Mesa de diálogo
Desde hace tiempo, diversos sectores de la Región, venían exigiendo a los Gobiernos de turno dar alguna nueva señal respecto de su preocupación por la situación integral de esta zona. Tanto la sociedad civil organizada, como el Poder Ejecutivo, han llevado a cabo iniciativas al respecto. El denominador común, es que con ello se avanzó muy poco, lo que ha sumado nuevas frustraciones y desesperanzas en una Araucanía que agrega preocupantes índices de pobreza, aumento de la falta de recursos hídricos, incluso para el consumo doméstico, el avance de la violencia con sus efectos perversos en las víctimas y bienes productivos, la iniquidad en el desarrollo de la capital regional respecto de las comunas, el desafío de la interculturalidad, y los temas de fondo relacionados con la justicia adeudada al pueblo mapuche, que espera hace más de un siglo.
Es por ello, con razón, que un porcentaje de la población y distintos líderes temen que esta Mesa Asesora Presidencial, organizada por el Gobierno, pueda ser más de lo mismo y no llegar finalmente a puerto. Es decir, que sus propuestas por valiosas y pertinentes que sean, no tengan nuevamente, mayor eco en el Ejecutivo y en el Parlamento. Ello es clave, porque las respuestas más serias de la Región, pasan necesariamente por un cambio en nuestra legislación, incluso de la Constitución Política. De hecho, esta garantía fue la primera petición a los ministros del área política de la Moneda en la sesión inaugural. Otras, la de trabajar con total libertad, autonomía e independencia.
Luego de la primera sesión, ha quedado demostrado que existe una clara conciencia de la enorme responsabilidad que este mandato presidencial implica, del deseo de sus integrantes de llevar a cabo un trabajo muy serio, de escuchar a los diversos sectores que deseen compartir sus reflexiones y aportes en favor de la justicia y la paz en La Araucanía, de levantar un temario con los temas más sensibles, de instalar comisiones de profundización de los mismos, de contar con la asesoría de expertos, y discernir formas de consenso.
Con afecto de Padre y Pastor, Mons. Héctor Vargas Bastidas
Contaminación
Por estos días hemos leído y escuchado que existen enormes concordancias entre autoridades, ex autoridades, figuras públicas y nosotros mismos sobre la contaminación en Temuco. Las medidas aplicadas por el Plan de Descontaminación Ambiental (PDA) dan cuenta que no son suficientes para reducir el aire contaminado que respiramos y peor aún no les podemos pedir modificar conductas personales, más allá de la norma.
Varias ciudades del país, de la Región y en particular la intercomuna de Temuco y Padre las Casas están colapsadas con la contaminación ambiental y en evidente riesgo de salud para todos. Lo que es peor, afecta cruelmente a nuestros hijos y abuelos.
La conclusión: esto no da para más. Frente al evidente diagnóstico nos encontramos con poco protagonismo de nuestras autoridades electas, sin mecanismos de consulta ciudadana o plebiscitos generados. Desde la Alcaldía sólo nos queda preguntar… ¿y ahora quién podrá defendernos?
Subsidios y recursos para la leña, el gas, la parafina, la electricidad, cambio de la matriz energética regional, centrales de paso, energía eólica, nuevas normas y mejoramiento térmico de las viviendas, etc. Son las mencionadas regularmente y quienes legislan poco y nada hacen.
Se hace urgente y vital que nuestras autoridades electas concejales, alcaldes, diputados y senadores espabilen. La salud de la población está en riesgo y no vemos acciones decididas para resolverlo.
Particularmente los parlamentarios son quienes deben preocuparse porque exista un marco regulatorio pertinente, eficiente y flexible a la hora de preocuparse por la salud de la población, al final del día sus electores.
Alejandro Bizama Tiznado
Epitafio
Será por la muerte cercana, inexorable o por mi interés en la etimología de las palabras, es que me detuve en "Epitafio", de los griegos: sobre la tumba, quienes eran muy aficionados a que se esculpiera un pensamiento propio para lectura de los que visitaran su tumba. Debió ser ameno por lo filosófico y a veces humorístico recorrer las calles del panteón y reflexionar leyéndolos, con los cuales se podía psicoanalizar "post mortem" al que yacía en la sepultura. Aún se encuentran en antiguos cementerios epitafios de diversa índole, que incluyen creencias religiosas, experiencias de vida, y recuerdos de deudos. Las nuevas necrópolis ya no permiten mausoleos o construcciones sobre la tumba y por ende no hay epitafios, y los visitantes las pisan irrespetuosamente, ya que sólo las identifica una pequeña lápida, todo quizás por economía de los medios, uniformidad o igualdad en la muerte. Se ha perdido el arte en los cementerios. ¿Dónde haré poner mi epitafio: "Y tanto que quedó por hacer"?
Marcos Concha Valencia