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Aravena se luce en Venecia

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El arquitecto chileno Alejandro Aravena, ganador del Premio Pritzker 2016, está en la decimoquinta Muestra Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia como curador y comisario general. Se trata de 62 pabellones que se alzan en el Parque Giardini ubicado en el centro histórico de Venecia. El pabellón de Chile está a cargo de Juan Román, director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Talca, y se suma al eslogan central de la bienal para este año: "Reportando desde el frente". Además Aravena sigue dando que hablar, ya que acaba de ser entrevistado por el New York Times donde se explayó sobre su oficio, su empresa Elemental, cómo vivió el terremoto de 2010 y la posterior reconstrucción del país.

Consejos de Walt Whitman para una virilidad sana

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En 1858, el poeta estadounidense Walt Whitman (1819-1892) escribió "Manly Health and Training" (Salud y entrenamiento masculinos), trece textos por entregas a un desconocido diario, que recientemente fue descubierto por un estudiante universitario de la Universidad de Houston. El poeta para esa fecha contaba con 39 años y bajo el seudónimo de "Mose Velsor" forjó este manifiesto con recomendaciones para lograr una nación de hombres vigorosos, saludables y hermosos. Consejos como levantarse temprano, salir a caminar, respirar aire puro y hacer ejercicio figuran junto a los beneficios de pelear a puño limpio, remar, tener poco sexo y una dieta libre de frituras y en base a carne. Whitman también consideraba hábitos saludables el uso de zapatos cómodos, los baños de sol desnudo y dejarse la barba, así como alejarse de las salsas y los dulces.

El relato del tío, una identidad

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En cualquier momento o situación cotidiana alguien nos dice tío o tía, según corresponda; ya sea un alumno(a), un niño(a) que pide plata en la calle, un amigo(a) de nuestros hijo(a)s, etc. Esto va más allá de los códigos parentales que indican que el tío es el hermano(a) de nuestro padre o madre. Hay una extraña extensión cultural del vocablo, hay un tono dudoso de subordinación, como de hogar de menores. Así lo siento. En otra época, más o menos reciente, a las cabronas o regentas de prostíbulos se las llamaba tías, y sus locales nocturnos adquirían su nombre o marca; recuerdo a la clásica tía Olga de Orompello, en Concepción; a la tía Adelina de Barrancas, en el mítico San Antonio y la capitalina tía Carlina de San Camilo en Santiago. Hay una operación como de transmutación degradada de una superioridad generacional, un juego irónico con las jerarquías parentales. El trato parece ocultar nuestra orfandad estructural, qué duda cabe. Recuerdo que la tesis de Para Leer al Pato Donald, un clásico de Ariel Dorfman, era la ausencia de la relación padres e hijos; Hugo, Paco y Luis eran sobrinos del Pato Donald, incluida una madre sustituta y el tío Rico. En el relato subyace la omisión y, probablemente, la muerte del padre, es decir, la anulación de la jerarquía legítima y la irrupción de un huacherío astuto y sobrevivencial que se rige por el Manual del Corta Palos, un canon self made man que rompe con el capital simbólico de la herencia patriarcal. Lo peligroso es que uno es tío (o tía) de mucha gente anónima y eso me pone mal, porque al tratarnos de ese modo oblicuo nos rebajan a una relación espuria o, al menos, no datada o no registrada. Es típica, además, la presencia casi literaria de alguna tía buena onda que a veces aparecía por la casa, muy cariñosa con sus sobrinos, pero rechazada por los padres; tío (o tía) loco que tenía el mismo nivel de maduración que el sobrino y, por lo tanto, entraba en complicidad, pero que, irremediablemente, era la oveja negra de la familia, ese sujeto invalidado que produce toda familia. Ese pobre tío (o tía) es severamente maltratado(a) por un orden familiar que muchas veces los detesta. En esa misma línea del acontecimiento semántico se encuentra esa operación delictiva llamada "el cuento del tío" que es, hasta donde me acuerdo, un crimen que tiene como base un relato engañoso. De ahí podemos saltar al "tío permanente" que nos legó Colonia Dignidad. Nuestro tío, esa dudosa parentela abusiva que reemplaza a la autoridad familiar, es el protagonista, de la gran novela de Chile. Si alguna vez la gran novela El Socio de Genaro Prieto representó un modo nacional de impostura o una estrategia de hacerse al mundo; hoy tendría que ser la "novela del tío" la que represente el giro narrativo identitario de este siglo XXI. Se me viene a la cabeza la ansiedad de algunos críticos que esperaban la irrupción de la novela de la dictadura o que diera cuenta de ella. Me imagino que ese rótulo le corresponde a la Zona de Contacto, es decir, cuando el periodismo buscó en la ficción neoliberal un nuevo síntoma de reproductividad. Alguien, un escritor de verdad, no como uno, debiera escribir la Novela del Tío; debiera ser algo así como la historia del abuso en nuestro territorio, desde la pedofilia común y corriente, pasando por la violación al interior del mundo familiar, hasta el abuso que cometen los tíos del parlamento o, en general, los de la clase política. Una historia narrativa que de cuenta del paradigma abusivo chilensis post huacho abandonado y que ponga el acento en el winer abusador y pervertido, ese que exige máxima plusvalía. Puede que esa novela ya esté escrita, sólo habría que editar los textos que surgen de las redes sociales.

