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200 pacientes esperan trasplante de córnea

LLAMADO. El Club de Leones instó a que las familias de donantes comprendan la importancia de esta intervención que le ha devuelto la vista a 150 personas.
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Camilo Garrido

Brenda Carrasco tenía 18 años cuando comenzó con graves problemas a la vista. Su condición se llamaba queratocono, en la que la córnea de su ojo izquierdo se encontraba deforme.

La temuquense vivió una vida de malos diagnósticos e innumerables lentes de contacto que corregían temporalmente su situación la que, con el tiempo, derivaba en consecuencias devastadoras para su visión. "Me sentí mal, empecé a llorar y llorar sin saber por qué, en todo este proceso yo cambié muchas veces mi lente de contacto (...) tengo un ojo tan deformado que no me pueden ni hacer un lente de contacto, entonces no me quedó otra que sacármelos y para mí era como quedar ciega", relató la mujer.

Debió cumplir los 50 años y cambiar dos veces de oftalmólogo para que recientemente, a muy poco de perder la vista de forma definitiva, pudiera someterse a la cirugía que le cambió la vida: un trasplante de córnea.

Brenda es uno de los 10 pacientes que han sido beneficiados entre 2015 y 2016 por este tipo de operaciones, pero que al cruzar la línea de peligro para su salud deja atrás a más de 200 pacientes que engrosan la lista de espera para recibir un nuevo tejido córneo.

Los problemas ópticos que suelen terminar en un trasplante pueden ser procedentes del propio organismo, como los glaucomas, cataratas, distrofias, entre otras; también pueden ser enfermedades infecciosas que terminan en una queratitis (inflamación de la córnea) o puede ser incluso un accidente, que termine en un trauma corneal. Los motivos son muy variados pero, como lo exponen los profesionales de la salud, las opciones de solución son escasas e insuficientes para la demanda actual.

Donación

La única forma de conseguir córneas para estas intervenciones quirúrgicas es donándolas. Actualmente, la institución que apadrina este tipo de programas es el Club de Leones, el cual administra el Banco de Córneas del Hospital Hernán Henríquez Aravena.

"(Desde 1923) una de las misiones de nuestra organización ha sido la vista y todo lo que tiene que ver con esto. Una de las principales tareas es el trasplante de córneas, en lo que nuestro club ha sido pionero en el sur", indicó Miguel Ángel León, presidente del Club de Leones Antumalal.

Sin embargo, los pacientes de esta lista de espera enfrentan un complicado conflicto: el rechazo de los familiares de los donantes, una situación que comenzó a gestarse desde el 2010, cuando se aprobó la Ley de Trasplantes número 19.451.

El médico oftalmólogo y docente de la Universidad de La Frontera, Sergio Echeverría, asegura que tras la implementación de esta legislación hubo una crisis en la cantidad de donantes, ya que pasaron de tener 25 cirugías al año, a sólo cuatro.

"(Con la nueva ley) todos somos donantes a menos que hubiésemos manifestado nuestra voluntad de no serlo, con una excepción, de que si la persona no había manifestado esa voluntad, los familiares y cercanos también podían hacer la excepción y oponerse a eso", explicó el profesional.

Echeverría contó que entre los familiares del donante "pensaban en forma injusta que probablemente la donación era un motivo, tal vez, para que sus deudos fueran maltratados, de alguna manera".

Cifras

Desde 1995, el año en que se realizó el primer trasplante de córnea en Temuco, hasta la fecha se han realizado 150 operaciones, como lo indicó el médico. Sin embargo, dice que la realidad podría ser diferente de difundir las bondades de ser donante.

"En 2011, en la ciudad fallecieron y fueron posibles donantes 1.300 personas. De esas, calificaban para ser donantes -porque tienen criterios de inclusión y exclusión- alrededor de 250 personas", dijo el oftalmólogo Echeverría, quien asegura que el número equivale a 500 córneas, aunque "sacando el porcentaje de exclusión final sobre el estado físico de las córneas, probablemente íbamos a tener unas 300. Resulta que ese año obtuvimos solo cuatro", se lamentó.

A falta de este órgano ocular, los organismos de Salud del Gobierno -considerando la lista de espera- deben importarlas de otro país, aunque esta tarea tiene un alto costo. El sólo hecho de importarlas, por términos de transporte, el cobro es de 1.200 dólares (cerca de 785 mil pesos chilenos), a lo que se agregan otros 400 dólares (261 mil pesos chilenos). Este último monto, según explica el médico oftalmólogo, corresponde sólo a impuestos. "Curiosamente, este ítem está catalogado como bien de consumo", explicó.

Cabe destacar que todo costo respecto a esta intervención lo asume hoy el Ministerio de Salud.

Campaña

En el Club de Leones concuerdan en que existe un conocimiento erróneo respecto al procedimiento quirúrgico de este tipo de trasplante, lo que influye en el temor a que los familiares fallecidos y considerados donantes impidan la donación. "Se suele pensar que esto significa que quedan sin los ojos, o que quedan con un agujero, pero eso no es así, es sólo una tela, una membrana que se trasplanta", indicó Miguel Ángel León.

La operación consiste en el recorte de la córnea del paciente afectado y la misma operación, muy similar, en el ojo del donante, una tarea que no daña la estructura en su conjunto del globo ocular.

Finalmente, en el paciente se suturan los bordes de la nueva córnea con el ojo al que le fue removido su propia córnea y, posteriormente, se deja sanar. Un año más tarde, la intervención se vuelve casi imperceptible.

Por eso la institución apunta a un cambio de mentalidad, porque insiste en que los recursos están, sólo faltan voluntades. El acuerdo entre donante y sus familiares es crucial, más aún considerando que el tiempo de extracción de este tejido córneo debe ser entre 6 y 12 horas después del fallecimiento del donante.

"No se toma mientras está vivo, jamás, solo fallecidos, por muerte cerebral o fallecidos absolutos, pero tiene que ser entre 6 a 12 horas después de fallecido. Después, no sirve", afirmó el oftalmólogo, quien asegura que el crecimiento de pacientes en espera es mayor que el de soluciones. "Para poder reducir esta lista de espera necesitaríamos por lo menos hacer 50 trasplantes al año", comentó.