Joven de 17 años con VIH revela lo expuestos que están los menores
CONTAGIO. Antonio contrajo el virus tras relaciones sexuales sin protección, una práctica que, según relata, se repite en niños que experimentan sin educarse.
"Pensaba que era lo peor. Que la vida me iba a cambiar mucho. Pensaba que me iba a morir. Que viviría menos", cuenta Antonio, un adolescente de 17 años, que relata sus temores al descubrir que contrajo el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
Así como él, son muchos los jóvenes que viven en esta situación en La Araucanía. Como lo expone la Unidad de Infectología del Hospital Hernán Henríquez Aravena de Temuco, el grupo con mayor riesgo de contagio de enfermedades sexuales son los menores de edad: en 2015, los afectados en este rango etario aumentaron de 29 a 51, y representaron el 42,8% del total de pacientes.
Antonio cuenta a El Austral sobre cómo pasó de ser un alumno regular de un establecimiento a ser un paciente que consume tres píldoras diarias y dos veces al año debe esperar horas en el hospital para cumplir con sus exámenes.
Este adolescente expone detalles sobre la forma que viven la sexualidad personas de su edad e incluso menores. Informaciones relevantes que explican la forma de relacionarse de los menores en la intimidad, pero que se callan, porque los espacios para conversar no son los suficientes.
El entrevistado cursa enseñanza media. Antonio no es su nombre real, porque prefirió ocultarlo. Una muestra que el miedo por el rechazo social es un tema que aún le complica por el estigma que existe respecto a esta enfermedad. Tanto así, que sus hermanos tampoco saben lo que le pasa.
Hoy, el "Toño" cumple nueve meses con el virus. Lo supo en diciembre de 2015. Había cumplido entonces recién sus 17. "Cuando me enteré, el primer día me largué a llorar. El primer mes estuve súper pensativo sobre el tema y después se fue normalizando mi vida", narra el joven.
Él reconoce que a sus 16 años cometió un gran error: empezó a tener relaciones homosexuales sin protección. Pero fue su actual pareja la que lo contagió con el virus.
"Me lo confesó todo. Él y yo sabíamos que era él. De primera me mintió, después le fui preguntando hasta que al final él mismo se encerró solo en sus mentiras y afloró la verdad. Me dijo que llevaba cinco años con el VIH", asevera.
Temor e ignorancia
En la Unidad de Infectología del Hospital Regional, del total de jóvenes bajo los 20 años que se atienden por el VIH, un 80% dice haberlo contraído tras una relación sexual (el resto por herencia genética de la madre).
Así lo precisa la enfermera Claudia Molina , quien identifica una relación entre el temor de la exposición de la homosexualidad como temática y la incidencia del VIH en menores de edad.
"El hecho de que se lo tengan calladitos, que no conversen con su familia o haya falta de apoyo a nivel familiar los lleva a tener relaciones sexuales a temprana edad y no cuidándose", reflexiona la profesional de la salud.
Según lo que Antonio observa en su entorno y en base a conversaciones con sus amigos, el hecho de evitar el condón, como hizo él, es un hábito cada vez más frecuente entre la juventud.
"Por cada 10 personas, uno "tiraba" sin condón. La sexualidad en la juventud está muy loca. Entre más jóvenes, más tontos somos. Tratan de tener sexo lo antes posible, les da igual con la persona que sea, y no se están cuidando", cuenta.
El relato de este estudiante es reflejo de que hay un segmento en la juventud que no está recibiendo una educación sexual formal, ya que según relata, las fuentes a las que ha consultado sobre la materia no vienen de una institución.
"En mi vida escolar nunca pasaron algo así como la sexualidad, ningún tema", afirma el "Toño". Le instruyeron sobre educación reproductiva, pero ningún profesor le explicó las consecuencias de contraer el VIH. Más aún, devela de qué manera se instruyó en cuanto a los cuidados y exámenes que comenzó a considerar desde sus 16 años. "Estando en el ambiente gay. Todos hablan de eso. Uno mismo decide hacerlo. Entre los amigos siempre se comenta", explica.
