La Presidenta de la República ha hecho pública la que sería la línea gruesa del presupuesto 2017 de la Nación, incluyendo una consideración especial para La Araucanía, en virtud de su desmedrada condición socioproductiva. Específicamente, la Presidenta ha dicho textualmente que "he pedido que, en la distribución de los programas de obras públicas, educación, salud y seguridad se preste especial atención a la Región de La Araucanía, que lamentablemente aún sigue teniendo cifras muy altas de pobreza y violencia".

Cabe recordar que para el próximo año se ha planteado un aumento de 2,7 por ciento de los recursos a nivel nacional, modestamente expansivo considerando la situación económica que vive el país, con un bajo crecimiento y un precio del cobre que no permite allegar recursos al erario nacional.

Sin un detalle de las inversiones resulta imposible calibrar que tan beneficioso será para la región este presupuesto, pero al menos La Araucanía estará por sobre las restantes regiones en la recepción de recursos, una preferencia que no suele ocurrir. No solucionará las carencias de esta zona, pero al menos posibilitará seguir el ritmo actual de las inversiones, potenciándolas en las carteras mencionadas.

De los antecedentes entregados por la Mandataria se desprende que ocho de cada 10 pesos serán destinados a educación, salud y seguridad. En Salud, favoreciendo a los Centros de Salud Familiar y los Servicios de Urgencia de Alta Resolutividad, lo que permite -en el caso de La Araucanía- desahogar la gestión del Hospital Regional, hasta donde deberían llegar solamente los casos que médicamente ameriten.

La Araucanía aparece como la región más pobre del país y, desgraciadamente, a mucha distancia de las más progresistas. Uno de los motivos, de mucho peso, es el ambiente de violencia rural, cada vez más acendrado y que impide la llegada de inversores, salvo en las ciudades, donde presumen un grado normal de seguridad.

La buena noticia es un pequeño respiro.

Las cifras de siete personas fallecidas en accidentes de tránsito durante la Fiestas Patrias en La Araucanía, no pueden dejar indiferente a la comunidad, especialmente tras las intensas campañas realizadas por Carabineros, Senda y las autoridades de Gobierno.

Pero lo más dramático es que los conductores en La Araucanía, en un gran porcentaje, siguen adoptando conductas temerarias bajo los efectos del alcohol, especialmente cuando se encuentran tras el volante durante los feriados prolongados o fechas emblemáticas.

Para enfrentar el flagelo los legisladores han aprobado en los últimos seis años dos leyes que están vigentes, pero que a todas luces son insuficientes para cambiar la conducta de los ciudadanos.

Una de éstas es la Ley Tolerancia Cero que entró en vigencia en marzo de 2012 como una modificación a la Ley de Tránsito. Esta normativa bajó los grados de alcohol permitidos en la sangre para conducir, estableciendo el "estado de ebriedad" en 0,8 gramos por litro de sangre y "bajo la influencia del alcohol" en 0,3 gramos por litro de sangre.

A lo anterior se suma la Ley Emilia, que se encuentra vigente desde el 16 de septiembre de 2014. Ésta castiga con cárcel efectiva de al menos un año a los conductores en estado de ebriedad que generen lesiones graves gravísimas o la muerte. Además, con esta reforma se establece como delito fugarse del lugar del accidente y negarse a realizar el alcotest o la alcoholemia.

En caso de que un conductor sea encontrado con alcohol en la sangre, pero sin que haya causado lesiones gravísimas o la muerte, no se aplica la "Ley Emilia", sino la "Ley Tolerancia Cero".

Todo parece indicar que la Ley Emilia generó diversas expectativas en la sociedad, principalmente porque se tiende a pensar que un marco legal está para evitar las irresponsabilidades en que incurren las personas, pero es importante que la sociedad en su conjunto tome consciencia sobre el efecto que pueden tener estas conductas.

Es por esto que la Ley Emilia y la Ley de Tolerancia Cero necesitan de un cambio cultural de los ciudadanos que los lleve a tomar consciencia sobre el daño que pueden causar al manejar tras beber alcohol.

Dionisio Ulloa Berrocal Abogado

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