Ley Ricarte Soto
El artículo 19 de nuestra Constitución garantiza el derecho a la vida, en tanto la Ley de Derechos y Deberes de los Pacientes en vigencia desde el 2012, nos alienta a exigir nuestro derecho a recibir una atención de salud de calidad y segura, según protocolos establecidos.
Ambas promesas parecieran quedar en el papel y poco distan con la realidad, porque a los 27 años no sólo tengo que luchar día a día con la enfermedad rara que me aqueja, Pompe, sino que también con la indiferencia de las autoridades y sistema de salud, que hace más de un año decidieron cortarme el auxilio extraordinario para recibir mi tratamiento. 15 meses de espera interminables y sin ningún tipo de respuesta o información al respecto y donde casi no quedan puertas por golpear.
Durante este periodo mi salud se ha deteriorado, no soy capaz de sostener el peso de mi cuerpo y pasé de ser una mujer independiente, a trasladarme en una silla con ruedas dentro y fuera de mi casa.
En pleno proceso de discusión del segundo decreto de la Ley Ricarte Soto y la incorporación de nuevas patologías, me aferro a una nueva esperanza de poder acceder nuevamente a mi terapia de manera permanente y sin tener que depender de la burocracia y desidia que muestra Chile con sus enfermos, y que otros enfermos no tengan que pasar por lo mismo que yo.
Claudia Saladrigas
Elección de intendentes
El doble discurso ha sido la gran crítica que se le ha formulado a los políticos.
Las conductas exhibidas por muchos senadores de uno y otro lado son el mejor ejemplo de aquello. Cuando corresponde votar por la realización de elección directa de intendentes el 2017, primero estuvieron discutiendo sobre el umbral necesario para ser electo, cuando se logró fijar esto en un 40 % a lo menos, y corresponde llevar adelante la votación en la comisión aparecen otros argumentos una vez más, esta vez en relación a las competencias.
Quisiera ver a cualquier gobierno como respondería a un intendente en La Araucanía electo con 145 mil votos o más, o al intendente electo de Punta Arenas o Arica.
Creo que lo que ha ocurrido es que los parlamentarios están legislando con una calculadora en la mano y no pensando en la Región. Una vez más están pensando en que no podrán presionar al ministro del Interior o al Presidente para remover a un intendente designado porque no nombró a tal o cual persona en un cargo que ellos querían para colocar uno de los suyos.
Me parece muy bien que el gobierno haya empujado a tomar una decisión ahora. Allí estaremos frente a la prueba de la blancura; entre quienes aspiran a la descentralización o prefieren mantener el statu quo actual.
La transferencia de competencias comenzará a ocurrir por la presión regional y la persona designada por el gobierno central perderá toda legitimidad frente a los ciudadanos. ¿O ustedes creen que un intendente electo aceptaría que pongan ciclovías en cualquier parte con tal de cumplir metas ministeriales?, ¿o que entreguen el mismo prototipo de caminos de Arica a Magallanes?
Invito a la gente a poner atención en el voto de cada uno de los parlamentarios, allí veremos quienes prefieren seguir golpeando las puertas de los ministerios en Santiago o trabajar acá en la Región.
Ricardo Celis, concejal de Temuco
Acerca de la filosofía
Con respecto a los juicios emitidos por el profesor Fernando Fuica a vuestro prestigioso medio, me gustaría aportar algunas consideraciones, solo con el afán de ampliar el debate en torno a la asignatura de filosofía.
En primer lugar señalar que dicha asignatura no ha sufrido grandes modificaciones curriculares desde los años 90, ya sea por desidia de las administraciones políticas o por que los propios docentes hemos sido incapaces de "levantar la voz", todo lo cual ha redundado en una cierta descontextualización de muchos contenidos, a modo de ejemplo una unidad de sexualidad en tercero medio no sé si tendrá mucho que ver con nuestra asignatura.
En segundo lugar creo que no viene al caso juzgar si esta asignatura es no necesaria en el contexto de los tiempos, más aun creo que es indispensable, sin embargo, sin los cambios curriculares necesarios y sin una reforma global de los sistemas educativos, por si sola su tarea se vuelve estéril o a lo menos poco efectiva en el logro de sus objetivos.
Por último no me parece que citar la opinión de algunos alumnos de pregrado acerca de que en esta signatura "no se hacía nada" o "no me interesa" carece de todo rigor intelectual y no aporta mayormente al debate. Recordemos que nuestro sistema sufre una profunda crisis y tales afirmaciones también las suelo escuchar de estudiantes mediocres que quieren hacer nada o legítimamente no es su opción como proyecto de vida, pero utilizarla a través de un medio de comunicación requiere un poquito más de rigor.
Fredy Moreira García profesor de Filosofía Colegio Santa Cruz de Temuco