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Los Traperos de Emaús : donde se recicla hasta la esperanza

LA PELEA DIARIA. Conocimos en Temuco la historia de estos hombres y mujeres que reciclan los anhelos de los más necesitados.
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En el azotado otoño parisino de la posguerra, el sacerdote jesuita Henri Grouès y Georges Legay, fundaron el movimiento de los Traperos de Emaús, que quiso combatir la exclusión y la pobreza, de las más diversas formas. En los albores de 2016, visitamos a los Traperos de Emaús de la ciudad de Temuco, uno de los cuatro grupos del país y el único de los 32 latinoamericanos que cuenta con una hospedería, cuya capacidad es para 60 personas, las que pueden alojar, desayunar y cenar por 500 pesos.

Los Melillán

En la calle Las Quilas, a la altura del 1435 del barrio homónimo, nos atiende el portero, don Wilfredo Melillán, un reciente temuquense que tiene parientes entre Carahue e Imperial. Nos contacta con el encargado de los traperos de Temuco, don Alfonso Melillán Montiel. ¿Mero alcance de apellidos?

Don Alfonso, el encargado, asegura que el grupo de Temuco cuenta, además de la hospedería, con un patio (donde están los donativos), un taller de reciclaje, un bazar de ventas y una comunidad. En esta última hay 22 hombres, mujeres y niños, quienes a cambio de realizar algún trabajo pueden subvenir a sus necesidades de vivienda y alimentación. Son casi 10 mil los metros cuadrados con que cuentan los traperos de Temuco, quienes fueron fundados en agosto del 68 y son los más antiguos del país.

"Nosotros nacimos al amparo del Obispado de Temuco, pero ahora nos autofinanciamos, ante todo con donativos en dinero (los menos) y con las ventas del Bazar, donde a veces acude mucha gente", puntualiza don Alfonso.

"La mayor parte de los donativos recibidos -que no son pocos, porque la clase media suele comprar y desechar con cada vez más rapidez- los destinamos a los más necesitados", nos asegura el encargado. Quien escribe la presenta crónica pondera que hace algunas décadas la divisa de los electrodomésticos Fensa era "hecho para durar", y que en el tiempo presente la de la exitosa marca Samsung es "la vida siempre puede ser mejor"...

Una mística

En los versículos 29 al 35 del Evangelio de San Lucas, se narra el encuentro de Cristo resucitado con dos hombres que, al no reconocerlo en el camino hacia el pueblito palestino de Emaús, le hablaron a éste de su desesperación por la muerte del que "vendría a redimirnos". Luego lo reconocieron y su vida cambió. He ahí el nombre y la mística de este movimiento.

Dicha mística se reforzó en el Manifiesto Universal de la Asamblea de Berna, de 1969, en cuyo primer punto se asegura: "Emaús nació del encuentro entre hombres conscientes de su situación privilegiada y de sus responsabilidades sociales frente a la injusticia [Henri Grouès, el mentado Abate Pierre, era de familia acomodada], y de hombres que ya no tenían razón alguna para seguir viviendo [el otro fundador de Emaús, Georges Legay, había decidido auto inmolarse]. Unos y otros aunaron voluntades y esfuerzos para ayudarse mutuamente y socorrer a quienes más lo necesitan, en el convencimiento de que salvando a los demás puede salvarse uno mismo". Ayudar a quienes sufren como una forma de auto salvación, esa es la premisa.

Pero la importancia de Emaús va más allá. En tiempos donde el reciclaje resulta imprescindible para mejorar la salud del medio ambiente, son como un oasis de vida en un océano de consumismo.

Taller y bazar

La señora Tamara Aedo, una de las encargadas del bazar, nos dice que éste atiende los martes y los jueves, entre las 14:00 y las 17:00 horas, y el día sábado entre las 9:30 y las 18:00 horas. En cuanto al taller, es el lugar donde objetos inservibles quedan restaurados para su uso. Demás está decir que el aporte de Emaús al reciclaje es invaluable. Se les puede contactar en el (45) 233813.

500 son en promedio los muebles y electrodomésticos que mensualmente llegan a Emaús. Eso, sin contar vestimenta y productos menores.