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Miles de personas visitaron a sus familiares en el día de Todos los Santos

ASISTENCIA. La lluvia y el frío no fueron impedimentos para que en esta fecha las personas cumplieran con la tradición de reencontrarse con sus seres queridos que ya han partido.
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Carolina Nahuelpi Álvarez

El colorido y la belleza de las flores ayer vivieron su máximo esplendor en los distintos cementerios de la Región durante lo que va del año. Ello porque fueron miles las personas que, manteniendo la tradición religiosa y afectiva, visitaron las sepulturas donde yacen sus seres queridos en el día de Todos los Santos, dejando en ellas distintos arreglos florales.

Ni la lluvia ni las bajas temperaturas fueron impedimento para este simbólico reencuentro, que para muchos constituye una verdadera instancia para conectarse con aquellos cercanos que ya han partido.

Es es el caso de Sergio Núñez, quien asegura que cada vez que visita la sepultura familiar siente "una tranquilidad, un relajo". Por esta razón, acude hasta el Cementerio General cada vez que puede, en compañía de su esposa.

"Tengo la fortuna de vivir cerca, así que vengo dos veces a la semana (...). Además, siento que le he tomado sentido a la muerte y hoy soy muy amigo de ella. Soy una persona muy cristiana, muy desprendida y siento que estoy entregado totalmente", manifiesta el hombre de 76 años, mientras adorna la tumba donde se encuentran un hijo (que murió a los días de vida), cinco hermanos, su padre y su madre. La pérdida de esta última, afirma, ha sido su mayor dolor.

"A pesar de que pasó hace 40 años, ha sido lo más difícil. Ella murió en un accidente automovilístico en bus, cerca de Victoria y yo iba a su lado", recuerda con aquella tranquilidad que, generalmente, brinda la fe en Dios.

Desde la lejanía

Desde que dejó la ciudad de Osorno, Paulina Negrón visita cada 1 de noviembre el Cementerio General de la capital regional para encender una vela en recuerdo de todos sus familiares y afectos que yacen en la lejanía.

"Siempre vengo a poner velitas a la Cruz Mayor porque tengo a mis seres queridos lejos y se me complica más viajar. Así siento que me conecto un poco con ellos", cuenta Paulina.

Manifiesta que la pena es un sentimiento con el que vive luego de que su madre muriera, hace 28 años, pero con visible emoción también asegura que está tranquila. "Venir a rendirle un homenaje cada año es algo que me alegra y reconforta", señala.

Ésta es una tradición que Paulina vive habitualmente en familia -en esta ocasión la acompañaron su esposo y una de sus nietas-, al igual que Aníbal Soto.

"Siempre en esta fecha vengo con mi esposa y mi hija, porque creo que es importante también inculcar la importancia de visitar a quienes ya nos han dejado. A pesar de que no están con nosotros, uno los sigue queriendo", indica Aníbal.

Recuerda que a pesar de que su padre murió hace mucho tiempo, en la década de los ochenta, ésta es la partida que más le ha impactado en su vida. "Mi papá murió a los 52 años y yo era muy joven, entonces me afectó mucho su ausencia", sostiene.

En la ocasión también aprovechó de visitar las sepulturas de su madre -que falleció hace alrededor de tres años- sus abuelos y sus tíos. "Uno se siente bien al venir y manifestar, de algún modo, el cariño que sigue sintiendo por ellos", añade.

LA PENA

A pesar de que en la gran mayoría de los visitantes existe cierta aceptación frente a las partidas -actitud que generalmente se adopta luego de vivir las etapas de duelo- también hubo personas que mostraron su dolor en las sepulturas.

Evelyn Parada cuenta que en su caso la pena es algo reciente y muy presente, pues hace un año murió su hermana y hace algunos meses le siguió su padre.

"Hay mucho dolor y pena en estos días. Toda pérdida es dolorosa, pero las que son sorpresivas lo son mucho más", expresa.

Según relata, fueron sólo seis meses los que transcurrieron entre el diagnóstico (de un virus que no fue detectado a tiempo) y la muerte de su hermana, desenlace que fue totalmente inesperado por su entorno.

"Aunque está la pena muy presente, el venir acá me hace sentir más cerca de ella y de mis padres", agrega Evelyn, quien acudió junto a su familia.

Si bien la mayor parte de quienes conmemoraron este día de Todos los Santos son personas adultas, algunos jóvenes también llegaron hasta los parques cementerios.

Uno de ellos fue Mario Álvarez (24), quien desde Perquenco visitó a su suegro fallecido hace un par de años, acompañando a su polola Natalia. "Creo que es importante recordar a quienes se han ido, sobre todo en esta fecha que es tan importante", señala el joven.

Cabe destacar que desde los parques cementerios informaron que la asistencia aumentó en relación a años anteriores, porque las visitas se extendieron a los cuatro días del fin de semana largo.