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ENTREVISTA. marcoS muñOz, SEGUNDO COMANDANTE CUERPO DE BOMBEROs FREIRE:

"No me siento satisfecho, me hubiese gustado estar más tiempo en el Biobío"

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Después de casi cinco días peleando las llamas en la Región del Biobío, la delegación de 42 voluntarios de bomberos de Pucón, Toltén, Loncoche, Teodoro Schmidt, Freire y Gorbea que viajó a la zona de catástrofe, retornó el domingo pasado a La Araucanía.

Marcos Muñoz, segundo comandante del Cuerpo de Bomberos de Freire que estuvo a cargo del grupo que trabajó en las cercanías de la localidad de Florida en el Biobío, se refirió a la experiencia y labor de bomberos en los incendios.

-¿Cuáles son las condiciones de Florida?

-Es más bosque, pero el problema es que están muy cercanos a la población. Se formaron batallones de cuatro unidades cada uno y obviamente tenía que andar siempre una unidad o bombero guía por la zona geográfica que no conocíamos. Y son localidades muy apartadas de la ciudad, entonces para llegar a algunos sectores era lejos y el camino no era el más adecuado.

-¿Presenció alguna situación de peligro?

-La prioridad era en lo posible salvar viviendas y evacuar. Estuvimos en una situación, que creo fue la más terrible, de un lugar que se llama Copiulemu. El fuego estaba a aproximadamente 500 metros de la población, combustionó el cerro y bosque completo y hubo que evacuar a toda la población. Fueron pocas las casas que se quemaron, unas siete u ocho, pudiendo haber pasado lo de Santa Olga.

-¿Los voluntarios pasaron alguna necesidad?

-No, de hecho, antes de viajar para acá le dimos las gracias a las personas que más pudimos. La gente salía a la calle, nos ofrecían agua, alimentación, de todo. Donde estuvimos en Florida había dos señoras, dueñas de restaurantes que cerraron los locales y cocinaban exclusivamente para bomberos. Hubo noches en que a las cuatro de la mañana llegábamos a comer allí y estaba el personal esperándonos para atendernos.

-¿Cuál es su evaluación del trabajo realizado?

-Allá se nos aconsejaba en las charlas de la mañana antes de salir que había que actuar con la mente fría, sin corazón. Pero es imposible hacerlo, hay que ser empático. Ver personas que lloran por su casa, niños que lloran por sus papás que no vuelven del cerro, uno no puede ser indolente ante esa situación. Y en lo personal, no me siento satisfecho completamente, me hubiese gustado estar más tiempo en el Biobío para ayudar a la gente.