Elecciones I
Sigue la cuenta regresiva, pero en un ambiente que dista mucho a la tensión que eso podría evocar. Pocas veces se ha visto tan escaso ambiente eleccionario, al menos es lo que desde la calle se percibe, esto ayudado por la escasez de propaganda, "temas-país" que se han tomado la agenda (AFP, Sename, Sexualidad, por nombrar algunos) y carrera presidencial en marcha (que por mucho que se diga, se inició con la salida del ex-Presidente Piñera de La Moneda hace un par de años). Otro poco han hecho los escándalos por el financiamiento de campañas. En suma, poco interés y cuando hay, es carente de ideas y se centra en los personajes del momento. Calificarlo de bueno o malo, puede ser pretencioso, pero los efectos llegarán y culpables seremos de dejar el tiempo pasar.
Matías Jara Varas
Elecciones II
Ya lo dice el dicho popular, "no hay plazo que no se cumpla…". Así, las famosas elecciones municipales entraron en tierra derecha y están corriendo sus últimos 100 metros. Con proyectos de Ley express para resolver incompetencias a que nos tienen acostumbrados algunos Servicios Públicos, con candidatos que no se atreven a indicar a qué partido o tendencia política adscriben y con expectativas de ausentismo de los votantes que preocupa a algunos y hace frotarse las manos a otros. Así se nos vienen estas elecciones cuyo resultado son un misterio, incluso para las empresas de encuestas que antes mostraban sus pronósticos publicitarios. Desde que existe el padrón electoral automático y el voto voluntario, las elecciones dejaron de ser una "carrera corrida". Hasta el momento, de los 4 millones de potenciales nuevos electores que se ha animado a votar en elecciones pasadas, aparentemente lo han hecho de una manera similar a como lo hizo el antiguo padrón electoral. Lo que es preocupante, ya que la causa primigenia de tener políticas públicas cortoplacistas y desechables que han afectado negativamente a la educación y salud pública, que han abonado el terreno para que se fortalezcan aberraciones sociales como isapres y aefepés o para que florezcan carteles de cuello y corbata, somos los que conformamos el antiguo y nuevo padrón y que vamos a votar disciplinadamente en esta democracia sui-generis en que se han elegido en promedio candidatos de dudosa categoría.
Conviene entonces replantearse los criterios al momento de marcar la papeleta de rigor. Propongo cuatro criterios que menciono a continuación, los que creo y espero pueda ayudarnos a separar en primera instancia el trigo de la paja. No lo aseguro eso sí. Veamos: cualquier candidato de partido que haya formado parte de alguna de las dos coaliciones gobernantes durante los últimos 26 años, debería ser escuchado con cautela. Si a estas alturas promete que resolverá los problemas no resueltos por amigos y correligionarios con los que tendrá que trabajar codo a codo, no lo hará ni en 4 ni en 6 ni en otros 20 años más. Asimismo, candidatos actualmente en ejercicio, que estén repostulando a un tercer período para un cargo de elección popular definitivamente no son una buena opción. Siempre es saludable el tiraje de chimenea. Por otra parte, los candidatos que prometen solucionar todos sus problemas y que además prometen solucionar los problemas de grupos de interés que se contraponen al suyo deséchelos inmediatamente.
Marcelo Saavedra Pérez
Erradicación de la pobreza
Se considera en situación de pobreza a aquellos hogares cuyos ingresos son inferiores al mínimo establecido para satisfacer las necesidades básicas de sus miembros, y en situación de pobreza extrema a aquellos hogares cuyos ingresos son inferiores incluso a sus necesidades de alimentación. En nuestro País el total de pobreza multidimensional (que evalúa acceso a Salud, Educación, Vivienda, Trabajo y Redes, Casen 2015) alcanza 3.547.184 lo que representan un 20,9% de la población. Según la Casen, aproximadamente 1 de cada 4 niños nace en la pobreza y cerca de 600 mil mayores de 15 años no trabajan ni estudian, constituyendo el grupo de los llamados "Ninis". Esta diferencia en los grupos etarios como en la territorialidad de la pobreza, da cuenta de la necesidad de contar con políticas públicas dinámicas que promuevan la cohesión social y la integración entre los distintos actores presentes en un territorio. La evidencia ha demostrado que existe una clara relación entre disminución de la pobreza y aumento del crecimiento económico.
Hoy la política pública debe enfocarse en una efectiva descentralización para reducir la segregación y exclusión. Es importante que no prevalezca una noción asistencialista, sino que todo esfuerzo se conduzca a reconocer, valorar y potenciar las capacidades de personas que buscan una oportunidad.
Erradicar la pobreza es el comienzo de una sociedad más justa, no podemos situarla bajo de otros intereses que aunque legítimos, carecen de la urgencia con la que cuentan miles de familias.
Por Marcelo Sánchez, gerente general de la Fundación San Carlos de Maipo