Gracias a don Andrés Bello, precursor de la integración latinoamericana, hemos recibido esta última década a inversionistas formales e informales de países vecinos, pero en especial me referiré a nuestros hermanos colombianos, que han introducido a Chile y especialmente a Temuco, un sistema crediticio informal, denominado Gota a Gota.
¿Es una ventana de escape a personas que no tienen acceso a créditos de bancos e instituciones financieras o una real pesadilla para los futuros deudores?
Aclaremos que este método poco ortodoxo de préstamos es un contrato, es decir, una manifestación de voluntad, donde el contratante conoce claramente los términos de esta atractiva oferta, que conforme su práctica, se entrega una suma determinada de dinero, cuyo capital e intereses son cobrados en forma diaria.
Si el interés pactado reviste carácter de usura o no, eso es otra cosa. Si usted estima que es una usura, denuncie el hecho ante las policías y el Ministerio Público, cuenta con las herramientas necesarias para determinar este tipo de delito que consiste cuando el interés pactado supera en un 50% el interés corriente que rija al momento de la convención.
No confundamos las cosas. La diferencia sustancial de este método recae en el efecto que se origina por el no cumplimiento de las obligaciones contraídas. Tal vez, sería bueno informar a los deudores que no habrá una ejecutiva colombiana de un call center que llamará a diario recordando el cumplimiento de lo pactado, sino tienen el honor de recibir a estos ejecutivos en persona y a domicilio, que con su carisma caribeña, propia de uno de los países más felices del mundo y apasionados por su trabajo, como eslabón de un gran engranaje económico, lícito o no, exigen lo justo, es decir lo acordado.
Otro objeto totalmente diferente y condenable es que, mediante amenazas, daños o lesiones, estos ejecutivos en terreno exigen el pago o sus intereses, pero si es así, denuncie el hecho y la Fiscalía ejercerá la acción penal respectiva.
La pregunta es si el Gota a Gota ¿daña a nuestra economía local? A mi entender, más dañinos son los préstamos usureros disfrazados de Contrato de Retroventa, que verdaderos delincuentes de cuello y corbata utilizan como forma crediticia para enriquecerse o más aun, las conocidas repactaciones de intereses de grandes empresas, que son más reprochables que una amable visita de un forastero.
Francisco Urbano Linares, abogado penalista