Secciones

El mal dormir en niños deja huellas emocionales posteriores

ESTUDIO. Una investigación evidenció que la privación de sueño en la infancia tiene más consecuencias que el mal humor. Así, tener malas noches en la niñez aumenta el riesgo de sufrir depresión y ansiedad.
E-mail Compartir

Carolina Collins

Los efectos de la falta de sueño son diversos y conocidos por todos quienes han pasado una mala noche. Mal humor, irritabilidad, falta de energía y cansancio son algunas de las consecuencias de la privación de sueño. Pero una investigación científica apuntó a que las consecuencias del mal dormir en la infancia pueden ir más lejos que un simple cambio de ánimo.

Candice Alfano, psicóloga y académica de la Universidad de Houston, asegura que los niños que no duermen lo suficiente o que sufren de un sueño interrumpido son más propensos a desarrollar trastornos psicológicos como depresión o problemas de ansiedad más adelante en sus vidas.

Su estudio, que contó con el financiamiento del Instituto Nacional NIH de Salud Mental (NIMH), se propuso determinar la forma en que el sueño inadecuado en niños puede elevar el riesgo de trastornos emocionales en los años siguientes.

"En particular, estamos interesados en entender cómo los niños valoran, expresan, regulan y más adelante recuerdan experiencias emocionales, cuando el sueño es adecuado y cuando no lo es", explicó Alfano, líder de la investigación y directora del Centro de Sueño y Ansiedad de Houston (AEPC).

"Nos centramos en la infancia porque tal como los problemas como la ansiedad y la depresión, los hábitos de sueño y los patrones se desarrollan temprano en la vida y pueden ser duraderos", añadió.

Alfano junto a su compañera, Cara Palmer, identificaron procesos emocionales que cuando son interrumpidos por el mal dormir, hacen a los niños más proclives a la depresión y la ansiedad. Para eso restringieron temporalmente al sueño a un grupo de niños de entre siete y 11 años.

Las pruebas demostraron que un sueño inadecuado no sólo afecta las emociones de los niños haciéndolos sentir cosas negativas, sino además altera sus experiencias positivas. Por ejemplo, después de dos días durmiendo mal, los niños del estudio mostraban menos placer por las cosas positivas y recordaban menos detalles después de su experiencia. Esos efectos no se observaron de la misma manera cuando los niños sí durmieron lo suficiente.

"Experimentar un sueño inadecuado continuamente puede eventualmente llevar a la depresión, ansiedad u otros tipos de problemas emocionales. Los padres, por lo tanto, tienen que pensar en el sueño como un componente esencial de la salud, de la misma manera que lo hacen con la nutrición, la higiene dental, y la actividad física. Si tu hijo tiene problemas para despertar en la mañana o anda somnoliento durante el día, entonces su sueño nocturno es probablemente insuficiente. Esto puede pasar por varias razones, como que su hora de dormir es muy tarde, el sueño durante la noche no es reparador o el horario del sueño es inconsistente", explicó Alfano.

Menos motivación en la vida

Un estudio anterior de Palmer y Alfano publicado en la revista Sleep Medicine Reviews, mostró evidencias de que las personas que sufren la privación del sueño son menos propensas a buscar experiencias positivas o gratificantes si requieren esfuerzo, como las actividades sociales o de ocio. Con el tiempo esos cambios de comportamiento aumentan el riesgo de llegar a sufrir una depresión y empeorar la calidad de vida en general. "Hay múltiples procesos emocionales que parecen ser interrumpidos por la falta de sueño", explicó Alfano, autora de la investigación.

pixabay