Diego Ahumada
A sus 42 años de edad José Cañete Paredes busca cerrar el episodio más complejo de su vida. Casado, con dos hijos -de 13 y 18 años-, este trabajador agrícola fue condenado en dos juicios a penas de 5 años y 1 día de cárcel luego que la Fiscalía lo acusó de atropellar y dar muerte a José Quintriqueo Huaiquimil, de 32 años de edad, en el fundo Nilpe en Galvarino.
Pero la Corte de Apelaciones de Temuco dijo otra cosa. Tras la presentación de un recurso de queja, los magistrados fallaron a su favor, declarando que actuó en legítima defensa y fue absuelto de los cargos. El 1 de octubre de 2014, Cañete Paredes conducía un tractor cuando comuneros ingresan a reivindicar el predio. Un día que él ni la familia de Quintriqueo, la última víctima que deja el conflicto, olvidarán.
El tractorista de sangre mapuche rompe el silencio y repasa ese día con El Austral. Es primera vez que habla con un medio de comunicación, con el afán de contar su verdad y expulsar la pena que arrastra desde la muerte de quien fue su vecino de toda la vida. Sincera que comparte las reivindicaciones indígenas pero condena la violencia.
-¿Cómo recuerda ese 1 de octubre de 2014?
-Para mí era un día como cualquiera. Tomé desayuno, mis hijos se fueron al colegio y le dije a mi señora que volvía al mediodía para el almuerzo y salí. Llegué a la bodega, revisé el tractor y fui a trabajar al campo (...) de repente veo cerca de donde estaba trabajando una patrulla de Carabineros que va y vuelve y sale y aparecen unas personas encapuchadas, serían unas 20, todos con gorro y alzando los brazos.
-¿En qué momento la situación se vuelve tensa para usted?
-Yo estaba al final del potrero en una siembra de papas. Vengo saliendo y estas personas se dirigen donde mí. Intento ir donde mis compañeros y no alcanzo a llegar cuando comienzan a tirarme piedras. Ellos siempre se habían manifestado pero a la entrada del fundo, nunca se habían metido. Son personas que yo las conozco, siempre nos saludamos y ese día me llamó la atención porque andaban todos tapados. Yo no sabía quiénes eran, pero ellos sí sabían quién era yo.
-Asegura que esas personas van directamente a atacarlo...
-Se desparramaron unos pocos por atrás y otros por adelante y me atacaron. Los primeros piedrazos los vi cerca, después, los otros directo porque el tractor tiene los tremendos vidrios y los empezaron a quebrar. Una cosa es contarlo y otra es vivirlo. Traté de escapar y en un momento se me paró el tractor y ahí yo me encomendé a Dios. Dije, si no estoy haciendo algo malo cómo es posible que yo muera.
-¿En qué momento ocurre el atropello a Quintriqueo?
-Lo único que siento es que alguien salta a la pisadera, como que el tractor hace un vaivén. No me doy cuenta, me agachaba porque me estaban apedreando por todos lados. Mi intención fue siempre arrancar al camino principal, todos los operadores tuvimos la misma intención, ir donde estaban los carabineros.
-¿Cómo se entera que hay un comunero muerto?
-Iba con dirección a denunciar lo que había pasado y carabineros me dice -disculpando la expresión- '¡Bájate hueón! ¿Vay a esperar que te maten? El tractor está todo destruido falta que lo quemen nomás, nosotros te vamos a dejar a tu casa'. Bajamos como un kilómetro y cuando vamos llegando a las bodegas viene el Samu y se estaciona al lado de una patrulla. El carabinero se demora unos cinco minutos y me dice 'le pasaste a pegar a una persona y acaba de fallecer y ahora amigo, lamentablemente, no lo voy a dejar a su casa, lo voy a tener que llevar detenido'.
-¿Usted tuvo intensión de golpear a algún comunero con el tractor?
-No. Yo siento profundamente lo que pasó porque más encima era un cabro con el que nunca habíamos tenido un drama.
-¿Conocía a José Quintriqueo? ¿Qué recuerdos tiene de él?
-Sí. Me acuerdo que siempre jugábamos a la pelota, nos saludamos, lamento lo que pasó. Ese día salgo como cualquier trabajador, pienso que el dolor de esa madre y ese padre no se va a curar nunca. Era su hijo, los papás no lo van a entender, no lo van a comprender nunca pero es lamentable lo que estaba haciendo.
-¿Usted comparte las reivindicaciones mapuches?
-Yo no estoy en contra de la reivindicación pero hay tantas formas que se pueden hacer, no de esa manera, como entraron ese día. Yo comparto plenamente pero no es la forma ir a pegarle a otro trabajador. Yo igual soy nacido y criado en una comunidad.
-Algunos dicen que ese día usted defendió los intereses de su patrón, ¿qué puede decir al respecto?
-Yo pienso que eso es totalmente errado. En ningún momento voy a defender lo que es fundo, maquinaria. Si ellos me hubiesen dicho 'bájate', o alguna señal con la mano me hubiese bajado, pero nunca actuaron de esa manera. Me han dicho que intenté defender el fundo, pero no, lo que hice fue salvar mi vida porque tengo dos hijos y los tengo que educar para que sean personas de bien.
"Me acuerdo que siempre jugábamos a la pelota, nos saludamos, lamento lo que pasó (...) los papás no lo van a entender, no lo van a comprender nunca pero es lamentable lo que estaba haciendo".
Declaraciones del abogado defensor
"Yo creo que nadie puede estar contento, satisfecho, de que producto de estas reivindicaciones, fallezcan personas, ni comuneros mapuches ni nadie", aseguró Javier Jara Müller, abogado de José Cañete. "Yo creo que José Cañete es el claro ejemplo de hasta donde puede llegar una situación producto de este conflicto (...) esta resolución de la Corte de Apelaciones de Temuco, es una reconducción al imperio del derecho", dijo el letrado.