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"Peralino no se imaginó que iba a asesinar a mis padres, eso lo llevó a tener remordimiento"

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Diego Ahumada

Jorge Andrés Luchsinger Mackay, de 50 años de edad, abandonó su casa en Vilcún a los 17 años con destino Valparaíso para estudiar ingeniería en ejecución en electricidad en la Universidad Federico Santa María. Regresó el año 1998, luego de vivir en Santiago. El panorama con sus vecinos había cambiado. Atrás quedó la sana convivencia: la familia Luchsinger comenzaba a ser blanco de los primeros ataques.

Según cuenta el agricultor -el mayor de cuatro hermanos- su familia era invitada por las comunidades a presenciar las ceremonias religiosas. Recuerdos que fueron borrados a fuego. "Una buena parte de la comunidad pensaba que nosotros éramos los malos de la película", sincera.

Los cuerpos de sus padres, Werner Luchsinger (75) y Vivian Mackay (69) fueron encontrados calcinados entre cenizas el 4 de enero en 2013. El miércoles 30 de marzo recién pasado la Fiscalía detuvo a 11 mapuches por su presunta participación en el atentado incendiario a la casa en la Granja Lumahue, donde el matrimonio de agricultores murió calcinado.

El entrevistado afirma que ver a los imputados sonreír frente a la prensa en la audiencia de formalización de cargos, le causó indignación.

A una semana y días del golpe policial, Jorge Luchsinger se sincera con El Austral. Espera que la sentencia de los imputados -formalizados por incendio con resultado de muerte de carácter terrorista- esté a la altura de los 18 años de cárcel que recibió el machi Celestino Córdova, el único condenado por la muerte de sus progenitores.

En estas páginas, habla de cómo, a su juicio, las promesas de campañas políticas han acentuado el conflicto y afirma que el campo de la familia no está a la venta. Se refiere a la muerte del estudiante Matías Catrileo y cómo valora el testimonio del comunero José Peralino, la clave del caso. Eso sí, advierte que no piensa en el rencor ni menos en el perdón.

-A una semana y días de las detenciones por la muerte de sus padres. ¿Cuáles son sus sensaciones?

-Satisfecho que después de tanto tiempo se logre que la Fiscalía ordene las detenciones. Uno muchas veces tiene la información o se sabe quiénes son los presuntos partícipes del atentado a nuestros papás. Finalmente, después de tanto tiempo, la Fiscalía contó con los antecedentes suficientes para llevar a estas personas a tribunales y espero que en un corto plazo sean sometidas a proceso.

-El rol de su familia como querellante fue fundamental para que siga adelante el caso.

-Es muy importante que en las causas puedan participar las víctimas. En nuestro caso hemos estado muy interesados en tener acceso a toda la información. De hecho el mismo fiscal nacional Abbott (Jorge), hace un comentario hace poco tiempo al respecto: se tiene que dar más espacio para la participación de las víctimas en la investigación.

-Más allá del caso de Celestino Córdova, que fue detenido gracias a que su padre lo hirió de un disparo, ¿cómo fueron estos tres años?

-Hubo periodos en que éramos bastante escépticos de pensar que se podría llevar a juicio al resto de los participantes. Así como la Fiscalía tiene dudas y espera contar con más antecedentes, nosotros también tuvimos nuestras dudas de que esto iba a llegar a buen término. Ahora tenemos confianza que los antecedentes que hay serán suficientes para lograr una condena.

-¿Usted cree que los 11 imputados efectivamente son los que participaron del atentado a sus padres?

-El testimonio de Peralino y las razones por las cuales habla en dos ocasiones, me lleva al convencimiento de que las personas que él identifica participaron en el asesinato de nuestros papás, la quema de la casa y todo lo que eso significó. Eso, sumado a los antecedentes que la Fiscalía va a llevar al momento del juicio.

-¿Para ustedes fue un secreto a voces en estos años que algunos de los detenidos participaron en el atentado a la Granja Lumahue?

-De algunos sí, no de todos. Luis Tralcal Quidel, que es conocido porque había sido imputado en algunos otros casos, en varios sin que se lograra una sentencia condenatoria. Para mí eso no significa que no haya participado, sino que quedó la duda razonable ante los jueces. Eso y otras cosas que uno analiza desde afuera.

