Secciones

La vida recordada de Marks

El abogado, profesor, novelista, antologador y crítico literario Camilo Marks acaba de publicar "Indemne todos estos años" (Lumen), un libro en el que anda y desanda siete décadas de su vida en más de 500 páginas.
E-mail Compartir

Camilo Marks dice que escribir sus memorias fue agotador y que seguramente volverá a la ficción después de "indemne todos estos años".


"Indemne todos estos años"

Camilo Marks

Editorial Lumen 504 páginas

$ 16.000

La foto de la portada se la sacó una amiga suya en Londres. "Lucía Muñoz, como yo, estaba exiliada en Londres y aún sigue viviendo ahí. Y seguimos siendo íntimos amigos. Últimamente, ha tenido pérdidas terribles, pero en la época en que esa foto fue tomada pasaba por una buena racha. Ella es socióloga y trabajaba en el sector de Liverpool Street, donde yo descubrí esa plazuela en que se encontraban las oficinas del ferrocarril de Antofagasta a Cochabamba, de propiedad inglesa. Y como a mí me parecía una curiosidad, llevaba a todos los chilenos que me visitaban a ese lugar, que sigue siendo encantador". Se le ve, quizás con frío, con los brazos cruzados sobre el pecho y en la mano izquierda sostiene unas hojas, un diario tal vez. Está apoyado en un solo pie y mira, con el ceño marcado, hacia la cámara.

- ¿Qué piensa de la memoria como género literario, del relato autobiográfico? ¿Cuál sería su aporte, su mayor valor?

- Exceptuada la poesía, es la expresión escrita más antigua que se conoce: están los miles de miles de recuerdos anónimos, los fragmentos de Adriano, las Confesiones de San Agustín, las Meditaciones de Marco Aurelio, todos esos y muchos otros textos fascinantes, irreemplazables en cuanto a ser reveladores de la naturaleza humana. Sin compararme ni remotamente con ellas, estas obras permiten, sin los artificios retóricos, los recursos o las técnicas de, por ejemplo, la novela o el cuento, entrar directamente en la mente de alguien, conocerlo, dialogar con él o ella, discutir, debatir, o sea, conversar con el autor como no se puede hacer con ninguna otra expresión de la literatura.

- ¿Qué resonancias deja en el lector común y corriente un relato de vida?

- Que deje resonancias en el lector común y corriente depende de cada lector, y tal vez por cierta exigencia que presentan o, mejor dicho, por la complicidad que demandan, nunca son tan populares como otro tipo de libros.

- ¿Cuántos y cuáles de estos recuerdos estaban aposados en la memoria y reflotaron con el estímulo de la escritura?, ¿cuántos lo han acompañado permanentemente?

- En realidad, todos los recuerdos que yo evoco estaban en mi memoria y eran muchos, muchos más que lo que mi libro describe y que obviamente tuve o tuvieron que resumir por el tema de la extensión. Ahora bien: el plan inicial que yo presenté a Melanie Jösch, directora editorial de Penguin Random House, era de una fomedad abismante, parecía un currículum, algo que detesto. Entonces, con el estímulo de la escritura, fueron surgiendo muchos otros temas, no necesariamente reminiscencias, sino historias diversas que intercalo entre capítulos reales: el episodio de Berlín, el del niñito que hace un castillo en la arena, el de las cartas que recibo. Y bueno, si me pongo a hablar de cuántos y cuáles recuerdos me han acompañado permanentemente, no termino nunca y esta entrevista se convierte en un volumen más largo que "Indemne todos estos años".

- ¿Qué me puede decir sobre el proceso de volver a una persona o a un suceso real en algo ficcional y viceversa?

- Convertir a una persona o un hecho real en algo ficcional es tan antiguo como la invención de la imprenta, pero para referirnos a casos modernos, es lo que hacen Proust, Hemingway, Marguerite Yourcenar, Balzac, Dickens o, entre nosotros, Manuel Rojas, José Donoso, María Luisa Bombal. Si sus personajes no son de frentón autobiográficos, poseen rasgos que los identifican indeleblemente con sus creadores. La otra cara de la medalla, o sea, transformar un fruto de la imaginación en algo ficticio, es más difícil y complejo de explicar. Claro, porque si yo me invento un personaje -que es algo que todos hacemos alguna vez-, tengo que estar muy convencido de su verosimilitud o su veracidad para poder llevarlo bien al papel.

- Aunque desliza en este libro que las personas que cuentan sus sueños o chistes son latosos, ¿aparecen en sus sueños imágenes de su infancia en Cajón del Maipo con sus amigos de esa época?

- Sí, muchas veces aparecen, pero lo raro es que mientras los sueño, los veo como niños, pero en el presente, es decir, ellos están ahí tal como eran o yo creo que eran, aunque en un ambiente de plena modernidad. En realidad, mis sueños más frecuentes tienen que ver con fracasos, con temas no resueltos, incluso con asuntos imprecisables.

- ¿Ha vuelto al Cajón del Maipo?

- Sí, volví al Cajón del Maipo desde comienzos de los 90, hasta el año 2005, cuando, junto a mi hermano y mi madre, nos construimos una casa en las afueras del pueblo y fue una época muy feliz.

