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La guardiana del dramaturgo

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"Me tomó largo años decidirme a publicar este encuentro con Andrés que atesoraba en mi intimidad. He estado escuchando y releyendo continuamente este material y otros que generamos juntos acerca de su travesía por la vida del teatro y por el teatro de la vida, y creo que hoy estos han encontrado la acogida y el contexto que fui buscando a lo largo de este tiempo para publicarlos.

El texto publicado aquí como Primer Acto corresponde a la transcripción de la grabación en audio de nuestro encuentro, y la edición consistió sólo en transformar las fórmulas propias del habla oral a la escrita, incorporar notas explicativas y algunos subtítulos que organizan el fluir del diálogo.

El texto del Segundo Acto, también inédito, es una escritura del propio Andrés realizada en respuesta a preguntas que yo le hice por escrito a modo de pauta dialogal. En ella solo introduje puntos aparte para descomprimir párrafos muy largos y permitir que sus diferentes ideas o postulados se destacaran, y agregué subtítulos en el mismo espíritu.

Intercalo entre ambos Actos (el primero de 1996, el segundo de 2001), un Intermedio dedicado a sus principales escenificaciones realizadas junto al Gran Circo Teatro: Madame de Sade, de Yukio Mishima, 1998; Nemesio Pelao ¿qué es lo que te ha pasao? de Cristián Soto, 1999 y La huida, escrita, dirigida y protagonizada por él mismo a inicios de 2001. Esa creatividad que siguió germinando en Andrés durante esos fructíferos años queda así evocada mediante escritos o intercambios de ideas generados por cada uno de nosotros en torno a estas obras, conservando el espíritu dialogante entre él y lo que impregna este libro".

María de la Luz Hurtado: Tu teatro tiene la ludicidad festiva de la feria y de la plaza, con un espíritu irónico respecto de la cultura dominante. ¿Cómo trabajas dentro de tu estética teatral, concretamente, estos elementos carnavalescos de la identidad popular? ¿Puedes ejemplificar?

Andrés Pérez: Las fiestas populares, el sincretismo de muchas de ellas, de las más oficiales y también de aquellas más ocultas que aún sobreviven y que están despojadas de la religión traída por los españoles, son una de mis principales fuentes de inspiración.

El riesgo del trance, la posibilidad del trance, la entrega que exige ese camino presente en toda conducta de los participantes en ella me intriga y levanta las censuras de mi imaginación.

Continuamente me remito a estas fiestas, a la organización colectiva de estas fiestas. El paso de los bailarines, de los mandantes, su paso de reposo y su paso de entrega máxima, son ejemplos que doy a los actores para que ellos aprendan a regular sus ritmos.

El hecho de que los mandantes tengan sus objetivos codificados, tengan una técnica precisa para los pasos que ejecutan, tengan unos vestuarios alejados de todo lo cotidiano y, además, que todo aquello lo ejecuten para conectarse con lo divino de las fuerzas externas al hombre, también forma parte de mis meditaciones en torno al Arte Teatral.

En la feria, en las plazas, todo aquello también está.

Porque allí están las mismas personas que, en una época determinada del año, se entregarán a ese ejercicio de espiritualidad.

Andrés Pérez: Recuerdo muy bien una tarde de diciembre por ahí por 1980. Yo ya me había retirado del Teatro Itinerante y estábamos con el grupo con el que trabajaba: Roxana Campos, Rosa Ramírez, Rodrigo Vidal y también Juan Edmundo González. Él había llegado cinco meses antes de España, donde no había hecho teatro callejero pero sí vendía cruces de lana en el teatro callejero, esas cruces estuvieron durante mucho tiempo también en nuestros montajes.

Durante nueve meses habíamos preparado con este grupo una obra de teatro mía y, dos días antes del estreno, la Renée Ivonne Figueroa se quebró una pierna. Había plata metida ahí, esfuerzos, y de repente nos quedamos sin nada. Entonces esa tarde empezamos a hacernos preguntas: somos actores universitarios, no tenemos plata, no tener plata quiere decir que no tenemos sala, dónde podemos actuar. Era de urgencia, necesitamos plata ahora, necesitamos hacer algo ahora, era como tan ahí todo. Y la respuesta de cajón fue en la calle no se necesitan focos de iluminación, no hay impuestos, no hay nada, y además, si te va bien, tenemos plata altiro.

María de la Luz Hurtado: Pero en ese tiempo existía la restricción policial del uso de las calles, por el estado de sitio y toque de queda.

Andrés Pérez: Se habló el tema y la mitad del grupo se retiró y la otra mitad aceptó hacer esa experiencia. Nos preparamos muy bien e hicimos once funciones de algo que por instinto determinamos que tenía que ser corto, para que los carabineros no nos molestaran. Empezamos en Tobalaba y de a poco nos fuimos acercando al centro, y terminamos en el Paseo Ahumada a las 10:45 de la mañana. Y de repente nos tomaron presos ese primer día.

María de la Luz Hurtado: ¿Con qué obra fue?

Andrés Pérez: Con El viaje de María y José a Belén y lo que les aconteció en el camino. Una de las cosas del acontecer fue que nos llevaron presos, y ahí nos dimos cuenta inmediatamente también que la música de la guitarra no se escuchaba en la calle, que la obra tenía mucho texto, que era bueno tener periodistas amigos para que al día siguiente salga en el diario que te llevaron preso y puedas tener un abogado, que es bueno estar en las alturas porque la gente dice no veo nada. ¿Y cómo se está en altura? Hay que encaramarse en las cosas que hay, zancos dijo alguien, zancos, hay que aprender a andar en zancos.

María de la Luz Hurtado es socióloga y doctora en literatura y para hacer el libro "Andrés Pérez tiene la palabra" usó un registro con cuatro horas de conversación transcrita, más de tres mil fotografías y un sinnúmero de documentos y cartas escritas por el dramaturgo nacional. Esta es la primera biografía completa de uno de los artistas más trascendentales del teatro chileno y mundial. La autora trabaja actualmente en la Escuela de Teatro de la Universidad Católica.

Tres extractos de "Andrés Pérez tiene la palabra"

El Legado (Páginas 14, 15 y 16)

La Fiesta Popular

"En la calle no se necesitan focos de iluminación"(Páginas 48 - 50)