-¿Cómo qué?

-La forma en la que él llega a los tribunales, sonriendo. Yo creo que una persona que es acusada de delitos tan graves al menos estaría preocupada, pero algunos de ellos llegaron sonriendo, como si esto fuera una pasada más por el sistema.

-Le dolió ver esas expresiones.

-Molesta porque se ríen del sistema además de las víctimas, como que saben que gozan de impunidad y creen que ya han salido airosos, que van a salir de nuevo libres de polvo y paja.

-¿Qué esperan de la justicia?

-En el caso de Celestino Córdova uno esperaba una condena más alta pero asumiendo que los 18 años de cárcel fue lo que estableció la ley, esperamos que al menos el resto de los participantes tenga la misma condena.

-Ese debería ser el parámetro.

-Eso es lo que yo creo. Si estuvieron ahí, hicieron lo mismo, deberían recibir la misma condena. Creo que Celestino Córdova fue principalmente condenado por las pruebas que presentaron nuestros papás. Fue herido por mi padre y gracias al testimonio telefónico que dio mi madre.

Relación

-No siempre hubo distancia entre los Luchsinger y las comunidades mapuches cercanas. ¿En qué minuto se quiebra la convivencia?

-Para mí era una excelente relación. Nosotros compartíamos. Mi padre y la familia muchas veces participamos de alguna ceremonia o evento con las comunidades. Creo que a partir del año 1998 la cosa empezó a cambiar con los primeros ataques.

-El año 2008, el estudiante Matías Catrileo muere abatido por Carabineros en medio de un incidente en el predio Santa Margarita, propiedad de uno de sus familiares. ¿Qué significó esa muerte para los Luchsinger?

-Lamentablemente ocurrió ese hecho. Nadie espera que en la propiedad de uno haya una persona fallecida. Por las acciones que estaba ejerciendo hubo un enfrentamiento con Carabineros en que cae este weichafe -como lo califican las mismas páginas mapuches-. Lamentablemente estos movimientos han convencido a personas que ni siquiera son cercanas porque Catrileo entiendo que era de Santiago, y vienen a formar parte de estos procesos de reivindicación violenta. Lo encuentro lamentable por él y por su familia.

-¿Ese hecho gatilla la venta del fundo Santa Margarita a Conadi?

-Ese predio no pertenecía a mi padre, sino que a un primo de él (Jorge Luchsinger Villiger). No tengo antecedentes de que ello haya sido así, pero me imagino que una parte tiene que ver con eso y después de 100 ataques de todo tipo, buscando una solución. Mi tío decidió vender tratando de no ser parte del problema sino de la solución.

-Pero la tensión no bajó.

-Uno tenía la esperanza de que producto que lograron ser propietarios de ese campo se detuvieran las agresiones al resto pero lamentablemente y como vemos ahora, muchas de esas comunidades siguen ejerciendo la violencia para lograr más tierras.

-¿Ustedes están dispuestos a vender sus campos?

-Nosotros no hemos conversado de venta de tierra ni con ningún vecino ni entre nosotros con mis hermanos. Existe la posibilidad pero no es algo que hayamos conversado. El campo no se vende, no está a la venta y no nos hemos acercado a ninguna autoridad ni hemos ejercido ningún tipo de presión ni contacto.

-Se filtró un llamado del 2015 entre el ex intendente Huenchumilla y Sergio Catrilaf, detenido la semana pasada por el crimen de sus padres. ¿Qué le parece este contacto?

-Tengo entendido que (Huenchumilla) contactó y conversó con mucha gente de uno y otro lado. Además por lo que recuerdo se juntó en la cárcel con Celestino Córdova cuando estaba en huelga de hambre y fue de público conocimiento. Así que en la medida que no haya más que una conversación no le veo mucha importancia, salvo que exista delito de por medio, lo que ocurre con otros políticos que ofrecían tierras o creaban falsas expectativas a las comunidades.

-¿Políticos como quién en particular?

-Ese tipo de cosas que no sé si son ilegales pero creo que han incentivado la violencia. Han prometido de solución a comunidades como promesa de campaña tierras que no están a la venta o por lo menos ni siquiera han conversado con los propietarios.

-Siempre se ha ligado el mundo agrícola a la derecha. ¿Se sienten desilusionados del Gobierno de Sebastián Piñera?

