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"La Joyita": la zapatería artesanal que se resiste a morir y lucha por mostrar su mejor cuero

TRADICIÓN. Una de las últimas tiendas de este tipo de Temuco y quizá la más completa, es de esos sitios que rehuye a los embates de la modernidad.
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"Lo que bien amas, perdura/lo demás es escoria", asevera el poeta norteamericano Ezra Loomis Pound. Y es indudable que la tienda de calzado "La Joyita", de calle Lautaro 1015, casi a la altura de Aldunate, subvierte la lógica capitalista del 'trabajo enajenado' (Karl Marx), donde "el picapedrero es apartado de la piedra/y el tejedor es apartado del telar" (Ezra Pound, Cantar XLV). En efecto, "La Joyita" nos ofrece productos de admirable calidad y que son hijos de la manufactura de la misma persona que los expende

Nos referimos a Julio Araneda, nacido en Toltén en 1953, quien lleva unos 40 años en el oficio, 20 de los cuales los ha desarrollado en su propia y acotada tienda temuquense (antes estuvo en Santiago), la que no obstante cuenta con unos 400 productos, "que tarde o temprano se terminan por vender", dice.

Todo el calzado que don Julio vende es de cuero legítimo, en sus distintas versiones, y relleno con badana, "lo que impide que el pie transpire". Al reportero gráfico y a quien escribe, les llama la atención un letrero que asegura que la cuerina quizá resista al agua, pero no el cuero; y aquel aserto nos hace recordar los publicitados zapatos de una onerosa marca que -con el concurso de la Nasa- aseguraba ser impermeable al agua para siempre. "El único calzado que es de por vida impermeable, y ni siquiera eso, es el que está hecho con goma, o con plástico", nos asegura don Julio.

ARTESAnAL

Pero, curiosamente, la advertencia de don Julio, sin duda destinada a que la gente no pida peras al olmo, entraña una paradoja. En tiempos donde casi todo se fabrica en serie y al arbitrio de los megamercados y retails. En tiempos donde es evidente que la vestimenta no constituye la excepción a esto, el artesano, quien según la tercera acepción del diccionario de la Real Academia Española es "quien hace por su cuenta objetos de uso doméstico imprimiéndoles un sello personal, a diferencia del obrero fabril", es alguien que permanecerá. ¿Y por qué tan arriesgada afirmación?

Como asegura un insigne poeta checo, citado por su homónimo Jorge Teillier en su célebre ensayo "Los poetas de los lares", de 1965: "Para nuestros abuelos, una torre familiar, una morada, una fuente, hasta su propia vestimenta, su manto, eran infinitamente más familiares… He aquí que hacia nosotros se precipitan, llegadas de [los Estados Unidos de] América, cosas vacías, indiferentes, apariencias de cosas, trampas de vida... Las cosas dotadas de vida, las cosas vividas, las cosas admitidas en nuestra confianza, están en su declinación y ya no pueden ser reemplazadas. Somos tal vez los últimos que conocieron tales cosas… El poeta, entonces, como el artesano, deberá conservar las cosas reales, en vías de extinción, frente a esta invasión de las irreales que nos son impuestas en serie".

LA JOYITA DE TEMUCO

No constituye novedad alguna afirmar que Temuco es una ciudad progresiva, pero de crecimiento desmesurado. Ni tampoco asegurar que sus índices de calidad de vida no son precisamente auspiciosos. Aunque según ciertos expertos, como el arquitecto y académico Gonzalo Verdugo, de la Universidad Mayor, éstos se pueden revertir con mejores políticas públicas y un crecimiento con auténtico sentido… ¿Tarea de Titanes y no de hombres?

La persona que escribe este artículo no tiene, ni muchísimo menos, la respuesta. Pero sí tiene claro que una parte indisociable de la calidad de vida se relaciona con la mantención del patrimonio, tangible e intangible. Y la tienda "Calzado Nacional Joyita, el Rey del Cuero", que está al costado de una de las tantas y espurias automotoras que se obstinan en aparecer, es una de esas joyitas con que a diario nos sorprende -más allá del humo y de los ruidos, más allá de los tacos y distancias y segregaciones- la ciudad fundada por don Manuel Recabarren, en aquel no tan lejano año de 1881.

20 años de tradición tiene la tienda de Julio Aravena en el barrio de la calle Lautaro en Temuco.