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LOs Innovadores emprendimientos se toman el verano en LA Costanera de Villarrica

SECTOR. Los jóvenes apuestan por ofrecer creativos servicios en un espacio que es ampliamente concurrido en la comuna lacustre.
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Cecilia Paiva

Alejados de la venta de gastronomía típica, muchos emprendedores se han instalado en las inmediaciones de la Costanera de Villarrica con innovadores servicios que buscan conquistar a los turistas que por estos días visitan la zona lacustre.

Comida

Uno de ellos es "Habemmus Choclo", un local que ofrece este alimento veraniego acompañado de distintos tipos de mantequilla: natural, con ajo, merkén y/o albahaca.

"La idea la trajo mi amigo Matías Zanetti, desde Brasil, quien vio que allá vendían choclos en la playa y le pareció una idea bastante innovadora. Hace cinco años se instaló con un carrito en la Costanera, y hace tres años lo hizo con un local. A la gente la agrada bastante comer un choclo acá porque es sano e innovador. Vienen bastantes personas a diario a comer", sostuvo Álvaro Lagos, vendedor del local.

A lo anterior, agrega que "gente que viene de otros lados de Chile, del norte principalmente, nos ha comentado que venden choclos en cooler, pero no es lo mismo que estar instalado con mesas en donde puedan estar con su familia compartiendo un producto calentito y agregarle variados tipos de mantequilla".

Por mil pesos, las personas pueden comprar el tradicional alimento de verano desde el mediodía hasta la 1 de la madrugada.

Fotografía

A sólo metros de allí, en donde comienza la playa artificial, está otro emprendimiento que desde enero se roba las miradas de muchos turistas.

Se trata de un puesto, atendido por dos jóvenes oriundos de Villarrica, que ofrece el servicio de venta de calendarios personalizados. Su trabajo consiste en fotografiar a turistas con el volcán y lago de fondo, para luego imprimir dicha imagen en tamaño grande y full HD, para luego adherir hojas de calendario.

De este modo, los visitantes a la zona se convierten en protagonistas de su material y tienen un recuerdo durante todo el año de su paso por la ciudad lacustre.

"La calidad es de estudio fotográfico. Tomamos 4 o 5 fotos y el cliente puede elegir cuál quiere, y si no le gusta, podemos tomar otras. Además, la ventaja es que la entrega es sólo dos minutos después de haber tomado la fotografía, pues contamos con tres impresoras de alta gama dispuestas para dar una atención rápida", precisa Víctor Loncochino, el joven tras la idea.

Con su innovadora propuesta, el fotógrafo de profesión ha logrado cautivar a los turistas, y cada día vende alrededor de 150 calendarios, a 2 por $5.000 y 1 por $3.000.

Escultura

Frente a Víctor labora Juan Alvear, quien desde hace una semana aproximadamente trabaja junto a un maestro esculpiendo en madera. "Primer año que se da esta oportunidad y al maestro lo llamaron exclusivamente para que venga a esculpir. Tenemos delfines, leones, una terraza y diversos productos en raulí, laurel y otras maderas típicas de la zona. Hay tablas para picar carne a 10 mil, o una terraza tallada en madera a un millón 200 mil pesos, conversable. Es caro, pero son trabajos originales que no van a encontrar en otra parte", sostiene el hombre que trabaja in situ, frente a los posibles compradores.

Con respecto a la recepción de las personas que circulan por el lugar, concluye que "la gente está alucinada y también se toman muchas fotos con las esculturas que están en venta. Lo que más compran son tablas y algunos toros y delfines tallados. En general, hay bastantes consultas y también pueden mandar a hacer productos a pedido".

Los productos de los emprendedores podrán encontrarse al menos hasta el 28 de febrero en la Costanera.