que Villalobos con sus recientes dichos no sólo ofendía al pueblo mapuche, sino también a "toda la nación chilena". Además, lo consideró un "historiador carente de toda base antropológica", quien "desde su sedentaria vida de escritorio, emite juicios sobre comunidades humanas que nunca ha visitado". Terminaba el autor de "La estrella de Chile" diciendo que la condición indígena "es un valor en sí y no una carencia". El debate epistolar recién se abre.


Atentados de París suben venta de libro de Hemingway

En estos tristes días parisinos, la novela de Ernest Hemingway (Illinois, 1899) "París era una fiesta" se ha convertido en éxito de ventas y reposa entre las flores y velas de los memoriales levantados en los sitios de las masacres. Los libreros de París agotan los ejemplares a razón de medio millar cada día y vuelven a reimprimir, pues son muchos quienes se han refugiado en el retrato luminoso que "Papa" perfiló en los años 20 del siglo pasado, un París donde fue muy pobre y feliz, según anotó. Fue una verdadera legión la de artistas y escritores que llegaron hasta allí, muchos de ellos como el mismo Hemingway arrobado con el aura bohemia de la antigua urbe. Por cierto que sus páginas son un himno a la juventud y la alegría de vivir, algo a lo cual los parisinos echan mano para no sucumbir al miedo y la pena. Fue una señora jubilada quien impuso esta moda y trajo de vuelta la novela, al aparecer en cámara con ella y alzarla como un estandarte en medio de la muerte.


Vargas Llosa pidió el divorcio

Finalmente el premio Nobel de Literatura le pidió el divorcio a su mujer y prima Patricia, presionado levemente por declaraciones a fines de octubre de su actual pareja, la española Isabel Preysler, quien dijo que esperaba el trámite para casarse. Han pasado ya cinco meses desde que se publicaran las primeras fotos de ambos almorzando en Madrid y la prensa rosa los ha perseguido por Londres, Lisboa y Nueva York. Por cierto este año los Vargas Llosa celebraron sus bodas de oro y no dieron luces sobre el quiebre matrimonial. Ahora, algunos advierten sobre la futura partición de bienes que deberá afrontar el escritor de "Conversaciones en la catedral", partiendo por sus valiosas propiedades en Lima, Madrid, Londres, París y Nueva York.