Poderes del Estado
Chile está de luto: murió la independencia de los poderes del Estado. Desde hace poco más de 10 días hemos visto como la izquierda dura, la misma que defiende a Maduro y los Castro, que conversa con las Farc y justifica la violencia para conseguir sus fines ideológicos; de manera sistemática se dedicó a presionar al Poder Ejecutivo y al Poder Judicial para que se cambiara la medida cautelar de prisión preventiva que pesaba sobre Francisca Linconao.
La señora Linconao está acusada de participar de un delito gravísimo, en el marco de la Ley Antiterrorista. El show mediático montado por ella al hacer huelga de hambre voluntaria y la comparsa formada por dirigentes del PC, diputados del mundo de la extrema izquierda, los alcaldes de Renaico y Valparaíso, el Indh y la presidenta de la CUT fue alineada y ordenada, logrando su objetivo: doblarle la mano al Poder Judicial. Todo con la anuencia e influencia del Gobierno, que decidió cambiar de bando y sentarse a la mesa de la Defensa. Esta pésima señal pone la lápida a todos los discursos y mesas pro paz y justicia promovidas por el Gobierno, pues queda claro que son sólo palabras, sin real intención.
Pobre Araucanía, pobre Chile…
M. Gloria Naveillán, secretaria ejecutiva Agricultores de Victoria-Malleco A.G.
Mesa de diálogo
En el día de ayer ha concluido el trabajo de la Mesa de Diálogo presidida por monseñor Héctor Vargas.
Algunos actores sociales han criticado la iniciativa cuestionando la representatividad de los integrantes de la instancia, otros han puesto en duda los aportes efectivos que puedan surgir de este espacio para lograr la anhelada paz social y un sector ha reaccionado con violencia y han transformado a las iglesias y sus autoridades en blanco de ataques incendiarios o descalificaciones.
Creo y practico la sana y necesaria separación entre los asuntos de Estado y los eclesiales, respeto la diversidad de credos y soy contrario a cualquier supremacía de la fe o de una institución religiosa sobre asuntos públicos.
Pero no hay que confundir materias de Estado con el interés general de la comunidad que constituye una tarea a la que están convocados todos los ciudadanos e instituciones de la sociedad. En La Araucanía y en cualquier conflicto el diálogo es una herramienta esencial para construir soluciones de largo plazo, proceso que en esta ocasión ha sido liderado por el obispo de Temuco. La decisión de involucrarse ha tenido riesgos y costos, por ello hay que valorar su voluntad asumir esta tarea.
Desde el mundo político debemos actuar con humildad y reconocer el fracaso que ha tenido el Estado y todas sus instituciones en la construcción de una relación armónica con el pueblo mapuche, basada en el respeto a sus derechos humanos, individuales y colectivos.
Valorar el rol de la autoridad religiosa en este proceso en nada disminuye el rol y responsabilidad que tiene el Estado en la solución del conflicto. Nuestra Región protagoniza uno de los procesos más complejos y dramáticos que enfrenta la sociedad chilena, marcado por la violencia, el despojo, la discriminación y el racismo, por lo tanto, bienvenidas sean todas las iniciativas que buscan contribuir a la paz social.
Por último no debemos olvidar, que cada instancia de diálogo no es el inicio ni el término del largo camino hacia la paz social; constituyen un espacio para encontrarse con los otros, donde se converge y reconocen las diferencias y su respecto y aceptación demandan flexibilidad y apertura de razón y espíritu para escuchar e incorporar propuestas y visiones distintas a la de cada cual, incluso contrarias a los valores o creencias personales, pero que requieren ser reconocidas, consideradas y valoradas para lograr un diálogo fructífero y con legitimidad que contribuya a la construcción de acuerdos y permita avanzar en la resolución de un conflicto que tiene quebrantada la convivencia y el alma de la Región de la Araucanía.
Eugenio Tuma, senador
Decisión precipitada
Supuestos expertos nos avisan que 10.000 hectáreas de suelos agrícolas de la Región Metropolitana se declararán urbanos.
Se olvidan los expertos que esos suelos están bajo el clima mediterráneo que es el clima más escaso del planeta (sólo el 2,7%) y que es el vergel del mundo pues la cantidad de horas de luz y diferencias de temperatura entre el día y la noche, son lo que permiten producir uvas, peras, ciruelas, nectarines, duraznos, cerezas y todos los alimentos más preciados en el mundo entero.
Muchos saben los millonarios recursos que gastan países ricos - de climas fríos y templados - intentando adaptar sus variedades de frutas para que logren madurar y tener buena calidad. Sin embargo, los chilenos nos daremos el gusto de despreciar lo que la naturaleza nos ha regalado, enterrando bajo cemento el equivalente a toda la superficie de frutales de La Araucanía.
Y ojo ... para siempre.
René Araneda Amigo, ingeniero agrónomo, concejal de Temuco