- Me intrigó aquello de "las historias nocturnas que transcurren como llamaradas en la noche" (pág. 105), cuando habla del mundo onírico.

- Las llamaradas en la noche se refieren, sobre todo, a lo que olvidamos apenas nos despertamos, que por suerte ocurre la mayoría de las veces, de lo contrario todos estaríamos en un manicomio.

- Se declara lector asiduo de "La interpretación de los sueños" de Freud.

- La obra más conocida de Freud me parece que sigue siendo una cantera inagotable, no tanto para entender los sueños, como por lo maravillosamente escrita que está y los casos que cuenta.

- Cuénteme sobre la bruja Gagool de su infancia.

- Yo diría que la bruja Gagool es la primera mujer mala, malvada, maligna que encontré en la literatura y fue cuando era muy pequeño, porque el resto de "Las minas del rey Salomón" es más bien edificante.

- Cuénteme de su fascinación por ciertas mujeres, "las bellas que cortan el aliento", como apunta. ¿Qué encuentra en ellas?

- A ver, aunque conocí la literatura femenina y feminista muy prematuramente, yo provengo de una época en que ni se hablaba de eso en Chile. Las bellas que cortan el aliento o a mí me lo cortaban remite a algo más, no sé bien cómo decirlo, tal vez más equívoco. En mi época existía, y creo que todavía existe, el prejuicio de las que las mujeres bonitas son tontas. Pues bien, aparte de que siempre he creído que las mujeres o la mayoría de ellas, son más inteligentes que los hombres, las mujeres hermosas a veces lo son mucho más, tal vez porque desde muy temprano conocen los peligros que ello entraña.

- Dice que nunca perdonará a sus padres por haberlo internado, pero le concede al INBA mucha influencia en su formación. Su sentido de la justicia viene de allí, por ejemplo. ¿Qué puede decir sobre esto?

- Bueno, yo creo que eso de no perdonar nunca es relativo y en mis memorias queda bien claro, porque si mi padre no sale muy bien parado, termino diciendo que le guardo un cariño refunfuñón. En cuanto al INBA, creo que los internados, sean laicos o religiosos, ya casi no existen; de hecho, en el Barros Arana en la actualidad hay alumnos externos y semipupilos, que solo alojan ahí. Y claro, yo estoy hablando de esa institución desde el punto de vista de hoy día, 50 años después, de modo que evidentemente mis remembranzas están teñidas, pueden ser exageradas, a ratos destempladas. Para ser francos, lo del sentido de la justicia lo descubrí mientras escribía el libro.

- ¿Sigue siendo de izquierda, se ha vuelto más conservador?

- Sigo siendo totalmente de izquierda, aunque ese término hoy no guarda ninguna relación con lo que significó en el pasado. Por lo demás, me parece que hoy la izquierda, la derecha, el centro pasan por crisis irreversibles, aun cuando yo siga reivindicando algunos ideales que me parecen tan válidos como ayer. De conservador no tengo absolutamente nada, salvo, tal vez, en la ropa y hasta cierto punto no más.

- ¿Cuál es su relación con lo religioso?, ¿cree en algo que nos trasciende?

- No soy irreligioso, no tengo nada contra las religiones, es más, me parecen indispensables -y esto me cuesta muchas discusiones-, respeto todas las creencias, siempre que no se impongan, sobre todo por la vía del terrorismo, pero dejémoslo hasta aquí, porque no estoy cien por ciento seguro de nada.

- No resisto pedirle una definición del mal.

- Sartre, en "A puerta cerrada", da la mejor definición no exactamente del mal, sino de las personas malvadas: "Soy mala. Eso quiere decir que necesito del sufrimiento de los demás para existir", dice Inés. Pero por supuesto que, más allá de las personas, existe el mal y el peor de los males que hemos conocido en épocas recientes es estatal, el que deriva del Tercer Reich alemán: vale decir, un Estado, una maquinaria del genocidio sistemático, una eficacia ilimitada para exterminar a los seres humanos, en especial a los judíos.

- ¿Qué temas dominan su escritura e imaginación en estos días?, ¿volverá a la ficción?

- Estas memorias me han dejado muy agotado, así que seré breve. Pero sí, creo que volveré a la ficción.

- ¿Por qué nunca ha publicado poesía?

- Escribí poesía cuando era muy joven y por suerte la quemé. Mi género favorito, y lejos, es la poesía; sin embargo, le tengo demasiado respeto como para aventurarme en ella.

Por Amelia Carvallo

Camilo Marks escribe sobre libros todos los domingos en el Artes y Letras de El Mercurio. Fue abogado en casos de derechos humanos y ha publicado diez libros, entre novelas, ensayos y antologías. El año 2014 estuvo en librerías "Preparativos de un viaje a Kiev" (Mondadori) y una "Biografía del Crimen" (UDP). Lo último de Marks es "Indemne todos estos años" (Lumen), sus memorias lanzadas hace algunos días.

"Mis sueños más frecuentes tienen que ver con fracasos, con temas no resueltos, incluso con asuntos imprecisables".

dinko eichin