Rodrigo Zamorano C.
Un juicio abreviado entregó la primera condena para uno de los seis imputados por la Fiscalía como los responsables de la colocación de una bomba de alto poder de destrucción en la cárcel de Temuco, hecho acontecido el 15 de enero de 2016.
Se trata de Viviana Quidel Colimán, la mujer que facilitó su casa para la fabricación de la bomba y quien además fue acusada por proveer la caja de zapatos donde fueron colocados los cartuchos de explosivo.
Quidel Colimán aceptó los cargos imputados por la Fiscalía de Alta Complejidad (Fiac) y arriesga hasta de 3 años y 1 día de cárcel tras haber sido acusada por el Ministerio Público por el delito de armado de la bomba, en calidad de cómplice. La sentencia se leerá mañana en el tribunal de Temuco.
Para el resto de los imputados, la Fiac pide penas de cárcel que llegan a los 15 años de presidio mayor en su grado medio, ellos son: Samuel Nahuelpán Bravo, Mario Roa Zapata, Cristian Chávez Sandoval y Abner Caro Contreras, todos acusados como autores del delito de colocación de artefacto explosivo. Asimismo, se presentó acusación en contra de Cristian Meriño Martínez por el delito de armado de artefacto explosivo, para lo que la Fiscalía pide 6 años de presidio.
JUICIO
De acuerdo a lo señalado por la Fiac, se espera que la audiencia de preparación del juicio oral sea el 18 de abril. Allí, el ente persecutor presentará evidencia contundente que liga a los cinco restantes imputados con la colocación de la bomba. La Fiscalía llevará 33 testigos al estrado y 17 peritos que participaron en la investigación.
El fiscal regional, Cristian Paredes, mostró satisfacción por la investigación que lideró la Fiac en conjunto con Carabineros y señaló que "logramos esclarecer un delito que provocó alarma pública, un delito de gravedad; tenemos la certeza que obtendremos una sentencia condenatoria en calidad de autores en contra de los principales imputados en breve plazo".
Paredes además destacó que el desarrollo de la investigación, que culminó con seis imputados, "se inició a partir de pequeños indicios como lo fue un código de barras encontrado en una caja al interior de la bomba y en base a pequeñas imágenes de la marca, modelo y uno de los dígitos de su patente".
El jefe del Ministerio Público además sostuvo que el resultado de la investigación ayudó a descartar tempranas hipótesis que vinculaban la instalación de la bomba con el conflicto en la Región. "Se logró establecer cuál era la motivación de este delito, que no era otro que propiciar la fuga de alguno de los delincuentes, disipando cualquier otra especulación que en su momento se elucubró", señaló Paredes.
DESTRUCCIÓN TOTAL
Dentro de los antecedentes que contiene la carpeta investigativa sobresale un elemento que revela el alto poder destructivo de la bomba instalada en los muros de la cárcel. Según detalla el escrito, personal especializado del ejército de Chile concluyó que la explosión pudo perforar con facilidad una pared de al menos 45 centímetros y provocar daños colaterales directos en un radio mínimo de 37,92 metros, hecho de la mayor gravedad porque el inmueble más cercano a la cárcel se encontraba a sólo a 15 metros de distancia.
Fuentes allegadas a la investigación además indicaron que la detonación podría haber ocasionado lesiones graves e incluso la muerte a personal de Gendarmería, internos del cárcel o a personas que se encontraran alrededor de la bomba por su efecto rompedor, onda de choque y proyección de esquirlas al espacio.
UNA FUGA
La investigación que llevó adelante el Ministerio Público además estableció que los imputados por la colocación de la bomba intentaron a mediados del 2015 realizar un primer intento de fuga desde el interior de la cárcel de Temuco. Para ello utilizaron a un funcionario de Gendarmería como "correo humano". Plan que se vio frustrado por la detención del gendarme, quien fue sorprendido ingresando elementos prohibidos al penal.
Finalmente los internos decidieron utilizar el explosivo disponible del plan original en un nuevo intento de fuga. Así, se comunicaron con un imputado que había salido de la cárcel para confeccionar una bomba que sería instalada en la cárcel. La idea era destruir el muro de la cárcel, en el área del gimnasio, para posteriormente darse a la fuga en un auto que los esperaba. El plan se llevó a cabo la mañana del 15 de enero de 2016 con la instalación de una poderosa bomba que felizmente, para la comunidad, no logró estallar.
"La motivación de este delito no era otra que propiciar la fuga de alguno de los delincuentes".
Cristian Paredes,, fiscal regional"