Uno de los desafíos de nuestra Región está vinculando al Desarrollo Turístico y la Naturaleza, con una amplia oferta natural en las áreas costera, lacustre y cordillerana, donde la existencia de casi 350 mil hectáreas de Áreas Silvestres Protegidas, -con 13 unidades; cinco parques nacionales, seis reservas nacionales y dos monumentos naturales- y sus posibilidades de relacionarse con un turismo sustentable juegan un papel relevante.
La Corporación Nacional Forestal, instancia que posee la administración de estas áreas, tiene como misión garantizar a la sociedad el uso sostenible de los ecosistemas forestales y la administración eficiente del Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado, Snaspe, a objeto de contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de las actuales y futuras generaciones.
De acuerdo a la Organización Mundial de Turismo (OMT), el segmento turístico que actualmente experimenta el más acelerado crecimiento es el llamado turismo "alternativo", es decir, el turismo que tiene como destino la naturaleza y que incluye todas aquellas prácticas conocidas como turismo especializado: turismo de aventura, científico, cinegético, montañismo, campismo, buceo, safari fotográfico, canotaje, espeleología y ecoturismo, por mencionar algunos.
El ecoturismo no solo es un viaje orientado a la naturaleza, sino que constituye una nueva concepción de la actividad, tanto social y como económicamente. Tiene como objetivo mejorar las condiciones de vida de las poblaciones receptoras, al mismo tiempo que preserva los recursos y el medio ambiente, compatibilizando la capacidad de carga y la sensibilidad de un medio ambiente natural y cultura con la práctica turística.
Si el turismo ha representado una actividad importante para la economía mundial, en tanto fenómeno masivo y actividad que requiere de una gran infraestructura y complejos servicios que no siempre han tenido una adecuada planificación, se ha convertido en un constante deteriorador del medio ambiente natural y social. No solo ha transformado el aspecto físico de las zonas turísticas, sino que ha generado graves trastornos ecológicos.
Es un polo de atracción y bajo la presión constante de uso, debido al aumento del interés por denominado turismo de intereses especiales. Es así como reviste una real importancia efectuar un cambio cultural con respecto a la visión de los recursos naturales, no tan sólo con una visión económica y de explotación, sino más bien una mirada de conservación y sustentabilidad, que asegure el disfrute de estos recursos para todos los chilenos a través del tiempo.
David Jouannet Valderrama, director Conaf Araucanía