-No sigo dependiendo de los gobiernos. Hay actores políticos locales de ambas tendencias que en algún momento vieron que esto era un nicho que les permitía ganar votos y andaban ofreciendo tierras.

-El ministro del Interior, Jorge Burgos, anunció urgencia al proyecto que modifica la Ley Antiterrorista. ¿Qué le parece la noticia?

-Si más que el ministro, el Gobierno considera que es necesario, bienvenido sea. Uno ve como víctima que por años el sistema no ha funcionado producto de que tiene muchas falencias (...) nunca he estado de acuerdo con ningún Gobierno que diga que no hay conflicto o no hay terrorismo. En el caso de la familia Seco-Fourcade se catalogó como terrorista y en el caso nuestro no habían testigos, porque los testigos fueron asesinados.

-Se habla que comuneros recibieron entrenamiento paramilitar.

-El testimonio más cercano fue el que dio la esposa del señor Pio Seco. Para mí fue impactante y son acciones que se repiten. Son personas organizadas; se visten especialmente para perpetrar el hecho; se trasladan desde lugares lejanos. Son grupos de gente que está bien preparada porque tiene que ser efectiva en periodos de tiempo muy cortos.

-¿Cree que el grupo que atacó a sus padres contó con entrenamiento paramilitar en el extranjero?

-Sí, yo creo que sí.

Testimonio Clave

-¿Cómo valora la declaración de José Peralino, la que delató a los otros 10 comuneros que hoy están en prisión preventiva?

-Creo que eso representa lo lamentable de lo que pasa en la Región. Que personas del campo, con cierto nivel de pobreza, con poco estudio sean convencidas de actuar por la vía violenta. Creo que Peralino no se imaginó que iba a asesinar a mis padres, eso lo llevó a tener un remordimiento y de acuerdo a sus creencias a lo largo del tiempo lo llevó a sacarse esa culpa y contar en lo que había participado.

-¿Hay perdón para él?

- (Silencio) Yo creo que no soy quién para estar perdonando. Lo que sí, considero importante que una persona tenga la valentía de reconocer sus faltas.

- ¿Perdonaría a los demás imputados?

-No son cosas que haya analizado hasta que alguien reconozca como lo hace él, pero de cara a uno, a la familia, decir lo siento, disculpen o perdonen. Pero eso no ha ocurrido hasta ahora.

-¿Les guarda rencor?

-Uno no puede estar pensando de esa forma. Si tuviera odio hacia estas personas tendría que estar permanentemente pensando en eso. Yo creo que uno tiene que ser capaz de ir superando esto.

-¿Visita con frecuencia el sepulcro de sus padres? Va a reflexionar a ese lugar.

-No voy muy a menudo pero hemos ido. Creo que uno el recuerdo lo va haciendo en base a la imagen que tiene de toda una vida más que ir a verlos a la tumba en el cementerio, que puede ser válido, pero uno los va viendo día a día en el campo y lo que está haciendo. Los recuerdo como personas trabajadoras que con esfuerzo sacaron a su familia adelante. Gracias a eso gozamos de la educación y la formación que tenemos.

"Creo que han incentivado la violencia. Han prometido de solución a comunidades como promesa de campaña tierras que no están a la venta".

"Lamentablemente estos movimientos han convencido a personas que ni siquiera son cercanas porque Catrileo entiendo que era de Santiago". "En el caso de la familia Seco-Fourcade se catalogó como terrorista y en el caso nuestro no habían testigos, porque los testigos fueron asesinados". "Yo creo que una persona que es acusada de delitos tan graves al menos estaría preocupada, pero algunos de ellos llegaron sonriendo al tribunal".

18 años de cárcel fue la condena que recibió el machi Celestino Córdova Tránsito, por el delito de incendio con resultado de muerte. El Tribunal descartó el delito terrorista en fallo dividido.

3 de enero en 2008 el joven estudiante de la Universidad de La Frontera, Matías Catrileo Quezada, fue asesinado por una bala 9 milímetros disparada por Carabineros en el fundo Santa Margarita.

2009 fue el año en que Jorge Luchsinger Villiger vende el fundo Santa Margarita a Conadi. Así nace el Lof Lleupeco Catrileo -como se conoce hasta hoy- en honor al joven comunero ultimado.