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La vuelta del 'Marcopolo': el restobar que abastecía a los pasajeros de los trenes

RESTOBAR. El mítico local, ubicado casi en frente de la Estación de Temuco, acaba de ser recuperado por quien es su heredero. Se reinaugura en marzo.
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Luis Marín Cruces

Una ciudad en perpetua construcción tiende a perder su identidad. Y cuando ello ocurre, se nos extravía la historia, que según Don Quijote es [la] "émula del tiempo,[el] depósito de las acciones,[el] testigo de lo pasado,[el] ejemplo y aviso de lo presente, [y la] advertencia de lo por venir".

Es por ello que la iniciativa de Joaquín Gutiérrez Rojas, en orden a recuperar el espacio donde antes estuviera el restobar Marcopolo, que perteneció a sus padres y funcionó entre 1955 y 1985, como una suerte de enclave que recepcionaba a los múltiples pasajeros que recibía la Estación de Ferrocarriles de Temuco ("llegaban hasta cuatro trenes diarios"), sin duda fortalece la identidad de nuestra urbe.

Algo de historia

Joaquín Gutiérrez cuenta que hacia 1951, su padre, Oreste Gutiérrez Albornoz, le compró al empresario Horst Paulmann (que al año siguiente fundaría el entonces restaurante Las Brisas, de Carrera con Caupolicán), la patente del inmueble, edificio que tiene a su haber unos 90 años. Y fue así que hacia 1955, don Oreste se estableció con el restaurante La Alondra, que a poco andar, devino en el restobar Marcopolo, un lugar emblemático del Barrio Estación y que tuvo sus mejores años hasta 1985.

Figuras ilustres

Don Joaquín nos cuenta que al lugar iba casi a diario Raúl Reyes, hijo de Rodolfo, el hermano mayor de Pablo Neruda que quiso ser cantante lírico y que fuera coaccionado por su padre. Don Raúl, que tenía una carnicería, los suministraba de pertrechos para el local. También acudió varias veces el mismo Neruda, "que bebía cabernet de la marca Undurraga y tenía buen aguante".

"Acá también llegaban los más eminentes políticos de entonces, como Julio y Domingo Durán, Germán Becker padre, Juan Tuma Masso, Manuel Labbé, Hardy Momberg y políticos más jóvenes, como Camilo Salvo y Víctor Carmine; sin olvidarnos de Ítalo Picasso. Había un piano y en los mejores tiempos teníamos 10 garzones y esto no se cerraba. En el local -que incluía el espacio donde ahora hay una carnicería, y en el segundo piso tenía un espacio con capacidad que superaba a veces más de 200 personas".

La matriarca

Hacia 1985 y con el deterioro del patriarca, el Marcopolo se fue restringiendo, tanto en su horario como en su oferta. Fue entonces cuando la madre de nuestro entrevistado, doña Leonora Rojas, se hizo cargo del recinto y, con heroísmo incombustible, lo atendió como expendio de bebidas hasta poco antes de su muerte, acaecida en 2012.

Joaquín Gutiérrez asegura que su madre nunca quiso vender ni transformar el local, y que fue a él a quien le traspasó el Marcopolo... que abrirá de nuevo en marzo, sin cambiar el aspecto que otrora tenía, y que pasará a llamarse "El Reencuentro del Marcopolo".

"Mi señora, Tamara Álamos, y mis tres hijos, están junto a mí en esta idea de resucitar el local al que tanto le dieron mis padres".

Joaquín Gutiérrez, empresario.

Artistas y hombres de la prensa

Don Joaquín asegura que por estar el Marcopolo en frente de la Estación, llegaban muchos artistas, "por ejemplo, los de la 07 Compañía, como Arturo Millán, la vedette Wendy, Óscar Arriagada y Luis Dimas, y hasta el Colo-Colo de Caupolicán Peña. También la gente de El Austral: Sergio Marín, Claudio Núñez y el dibujante Silver (Silvestre Luarte), entre otros . El poeta local René Berhó era un infaltable".

1955 - 1985 fueron los años en que mejor funcionó el local de Avda. Barros Arana 116, en el Barrio Estación.