Este adolescente también critica un déficit de información en las campañas a nivel nacional. "Solamente veo los temas del VIH en la tele. Al menos en el liceo no se ven. No te hablan sobre el tema y lo que pasa en la televisión no te lo explican tanto. Te dicen sólo "hazte el examen", "usa condón" y listo", afirma.
A temprana edad
Antonio está a meses de cumplir su mayoría de edad, pero el riesgo de contraer enfermedades sexuales al que se expone la juventud se aloja en un sector mucho más prematuro. De hecho, Antonio revela que hay un gran peligro para los menores de edad. "Uno revisa en las páginas de chat homosexual y hay niños de 10 u 11 años metidos, y hay viejos intentando conversar con ellos", advierte.
Jóvenes como Antonio deben consumir un cóctel de químicos para controlar su carga viral. Se llama "triterapia" y consiste en tres pastillas que debe tomar sagradamente a diario. De lunes a lunes. Esta condición a ratos lo debilita, ya que tienen sus efectos secundarios.
"Hay distintos tipos de pastilla. De primera me querían dar un remedio que me hacía dormir, y les dije que no podía tomar eso porque no podía estar durmiendo todo el día porque tengo clases. Me dieron otro tipo de remedios que te deja los ojos amarillos", explica "Toño".
Como dice la enfermera Claudia Molina, a Antonio se le dio la opción de consumir Stocrin, el que provoca somnolencia, pero decidieron reemplazarla por Reyataz, la que inhibe parcialmente la excreción de bilirrubina, un pigmento amarillo que se encuentra en la bilis.
En efecto, los medicamentos tienen tal nivel de invasión en el organismo que todos los pacientes sufren algún problema relacionado al consumo e ellas.
Todos los antibióticos virales van a tener algún efecto secundario, sobre todo a largo plazo, principalmente a nivel cardiovascular. Hay síntomas gastrointestinales, pero la mayoría de las veces es leve y pasa", sostiene Molina, quien también relata que los pacientes suelen sufrir náuseas, vómitos e incluso aumento del tránsito intestinal con las primeras dosis de sus tratamientos.
Sin embargo, la medicina es necesaria para mantener la expectativa de vida de los pacientes con este virus. "Una persona con VIH es adulto mayor a los 50 años, a diferencia del resto de la población que lo es a los 60", asevera.
Actualmente, la Unidad de Infectología del Hospital Regional en Temuco atiende de forma activa a 800 pacientes con VIH, de los cuales 15 corresponden a menores de edad. Sin embargo, la educación sexual aún es una tarea pendiente en los establecimientos.
"El hecho de que no conversen con su familia o haya falta de apoyo los lleva a tener relaciones sexuales a temprana edad y no cuidándose".
Claudia Molina, enfermera Unidad de Infectología del Hospital Regional
"Educación sexual es machista"
Miguel Millahual Véjar, vocero de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces) en La Araucanía, reclama que la educación sexual merece cambios para ampliar el conocimiento respecto a la orientación sexual de cada estudiante.
-¿Cómo evalúas la educación sexual que se imparte hoy en clases?
-La educación sexual actualmente está enfocada solo en la reproducción humana, que vendría siendo tanto enfermedades o el proceso de las reproducciones.
-¿Qué es lo que le falta a ese tipo de enseñanza?
-Bajo el punto de vista del Aces, uno de los petitorios principales que tenemos es una educación no sexista. Debería transformarse en una educación, no sólo en la reproducción, sino que sea sobre el respeto y el autoconocimiento. Las dos van de la mano en el sentido de que los estudiantes estén conscientes de las decisiones que tomen.
-Y ¿por qué incluyen el tema del respeto?
-Porque no vale de nada pertenecer a diferentes definiciones sexuales, pero no tener respeto del parte del resto de la sociedad. Eso es lo que se pide.
-Si no es en clases, ¿entonces cómo lo aprenden los jóvenes?
-Si no es por la enseñanza de los profesores, básicamente con la experiencia cercana. Uno va gestando el respeto en ese sentido, en base a la experiencia que comparten los compañeros en un curso.