Chatarrería: el paradójico esplendor de los desechos
RECICLAJE. La compra y venta de desechos industriales no sólo recicla sino que también limpia el medio ambiente y genera micro empleos.
Francisco Romero (Santiago, 1974) asegura que la compra venta de chatarra es un oficio de hombres. Él mismo, que no permitió fotografiarse, parece sacado de un western norteamericano. Tal vez porque a diario debe lidiar con una competencia tan férrea como los materiales que maneja, y con un negocio donde la incertidumbre es norma.
Su local está ubicado en Balmaceda 1325, casi en la esquina con Zenteno y a escasos metros del recio sector de Feria Pinto. Se trata de la Compraventa de Excedentes Industriales "Liftun Mapu Spa", negocio al que cambió de nombre tras comprarlo a su anterior dueño, Carlos Sáenz.
LIMPIANDO LA TIERRA
La compraventa de Romero -persona que tiene a su haber, entre otros, estudios de Administración de Empresas y de Tecnología en Telecomunicaciones- no sólo se dedica a los desechos de metal, sino también de papel y de plástico: "Éstos les interesan de manera preferente a las mujeres y a quienes hacen artesanías, pero no son el principal rubro del local", asegura.
Agrega que hay ciertas chatarras -por ejemplo estufas o catres o máquinas antiguas, como las de coser- que pueden arreglarse y dejarse operativas.
Romero sostiene que el nombre "Liftun Mapu Spa", con que bautizó a su emprendimiento, en mapudungun significa "limpiando la tierra", y que a fin de cuentas es lo que hacen todas las recicladoras de chatarra. Cita el ejemplo de una empresa de Santiago, donde a la sazón era empleado, que limpió un sector considerable de la ribera del Cautín, comprando las muchas toneladas de desechos que ahí había y dando empleo a mucha gente.
Nos asegura que la Sociedad de Inversiones Lampa S.A. (de calle Milano 03595 y que tiene sucursales en varias ciudades de Chile) y la empresa Gerdau Aza (de Avenida Miguel Faraday 2485 y que también está a lo largo del país), son sus principales competencias en la ciudad del Ñielol, aunque advierte que son muchas las chatarrerías de menor calado que acá existen: "Ya sean recicladoras pequeñas o grandes, es destacable la cantidad de empleos y subempleos que generan, incluso a nivel de gente muy pobre, que la única forma que tienen de agenciarse algunos pesos es vender la chatarra que recogen, la que traen en triciclos y hasta en carretillas o carritos adosados a precarias bicicletas"...
"Si se sabe administrar, el negocio es bueno, pero es preciso tener un buen colchón, porque es muy fluctuante. Japón y Brasil son los principales compradores de chatarra. Mientras haya actividad humana, habrá necesidad de reciclar, y ahora más que nunca", puntualiza.