POR Marcelo Mellado*

* Escritor y profesor de Castellano. Es autor de "La batalla de Placilla" .

Llega al español una obra inédita de Stanislaw Lem

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La editorial española Impedimenta se ha dedicado durante los últimos años a rescatar algunos textos fundamentales del escritor polaco Stanislaw Lem (1921-2006), considerado uno de los autores más importantes de la ciencia ficción moderna. Autor de "El congreso de futurología", "Ciberiada" y "Solaris", Lem cultivó un estilo irónico y a veces francamente humorístico, que ponía distancia con lo que hacía la mayoría de los autores de este género. Esta vez, Impedimenta ha rescatado "Astronautas", una obra en la que humanidad ha alcanzado un nivel colosal de desarrollo tecnológico y que parece bastante satisfecha de sí misma. Todo cambia, sin embargo, cuando un descubrimiento en Tunguska, Siberia, lleva a cuestionar todas las cosas que se dan por sentadas. La obra acaba de ser editada en España y es la primera vez que se traduce a nuestro idioma.

Palabras imposibles de traducir

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Ella Frances Sanders es una escritora y diseñadora inglesa que se fascinó con el tema de las palabras imposibles de traducir. Bajo ese impulso escribió "Lost in translation" (Ten Speed Press), un libro que recopila vocablos intraducibles que, ironías de la vida, ha sido traducido a muchos idiomas. Cada palabra va acompañada de una ilustración y hasta el momento alcanza los 50 vocablos que, por ejemplo, definen el acto de pasar los dedos por el pelo de tu amado, o la acción de llorar por un relato que te cuentan, o bien designar una tercera taza de café. La peculiar lista incluye a la palabra sueca "mangata" que designa "el reflejo con forma de camino que imprime la luna en el agua" y "akihi", una palabra hawaiana que alude a la situación de olvidar una dirección inmediatamente después que nos la dan. "Kummerspeck" es una expresión alemana que refiere al exceso de peso ganado por sobre alimentarse y "wabi-sabi" es japonesa, deriva del budismo y significa "encontrar belleza en las imperfecciones aceptando el ciclo de la vida y la muerte". La favorita de la autora es la japonesa "boketto", mirar hacia el horizonte sin pensar en nada específico y de el español ilustró "sobremesa", concepto que tampoco tiene traducción.

¿Qué hace que un chiste sea cómico?, se preguntó Bergson

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Editorial Lom publicó "La risa. Ensayo sobre la significación de lo cómico", obra esencial del filósofo francés y Premio Nobel de Literatura, Henri Bergson (1859-1941). Escrita a comienzos del siglo XX, el autor repasa las implicancias psicológicas de la risa y lo cómico, partiendo de un par de simples preguntas: qué hace que un chiste sea cómico y por qué nos hace reír. Una de las mayores contribuciones de Bergson fue desmantelar al positivismo que campeaba a fines del siglo XIX y reintroducir una visión más espiritual del mundo. El autor define al ser humano como "un animal que ríe y hace reír".