Desde hace tiempo, diversos sectores de la Región, venían exigiendo a los Gobiernos de turno dar alguna nueva señal respecto de su preocupación por la situación integral de esta zona. Tanto la sociedad civil organizada, como el Poder Ejecutivo, han llevado a cabo iniciativas al respecto. El denominador común, es que con ello se avanzó muy poco, lo que ha sumado nuevas frustraciones y desesperanzas en una Araucanía que suma preocupantes índices de pobreza, aumento de la falta de recursos hídricos, incluso para el consumo doméstico, el avance de la violencia con sus efectos perversos en las víctimas y bienes productivos, la inequidad en el desarrollo de la capital regional respecto de las comunas, y los temas de fondo relacionados con el Pueblo Mapuche, que esperan hace más de un siglo.
Es por ello, con razón, que un porcentaje de la población y distintos líderes teme que ésta Mesa Asesora Presidencial, pueda ser más de lo mismo y no llegar finalmente a puerto. Es decir, que sus propuestas por valiosas y pertinentes que sean, no tengan nuevamente, mayor eco en el Ejecutivo y en el Parlamento. Ello es clave, porque las respuestas más serias de la Región, pasan necesariamente por un cambio en nuestra legislación, incluso de la Constitución Política. De hecho, ésta garantía fue la primera petición a los Ministros del área Política de La Moneda en la sesión inaugural. Otras, la de trabajar con total libertad, autonomía e independencia.
En esta vida, las directivas, equipos deportivos, partidos políticos, movimientos sociales, gobiernos, Iglesias, e incluso familias "perfectas" o "ideales", no existen. Tampoco una Mesa como ésta. Por tanto, es normal que no exista completo acuerdo en su composición. Pero más allá de esto, luego de la primera sesión, ha quedado demostrado que existe una clara consciencia de la enorme responsabilidad que este mandato Presidencial implica, del deseo de sus integrantes de llevar a cabo un trabajo muy serio, de escuchar a los diversos sectores que deseen compartir sus reflexiones y aportes en favor de la justicia y la paz en La Araucanía, de levantar un temario con los temas más sensibles, de instalar comisiones de profundización de los mismos, y contar con la asesoría de expertos. Tenemos claro que las grandes esperanzas no se colman automáticamente con el fruto de una mesa, implica procesos, pero confiemos que pueda ser un paso más para avanzar en la dirección correcta. Desde ya mi respeto y admiración por quienes venciendo temores y obstáculos, han aceptado este desafío solo por el bien común de esta tierra que amamos.
Héctor Vargas Bastidas Obispo de Temuco