La Región de La Araucanía tiene todas las condiciones para convertirse en el gran referente turístico del país, incluso por sobre destinos que llevan la delantera en esta materia, como las regiones de Valparaíso, Los Lagos y, de cierta manera, Antofagasta, con su atractivo cultural de San Pedro de Atacama.
Lo fundamental es que nuestra Región tiene la materia prima: paisajes mágicos como las cordilleras, volcanes, bosques, lagos, costa y esa característica multicultural tan exclusiva de la zona. Hay también interés de los empresarios locales por invertir en apuestas atractivas, y también la conciencia de la autoridad local de que estamos frente una oportunidad única.
Si sumamos la materia prima, el entusiasmo de los emprendedores y los esfuerzos de las autoridades locales y comunales por potenciar el sector, tenemos una buena lista de insumos para seguir avanzando.
La deuda, o tal vez la gran debilidad de La Araucanía está en la infraestructura para ofrecer un mejor servicio y satisfacer la real demanda de los turistas.
Este verano dejó en claro que falta inversión pública para el despegue. Si bien la Región avanzó con la construcción del Aeropuerto en Quepe, no es menos cierto que las vías siguen siendo tarea pendiente. El mejor ejemplo es lo que sucede con los atochamientos en la zona lacustre, donde la doble vía Freire-Pucón es una necesidad urgente.
Otra punto débil que dejó el verano es la ineficiencia de algunos municipios para anticiparse a escenarios, como el colapso que se registró en Licán Ray, por falta de vigilancia policial y falta de servicios, y que este Diario dio cuenta en reiteradas ocasiones.
La Araucanía tiene potencial, tiene materia prima, tiene entusiasmo, si a eso le sumáramos mejores planes comunales y la decisión del gobierno central de mejorar el equipamiento vial, seguramente los balances serían aún más positivos.
Por cierto, disminuir los actos de violencia y propiciar una mayor tranquilidad también facilitarían las cosas para consolidar esta oportunidad única.