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Segunda marcha contra las AFPs logra duplicar convocatoria inicial

MULTITUDINARIA. Indignados Araucanía cifró en 10 mil los asistentes y llamó a los trabajadores a sumarse a un paro nacional en noviembre.
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Andrea Arias

"De lo que se trata, no es de cambiar el pastor, sino de dejar de ser ovejas". Con esta aseveración, del filósofo y poeta colombiano, Estanislao Zuleta, que entregó en dípticos Indignados Araucanía, ayer durante la segunda marcha contra las AFPs en Temuco, se reforzó el llamado para que la ciudadanía levante la voz y exija al Gobierno un sistema de previsión social en donde no cabe el modelo de las AFPs: ni privado ni estatal.

Esta nueva convocatoria se desarrolla luego de la mediática irrupción del padre de las AFPs, José Piñera, y en el marco de los anuncios que hizo la Presidenta Michelle Bachelet, informando, entre otras medidas, que se aumentará la cotización de cargo del empleador en un 5%, la edad de jubilación y la regularización de las utilidades que perciben las AFPs.

Multitudinaria

Esta vez, un día sin lluvia en La Araucanía auguraba que se duplicaría la convocatoria inicial del pasado 24 de julio, respondiendo al llamado de los organizadores, y así no más fue.

En total la columna de asistentes, conformados por trabajadores, jubilados, estudiantes, mapuches, dirigentes y, sobre todo, familias, fue de ocho cuadras.

Los organizadores cifraron los asistentes a la segunda marcha contra las AFPs en Temuco en 10 mil personas, mientras que el capitán de Carabineros a cargo de la manifestación, Javier Sepúlveda, si bien reconoció que "esta vez es el doble", su estimación profesional fue de 5 mil personas.

La multitudinaria manifestación, en donde no faltaron las creativas pancartas increpando a José Piñera, salió a las 11 horas desde la Plaza del Hospital Regional y era liderada por un ataúd que simbolizaba la muerte de las AFPs.

Luego, cuando la columna pasó por calle Caupolicán, a los vehículos no les importó el taco y se sumaron con sus bocinas. A la altura de Bulnes, los trabajadores de los locales abiertos un día domingo salieron a brindar su apoyo e inclusive hubo quienes que, sin salir de sus puestos de trabajo, adhirieron a la causa utilizando los mismos micrófonos que usualmente usan para atraer al consumidor.

Así fue como la marcha avanzó por las céntricas calles de Temuco en forma pacífica y respetuosa, culminando con un acto frente a la Intendencia en la Plaza Aníbal Pinto.

En el lugar, Indignados Araucanía, la Coordinadora No +AFP y voceros de las distintas organizaciones sociales participantes hicieron uso de la palabra.

Los llamados, además de terminar con el actual sistema previsional y el descontento con la propuesta del Gobierno, apuntaron a que la ciudadanía manifieste su descontento no votando en las próximas elecciones municipales, a exigir a los parlamentarios votar en contra del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TTP), a no permitir que los políticos sean parte del movimiento ciudadano y, por último, se hizo un llamado a sumarse al gran paro nacional en contra de las AFPs, el cual en principio está fijado para el viernes 4 de noviembre.

TESTIMONIOS

La indignación y la sensación de estafa por parte de la elite económica y los grupos de poder, esa misma elite chilena que el sociólogo Alberto Mayol ya dio por "muerta", según su última entrega literaria, es el sentimiento que cruza a los manifestantes, sin importar si el trabajador es funcionario público o de empresa privada, si es que percibe un sueldo que supera el millón de pesos o el mínimo.

Así lo pudo constatar El Austral ayer durante la manifestación de boca de los propios afectados.

Sergio Gajardo es contador y está próximo a cumplir 71 años. Se jubiló el 2009 con 47 años de trabajo ininterrumpidos. Su ejemplo es de aquel pensionado que durante su vida laboral ocupó cargos gerenciales con un sueldo, al menos diez veces mayor al mínimo y, según explica, los últimos 30 años de su vida laboral cotizó por el tope máximo permitido.

Sin embargo, luego de pactar un retiro programado con su AFP (Habitat), sólo obtuvo desilusión e impotencia, ya que a poco andar el monto que había pactado como tasa de retorno de un 70% no se cumplió.

Además, al poco tiempo, a cuenta de diversas variables, que nunca la Superintendencia de Pensiones le pudo tranparentar, su pensión comenzó a disminuir sin previo aviso, "a la fecha ha bajado más de un 20% y a estas alturas estoy seguro que seguirá de la misma forma", admite.

Sergio es viudo todavía está educando a una hija en la educación superior y los años dorados que pensó que tendría a costa de su capitalización individual jamás los vio. Como hombre de números precisa que ha estudiado el modelo y dice que la solución no es terminar con las AFPs: la clave para él está en la "regularización de las utilidades que perciben las AFPs" y "la eliminación de los multifondos".

En este punto su mirada es crítica, tal como lo recomendó el año pasado el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz (2001), quien precisó en el marco de la Comisión Bravo, que Chile debe acabar con el sistema de AFPs, "porque sólo gana el sector financiero".

Asimismo, Sergio apunta los dardos a los empresarios propietarios de las AFPs junto con la elite económica que posee acciones en el sistema.

"A las AFPs lo que les interesa es acumular fondos y luego cuando uno se pensiona darnos lo menos posible, porque con ese dinero ellos rentan y hacen sus negocios", comenta indignado Sergio.

Y como él se ha preocupado de estudiar el sistema y a su AFPs, enfatiza que "la AFPs Habitat es la empresa más rentable de la Cámara Chilena de la Construcción, uno de los Holding más poderosos de Chile, poder fáctico que obtienen a costa de todos los afiliados de Habitat y que nos tiene esclavizados".

Un poco más allá de Sergio y su pancarta, marcha en la columna Elda Encina. Ella es funcionaria municipal de Nueva Imperial. Su sueldo promedio es $900 mil y lleva 36 años de trabajo.

Cuenta que "cuando supe con cuánto me iba a jubilar me dio depresión. Son $230 y la verdad es que no podía creer que fuera tan poco. En mi caso ¿qué se supone que voy a hacer?: ¡Vivir a expensas de mi hijo! Esto es un robo y no es digno", plantea. Durante la marcha la indignación también dio paso a las lágrimas de algunos de los manifestantes.

Este es el caso de Sonia Villa, jubilada del servicio público, quien aunque no puede caminar por una rebelde artrosis, se sumó en su silla de ruedas. "Trabajé 44 años en empresa particular y pública y recibo $142 mil. No es justo. Ya basta, la Presidenta y el Gobierno deben hacer algo".